La región española de grandes vinos y paisajes espectaculares que fascina a José Andrés: “Es absolutamente sobrecogedor”

El cocinero asturiano José Andrés, gran defensor de la gastronomía española en su país de acogida, Estados Unidos, siente predilección por los vinos de nuestra tierra, tanto que no duda en llevarlos más allá del charco siempre que se le presenta la ocasión. El Albariño y el Jerez son dos de sus debilidades, pero existen otras variedades por las que el cocinero siente auténtica pasión. En una de sus últimas entregas de Longer Tables, una newsletter dedicada a sus recetas y productos preferidos, el chef ha dedicado una auténtica carta de amor a una región en concreto y a su especial denominación de origen: el Priorat.

A pesar de ser una de las comarcas más pequeñas de Cataluña, su nombre se asocia a uno de los mejores vinos de toda España. La comarca del Priorat, en la provincia de Tarragona, es tierra de cooperativas agrícolas y de vinos ‘heroicos’, también de otros productos agrícolas, de paisajes espectaculares y pequeños pueblos rurales llenos de encanto.

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La Denominación de Origen Calificada Priorat abarca una pequeña región montañosa situada en la provincia de Tarragona, a poco más de 20 kilómetros del Mediterráneo. Esta zona vinícola está delimitada por el macizo de la sierra de Montsant por el norte, por la sierra de La Figuera en poniente, la sierra de Molló por el levante y el surco del río Siurana por el sur. Esta mezcla de accidentes geográficos resulta en una zona llena de valles y pequeñas planicies, una zona marcada por laderas empinadas y por terrazas en las que la vid crece produciendo una de las uvas más deliciosas de la zona. El suelo, explica el cocinero, es muy rocoso y de pizarra, lo que lo hace perfecto para el cultivo de la vid. “Es absolutamente sobrecogedor”, asegura José Andrés hablando de este paisaje único.

Las inmejorables condiciones que caracterizan al Priorat explican por qué en la zona se elaboran vinos desde hace más de 800 años. Los primeros en aprovecharlas fueron los monjes cartujos, que, en el siglo XII, se establecieron al pie de la sierra de Montsant y comenzaron a elaborar vinos para uso propio. Poco a poco, el delicioso sabor de sus caldos hizo que se popularizaran, hasta que, llegado el siglo XIX, el Priorat quedó poblado completamente de viña.

La zona del Priorat es famosa por su “viticultura heroica”. La geografía accidentada de la zona implica que los viñedos estén “colgados” en pendientes escarpadas, lo cual requiere técnicas especiales de cultivo y una gran dedicación por parte de los agricultores. Esta situación geográfica hace que el cultivo de la vid sea un proceso complejo, exigente y costoso. Además, la producción de uvas en el Priorat es baja en comparación con otras zonas vitícolas, aunque esto no evita que las cepas de esta región produzcan una uva excepcional. Los viticultores del Priorat convierten estas uvas en vinos deliciosos, conocidos mundialmente por su carácter distintivo y su extraordinaria complejidad.

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El 90% de la producción vinícola en la DOQ Priorat es de tintos, aunque existen también variedades de blanco. Los vinos, especialmente los tintos, son densos y destacan por el color granate oscuro. “Suave, aterciopelado, sedoso y casi un poco ahumado”, describe José Andrés. El terroir se plasma en la intensidad del sabor, que varía según la bodega, la plantación, el año y la variedad de la uva utilizada. “Si nunca ha probado un Priorat, ¿cómo describirlo? Se puede saborear el sol absorbido por las empinadas laderas en terrazas… se puede oler el singular suelo de pizarra… casi se puede oír el mar Mediterráneo a lo lejos”, describe el cocinero.

Pero los vinos del Priorat tienen otra particularidad más. El 4 de septiembre de 2009, el Consejo Regulador aprobó formalmente la indicación “Vino de la Villa” (“Vi de la Vila” en catalán) para los vinos de Villa del Priorat, un sistema por categorías que, afirma Andrés, “garantiza la calidad de los vinos procedentes del Priorat”. Esta designación profundiza en el concepto del vino de pueblo, similar a los términos “village” o “commune” en francés, y reconoce las diferencias distintivas entre los vinos elaborados en diferentes municipios del Priorat. Con la aprobación de este sistema, España otorgaba por primera vez un reconocimiento legal a los municipios en la etiqueta de los vinos, y no solo a denominaciones genéricas o subzonas.

Para establecer estas subzonas vinícolas, se evaluaron variables geográficas, ambientales, climáticas, vitivinícolas, sociales, históricas y económicas. Esta evaluación permite anclar la producción vitivinícola en las raíces culturales y sociales de cada población, demostrando que las diferencias sociodemográficas de las distintas poblaciones dentro de la DOCa Priorat van más allá de los límites administrativos existentes.

Actualmente, doce pueblos están incluidos en la categoría Vi de Vila, permitiendo que solo 46 vinos puedan llevar esta designación en su etiqueta. El reglamento estipula que, para ser considerado un vino “Vi de Vila”, todas las uvas utilizadas deben proceder directamente de viñedos situados en el mismo pueblo. Las villas que conforman la DOCa Priorat son: Bellmunt, Gratallops, el Lloar, la Morera, Porrera, Poboleda, Escaladei, Torroja, la Vilella Alta, la Vilella Baixa y las zonas de Masos de Falset y les Solanes del Molar.