La economía está en un tobogán y no se ve el piso

Cuando el Indec difundió que la actividad económica se había derrumbado en junio 6,7%, se entendió por qué Mauricio Macri le había dicho antes a una radio santafesina que “seguramente todo este proceso de los cuadernos genera todavía más razones para que se profundice la recesión”

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Antes de conocerse ese dato, después del cierre del mercado cambiario, la declaración del Presidente parecía en línea con el reportaje que le concedió el domingo pasado a la CNN en el que pronosticó que la economía caería "cerca del 1 por ciento".

Pero sabiendo ahora que la economía cayó 6,7% en junio, que acumula un retroceso de 0,6% en el primer semestre, y que es muy poco probable que la situación mejore en la segunda mitad del año, se entiende que  la profundización de la recesión de la que habló Macri ayer estaba referida a lo que él mismo había dicho apenas cuatro días antes.

Si el pronóstico del domingo quedó desactualizado ayer, qué decir del 0,4% de crecimiento que figura en el acuerdo con el FMI que se firmó hace apenas dos meses.

La caída es impactante, pero no tiene nada de sorpresiva. Con el consumo deprimido por la caída del poder adquisitivo de asalariados, jubilados y beneficiarios de los programas sociales; con la exportación estancada, con la inversión anémica y con un fuerte ajuste fiscal en marcha, no podía esperarse otra cosa que una severa recesión.

La caída es impactante, pero no tiene nada de sorpresiva

Por supuesto que la sequía tuvo un impacto importante, que se refleja en el descenso del orden del 30% interanual que tuvo el sector agropecuario en cada uno de los meses del segundo trimestre.

La recesión es generalizada

En junio la actividad comercial retrocedió 8,4%; la construcción tuvo un número negativo luego de quince meses de alza; la industria bajó 7,5%; y el sector Transporte y Comunicaciones descendió 6,1 por ciento.

Si junio hubiese sido un piso, el año cerraría con una caída en la actividad muy superior al 1%, "profundizando" la recesión que Mauricio Macri vaticinó el domingo. Pero no hay razón alguna para descartar que el número final del año sea aún peor.

Las previsiones de los economistas

Ayer hasta tarde las consultoras estaban recalculando sus pronósticos:

Marina Dal Poggetto, EcoGo, estaba corrigiendo hacia abajo el 1,1% negativo de su última estimación.

Emmanuel Álvarez Agis, PxQ, hundía el número más allá del 2% de baja.

Martín Alfie, Radar, dijo que sus primeras estimaciones indicaban que si el nivel de actividad de junio se mantiene hasta diciembre, un supuesto optimista, el año terminaría con un menos 1,8 por ciento.

La inestabilidad financiera agrega pesimismo. A pesar de la enorme devaluación acumulada, el dólar sigue teniendo más demanda que oferta; y a pesar de que el Gobierno ha dado sobradas muestras con palabras y hechos de que su prioridad absoluta es reducir el déficit fiscal y cumplir esa meta comprometida con el Fondo, hay crecientes dudas sobre la solvencia para hacer frente a los pagos de la deuda externa.

Un claro indicador de esto último es el aumento del Índice de Riesgo País, es decir de la sobretasa que tiene que pagar el gobierno para tomar deuda por encima de lo que rinde un bono del Tesoro de Estados Unidos. Ese indicador está actualmente rondando los 700 puntos básicos (significa que la tasa de interés para la Argentina es 7 puntos porcentuales más alta que la del bono estadounidense), que es el nivel que tenía el Riesgo País a principio de 2001. Una comparación que inquieta.

Un claro indicador de esto último es el aumento del Índice de Riesgo País, es decir de la sobretasa que tiene que pagar el gobierno para tomar deuda por encima de lo que rinde un bono del Tesoro de Estados Unidos

La evolución del Índice de Riesgo País muestra lo fulminante que fue el deterioro de la confianza sobre la economía argentina de los grandes operadores financieros: en octubre del año pasado estaba en 340 puntos, que fue el mínimo de los últimos diez años. Desde entonces se duplicó.

La política económica está en un laberinto

El ajuste fiscal que aplica el Gobierno para cumplir con el Fondo y recuperar la confianza del capital financiero se combina con tasas de interés exorbitantes que intentan ponerle algún freno al dólar, y esa combinación agudiza la recesión, complica la situación política del gobierno, sin lograr ninguno de los dos objetivos.

Es cierto como dijo Mauricio Macri ayer que el Gloriagate no ayuda. En los últimos días han llegado al país auditores de algunos de los bancos internacionales que operan en la Argentina y que tienen como clientes a varios de los involucrados en el caso para analizar los riesgos y evaluar si han quedado en offside con el cumplimiento de las normas legales que rigen en sus casas matrices. Mientras tanto, una parte del crédito ha quedado en suspenso y algunos proyectos demorados.

Una parte del crédito ha quedado en suspenso y algunos proyectos demorados

Mientras el escándalo de corrupción escala día a día, la economía viene cayendo por un tobogán y todavía tiene recorrido hasta tocar un piso que por ahora no está a la vista.

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