Caballito: lo condenaron a prisión perpetua por planificar el crimen de su suegro para ocultar una estafa

La víctima era un empresario español, asesinado en enero. El cómplice del asesino sigue prófugo

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Santiago Corona, de 35 años, fue condenado en un juicio oral a la pena de prisión perpetua por haber matado a su suegro, Roberto Fernández Montes, un empresario español asesinado el 21 de enero pasado en su departamento del barrio porteño de Caballito. La sentencia fue dictada por el Tribunal Oral Criminal (TOC) porteño N° 5, integrado por los jueces Fátima Ruiz López, Adrián Pérez Lance y Rafael Oliden. Raúl Fernández Torres (51), un carnicero de origen paraguayo, también fue hallado culpable del hecho, aunque aún permanece prófugo.

El suegro tenía dos hijas y era viudo. Fue asesinado en su departamento, ubicado en Aranguren 36, el 21 de enero pasado después de las 12. La investigación pudo determinar que el móvil del crimen fue tratar de ocultar una estafa a Mini Vial, la empresa de Fernández Montes. Al parecer, Corona se quedó con unos $700 mil que casi llevan al empresario a la quiebra. Esto trajo como consecuencia que a mediados de mayo de 2016 lo separara de la compañía y le pidiera la restitución de las llaves de su casa. Cuando descubrieron esa maniobra, la tensión creció en la familia. Y Corona temió que su suegro lo denunciara.

La clave de la investigación fueron los videos de las cámaras del edificio, ya que los asesinos quedaron grabados cuando manipulaban el cadáver envuelto en sábanas y lo llevaban hasta el baúl del auto estacionado en el garaje. El auto apareció incendiado en Esteban Echeverría, mientras que el cadáver calcinado fue hallado al día siguiente en Cañuelas. Por el estado de los restos carbonizados, los expertos del Cuerpo Médico Forense (CMF) no pudieron determinar la mecánica del crimen.

También se determinó que el carnicero llegó al edificio a las 9:05, pocos minutos después de la salida de la víctima. Ingresó por la cochera y subió por la escalera hasta el 5° piso. Después esperó la llegada de Corona y cometieron el crimen.

Tal como había solicitado en su alegato el fiscal Juan Fernández Buzzi y los abogados querellantes, Corona fue condenado como coautor de un homicidio agravado por alevosía. "Lo planearon, lo pensaron y lo hicieron", dijo el fiscal Buzzi en su alegato del pasado 1 de diciembre. Antes de la lectura del veredicto, Corona tuvo la oportunidad de decir sus últimas palabras ante los jueces. "Señores jueces, quiero decir que no tengo absolutamente nada que ver con la muerte de mi suegro, nunca quise que le pasara nada malo, me declaro inocente", dijo Corona, quien luego fue insultado por una amiga de una de las dos hijas de la víctima.

Según María del Carmen, pareja de la víctima desde hacía 13 años, el día del crimen, Corona llegó hasta el edificio de Caballito con una falsa preocupación y se sumó a la búsqueda del español. "Este individuo, esta mala persona, aparece con la hija (mayor de la víctima) como si no hubiese pasado nada. Nos decía: 'Cálmense, estén tranquilas', y a mí me dijo: 'Maru, seguime con tu auto que hacemos el camino hasta el galpón'" de la empresa familiar, dedicada a las excavaciones en obras de construcción.

El abogado Alejandro González Nava, quien representa a Giselle Fernández, la menor de las hijas del empresario, afirmó que en el juicio quedó "claramente plasmado" que Corona era "un siniestro asesino". Señaló que "el móvil fue claramente económico" y que "el crimen perfecto no existe, y menos aún ejecutado con tanta torpeza".

Por su parte, los abogados Matías Morla e Ignacio de Franco, que representan a Natalia Fernández, la hija mayor de la víctima y esposa de Corona al momento del hecho, solicitaron que a la acusación se añada el agravante "por codicia", algo que finalmente no sucedió.

El defensor particular de Corona, Rubén Ruidíaz, alegó que los acusadores están "equivocados", ya que, según él, "no existen pruebas que acrediten la presencia" de su asistido en el departamento donde ocurrió el crimen.

"Estuve casada con un monstruo. Fue un gran simulador", sostuvo Natalia después del fallo. "Tengo muchísimo miedo porque hay un prófugo y otro que está libre. Yo no sé si pueden volver a hacer algo por dinero. Todo lo que viví fue una pesadilla, tuve tanto miedo que dejaba preparada la ropa de los chicos por si me tenía que escapar, pasé el verano sin abrir las ventanas y hasta revisaba atrás de la cortina del baño para asegurarme de que no hubiera nadie escondido. Tenía fobia, porque eso es lo que le hicieron a mi papá, se escondieron en su casa y lo sorprendieron", sostuvo la mujer.

El asesino (Télam)
El asesino (Télam)