La actividad física al aire libre es salud. Para los corredores, además, es una forma de vida. Y dentro del mundo de los runners las carreras son los eventos que arman el calendario, motivan, organizan, ponen metas. Pasó un año sin carreras masivas en la calle. Prácticamente sin eventos masivos en Sudamérica. Pero la ciudad de Mendoza dio un paso adelante y organizó su ya tradicional 21 Km y, en la misma mañana, un 10 Km. Corredores locales y visitantes convivieron bajo un claro protocolo para darle más seguridad a un evento al aire libre. Un camino que muchas ciudades empezaron a imitar. Meses atrás comenzaron también las carreras de trail, es decir en la naturaleza, pero esos son eventos menos masivos y con otras necesidades.
Las carreras de calle son eventos deportivos para corredores profesionales pero principalmente para los aficionados. La media de Mendoza tuvo gran nivel en competidores de elite, pero la mayoría fuimos felices aficionados con muchas ganas de volver a las carreras. La única cosa más emocionante que una largada es una llegada, son cosas que todos extrañábamos mucho. Bastaba ver a la gente para darse cuenta de la energía que todos llevaban.
Sin embargo, un evento en este primer trimestre del 2020 no podía estar ajeno a la realidad. Darle luz verde a la competencia fue un acto digno de aplauso, pero tampoco es que se hizo de espaldas a la pandemia. Para empezar el cupo fue limitado, poniendo como límites 2500 corredores, un número alto, pero mucho menor a, por ejemplo, la media maratón de Buenos Aires que está cerca de los 20.000. La entrega de kits (es decir el número de corredor, el chip, la remera y otros elementos) se entregó en un espacio al aire libre. No hubo amontonamientos ni problemas de logística.
El día de la carrera todos sabíamos que debíamos llevar barbijo o cuello (un buff, es el término común) que nos tapara boca y nariz. Solo hasta la largada y después de la llegada. Los corrales para largar tenían un cupo, para evitar el tumulto. Cuando se llegaba a un número, se abría el siguiente. Pocas veces en todos estos años vi una largada menos amontonada. La gente entendió el valor de lo que tenía enfrente y lo respetó. También se tomó la temperatura antes de entrar a los corrales. Por supuesto los corredores de élite estaban en el inicio, ya que ellos van por el podio y el premio en dinero. Una vez terminada la carrera, todos con barbijo nuevamente, abandonaban la zona y se retiraban. Aunque había suficiente gente para que se viviera el espíritu de la carrera, la idea era despejar el lugar y se hizo.
Ahora hablemos de la carrera. De esa mañana donde llegó la incomparable sensación de la cuenta regresiva. Cuando uno ya hizo todo y solo queda esperar esos segundos finales antes de la largada. Para mí, era la primera competencia en Argentina en 14 meses. La primera media maratón en 18 meses. Nunca, desde que empecé a correr, había tenido intervalos tan largos dentro de las carreras locales. En noviembre del 2020 había competido en Las Vegas, Nevada, en un maratón. Allí también supe que era posible volver a las carreras.
Aunque suene paradójico, largar fue como llegar a casa. Sentirse de nuevo dentro del mundo que uno ha elegido y con el que es feliz. Correr es mucho más que un hobby, correr es una forma de vida y las carreras son los espacios alrededor de los cuales un corredor arma su año. Correr es sano para la mente y el cuerpo. Yo estaba conmovido, imagino que los demás corredores también.
El retorno a las competencias es emocionante y a la vez desafiante. Los 21 Km de Mendoza no son fáciles. Hay muchas subidas y bajadas y, para quien no es local, el desnivel se siente. Tocó una mañana calurosa y húmeda, incluso por encima de lo esperado. La hidratación fue ordenada y el público, que nunca se agolpó, estuvo presente para alentar, eso también se extrañaba. Los visitantes disfrutamos del recorrido, todos sabemos que siempre es hermoso recorrer una ciudad. Lo que cuesta vale y poner el cuerpo en una carrera fue una dura prueba para ver cómo estábamos. El número de runners que perdieron estado en este año es incalculable, como tampoco sabremos nunca cuántos perdieron la motivación. Por otro lado, para ser más optimistas, muchos se animaron a empezar en este 2021.
21 km no es una distancia sencilla, no es para principiantes, pero justamente por eso genera mucha emoción llegar a la meta. Cuando faltaba un kilómetro para terminar, ya se escuchaba la música y al locutor que animaba el evento. Esa sensación no se parece a nada. Es el momento en el que el arco está cada vez más cerca. Una emoción enorme que nos pone la piel de gallina. Correr siempre es eso, pero volver a correr luego de un año es algo que tiene un significado extra. A la emoción de la tarea cumplida se le suma la sincera humildad que despertó este año tan difícil. Me sentí feliz al cruzar la meta, lo mismo que le ocurrió a todos los que corrieron. La carrera del regreso tendrá siempre un lugar especial en la memoria y en el corazón. Para mi fue la media maratón de Mendoza, para otros será otra carrera. De corazón les deseo a todos los corredores que esa carrera llegue pronto.
*Santiago García es maratonista, autor de los libros “Aprender a correr y Correr para vivir, vivir para correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre
Video: Thomas Khazki / Edición de video: Emmanuel Gomez /Fotos: Nico Verdugo
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