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La pareja y el running son un tema delicado que merece ser pensado una y otra vez, subestimarlo ha llevado a no pocos conflictos. Las parejas van de matrimonios a noviazgos y entre estos dos tipos de unión, todas las variables posibles.
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El gran tema es si ambos integrantes de la pareja corren o si uno solo de los dos lo hace. Si se conocieron así, o si la condición runner apareció después. Como sea, el vínculo existe y hay que resolver cómo actuar de la mejor forma posible.
En el best seller “I Run, Therefore I Am –STILL Nuts!” (“Corro, luego existo – e ¡igual de loco!”) su autor Bob Schwartz ensaya una comparación entre el running y el matrimonio que apunta a detalles bastante interesantes. La idea que sostiene es que ambas cosas coinciden, como casi todo en esta vida, en que uno puede amar y desear algo o a alguien, pero sin un trabajo constante a largo plazo, ninguna de las dos cosas puede durar.
En la pareja el vínculo es muy íntimo, como también es el misterio que se asoma entre esas dos personas que están tan juntas. La pareja es una construcción entre dos personas. Y estas dos subjetividades no tienen por qué compartir absolutamente todo.
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Cada ser humano tiene un universo interior que puede permanecer como un absoluto misterio incluso para la persona más cercana. Pero por esa grieta, por ese punto ciego de las relaciones, es que muchas veces dejamos crecer fantasmas y angustias. Cuando una persona empieza a correr, llega a su vida algo completamente nuevo.
Entonces la construcción que tiene junto a esa otra persona, su pareja, inevitablemente se altera. En el caso de que esa otra persona no corra, ésta verá el running primero, como algo positivo, pero en muchos casos, y con el correr de los meses, puede que lo vea como una amenaza. Y los conflictos empiezan, y no son conflictos que deban ser ignorados.
Una pareja runner ideal es aquella en la que ambos corren y muchas veces entrenan las mismas carreras y viajan con los mismos objetivos. A veces esto no es posible por nivel de entrenamiento y genética, por lo que suele ser ideal participar de eventos donde haya más de una distancia y cada uno pueda participar de la que más le guste.
No hay nada como el abrazo de la persona amada en la línea de llegada o unos metros después de haber recibido la medalla. Compartir una pasión une a las personas de una manera que pocas cosas lo hacen. Tener una pareja que haga ese recorrido es algo maravilloso que permite crecer y aprender en paralelo.
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Volviendo al libro citado, un trabajo de años tan complejo pero tan hermoso como lo es convertirse en un verdadero runner. Muchas parejas se han conocido en un running team o compartiendo cosas de running en las redes sociales.
Cuando sólo uno corre, es importante la transparencia. Dejando de lado los celos patológicos, que suelen ver en el running, los running teams y los viajes como una amenaza total absoluta, suelen surgir muchas situaciones de tensión. Inseguridades varias, sensación de quedar desplazado por este deporte que tanto amamos. Hay varias formas de solucionar esto, pero hay dos herramientas fundamentales para que la pareja no se rompa por culpa del running.
Lo primero que tiene que hacerse con respecto al running, en caso de que uno solo de los dos sea o se haya vuelto corredor, es compartir la pasión por el running. Cuando digo compartir no me refiero a gritar, saltar y mostrarle medallas al otro, sino más bien a hacerle entender la verdad que hay detrás de nuestro amor por correr, qué efecto produce en nosotros y, sobre cualquier otra cosa, cuán importante es el running en nuestra vida.
Si la pareja es nueva y ya corríamos antes de conocerla, esto debe ser explicado y contado desde el primer instante. Cualquier ambigüedad con respecto a lo que sentimos por el running se convertirá, más tarde o más temprano, en un conflicto.
Seamos claros, digamos lo que sentimos y lo que nos pasa, en serio. Si la pareja es nuestra pareja de años y de golpe descubrimos el running, entonces la necesidad de explicar todo debería ser aún más eficaz. Esa otra persona nos conoce, solo resta que conozca lo que produce en nosotros el running. Seamos claros, seamos sinceros. Si la otra persona no lo entiende y nos pide que dejemos de correr, simplemente volvamos a explicárselo.
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Si el discurso se transforma en: ‘El running o yo’, entonces yo aconsejaría revisar seriamente el futuro de esa pareja. Si hemos sido claros, no pueden ponernos entre la espada y la pared. Jamás.
Si lo hacen, esas personas que nos aman están actuando mal, y no tenemos por qué negociar con ellos. Esto no se aplica sólo al running, es para todas las cosas que nos hacen felices de forma genuina y sin hacerle daño a nadie.
Es cierto que lo dicho hasta acá puede parecer un poco tajante, pero ésa ha sido mi experiencia y la de los que me rodean. Si aman correr, no permitan que nadie se los quite, ni siquiera la persona que tenemos al lado, pero sean claros con respecto a cuánto les importa correr. Nuestro deber como corredores no es solo hablar claro, sino también ser coherentes con la libertad que exigimos. Si un corredor pide comprensión para los entrenamientos, las carreras, los viajes y demás actividades vinculadas con el running, entonces debemos ser justos, y ceder en otros aspectos. No hay que ser egoístas, hay que saber que si la vida nos ha dejado encontrar el running, no debemos ser desagradecidos. Pensemos en el espacio y en la vida del otro.
Los corredores si queremos conservar todo el espacio del running, debemos entender que hay que ceder en todos los demás aspectos. Es lo justo. Una pareja es amor, es deseo, pero también es mucho trabajo y un proyecto en común. Que nada del mundo del running sea hecho a escondidas de nuestra pareja, que la puerta del running esté abierta e integre a nuestra pareja. No hace falta pretender que nuestra pareja tenga que pertenecer al running si no corre, pero sí a la vida social que ronda al running, nunca hay que darle la espalda. Hay que negociar, pero no es una cuestión política, es un genuino acto de amor. Una pareja formada por dos personas felices es, en todos los aspectos y sin duda, una mejor pareja.
*Santiago García es maratonista, autor de los libros “Correr para vivir, vivir para correr” y “Volver a correr”. Completó la Six World Marathon Majors dos veces. En Instagram: @sangarciacorre.
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