
Pese a que el presidente electo sacó una muy temprana ventaja electoral en las PASO, el 11 de agosto, y ratificó el resultado positivo el 27 de octubre, y desde entonces desaprobó con crudeza la gestión del presidente Mauricio Macri, dejó para último momento el armado final de su gabinete de ministros, pero no dio pistas concretas sobre su política, más allá que, como su predecesor, la preocupación por abatir el hambre, como sinónimo de reducir al mínimo la pobreza.
De ahí que en tiempos de balance de cierre de año, y en el caso de Cambiemos de fin de su ciclo de gobierno, y de trazar expectativas para el nuevo año Infobae entrevistó por vía telefónica a Claudio Loser, economista argentino, que tiene residencia en Washington, -donde tiene familiares y su oficina en Centennial Group América Latina- aunque con fuertes vínculos en Mendoza; y que conoce muy bien las políticas del Fondo Monetario, por su larga experiencia como ex director del FMI para el Hemisferio Occidental (1994-2002), quien dio su visión de la herencia que recibirá el presidente electo, y alertó sobre los riesgos de desaciertos iniciales en la política económica del Frente de Todos.
- El Gobierno de Mauricio Macri termina la gestión con una economía en receso, alta inflación, control de cambios y por ahora default selectivo ¿Qué grados de libertad cree que tendrá el próximo presidente de los argentinos para reactivar el consumo y la producción de modo inmediato?
- Hay que aclarar que la economía está comenzando a recuperarse, con una situación fiscal muy razonable, comparado con el fin del gobierno anterior y el principio del de Mauricio Macri. La inflación es un problema y tendrá que trabajarse mucho con política monetaria fuerte y un acuerdo global de gobierno, empresarios y trabajadores para parar la indexación de la economía. Aunque no lo reconoce, Alberto Fernández hereda una situación en la que habrá recuperación lenta pero real, y con niveles de reservas moderadamente buenos. El control de cambios es lamentable, pero podrá reducirse cuando se llegue a un acuerdo sobre la deuda. Lo que no se puede dar es la fantasía de política expansiva interna, y con ello capacidad de pagar las deudas.
- ¿Sería un buen comienzo relajar la política monetaria y fiscal para impulsar la actividad, a partir de aumentos de impuestos a las exportaciones; a la riqueza; y no pagar los intereses de la deuda pública?
- Evidentemente una política expansiva aumentará la actividad, pero a la larga se perderá el efecto debido a que iría a precios e importaciones. Si estas se controlan y se ponen más restricciones a los movimientos de capitales todo irá a inflación, exacerbada por una política monetaria también expansiva. Por cierto, que un aumento de impuestos cerrará la brecha, pero también el gasto total, y caerá el ahorro y con ello la inversión, y nuevamente el crecimiento sostenido. No pagar intereses da espacio inmediato, pero crea serios problemas externos, que harán muy difícil la relación con el mundo externo.

- ¿Cuál cree que sería el mejor camino para revertir dos años en recesión, con claras perspectivas para un tercero en 2020, por factores de arrastre del último trimestre?
- Más allá de los problemas de medición, lo más probable es que comience a crecer lentamente la economía de todos modos. Al reducirse el ritmo del ajuste fiscal -por ejemplo, una corrección adicional de 1% del PBI en el período o algo menos-, ya se lograría impulsar la economía sin peligro de colapso a mediano plazo. Si se quiere apurar el crecimiento, el impacto sería de muy corto plazo.
- ¿Ve posible una negociación exitosa con los acreedores privados para reperfilar la deuda sin un acuerdo previo con el FMI?
- Sería una muy mala idea. Si el gobierno trabaja junto al FMI, su poder de negociación sería mayor, aunque esta visión es contraria al mito que el FMI defiende a los acreedores.
- ¿Qué escenario internacional enfrentará el próximo gobierno en materia comercial, será un activo en el plan de reactivación, o con negociación larga del reperfilamiento de la deuda y control de cambios, se transformará en un pasivo que lleve a concentrar los esfuerzos en el mercado interno?
- La economía internacional jugará en contra de la Argentina y los países emergentes. Los EE.UU. experimentan ahora una fuerte desaceleración, debido a la guerra comercial con China y otros países, y el fin del impulso de reducción de impuestos. China está creciendo menos. Europa está siendo afectada por sus propios problemas y el impacto de una China menos dinámica además del Brexit. Japón no despega; y la India (la quinta economía más grande del mundo) enfrenta problemas. Los mercados financieros están sobredimensionados en términos de crédito. En América Latina, el crecimiento de Brasil es mediocre, el del resto de Sudamérica, solo ligeramente mejor, y el de México es desilusionante. El control de cambios e incumplimiento de deuda tampoco ayudan. Con estos vientos en contra, el esfuerzo de estímulo interno será, en el mejor de los casos, limitado.
- El ministro Hernán Lacunza dijo que el Gobierno deja cimientos más sólidos que en 2015 para iniciar un ciclo de crecimiento ¿comparte esa visión?
- Aun con errores cometidos (principalmente, una expansión de corto plazo con financiamiento externo), deja una situación mucho mejor que la anterior a 2016, donde el ahorro interno y la inversión cayeron precipitosamente. Durante el gobierno de Cristina Kirchner, los argentinos se comieron las joyas de la familia y por ello terminaron más pobres, aunque no lo muestre la estadística.
- Si bien los precios relativos entre tarifas, tipo de cambio, salario real y tasas de intereses pareciera que no llegan con las distorsiones y condicionamientos que tenían 4 años atrás, ¿Cuánto cree que una mejor relación trabará una salida rápida la recesión?
- El ajuste de precios relativos fue doloroso y posiblemente muy mal “vendido” al público, pero todo ello ha llevado a que los precios sean realistas y que no haya subsidios e impuestos cruzados que reduzcan la productividad y el potencial de crecimiento real. El curso por seguir ahora es mejorar el gasto, y dirigir la ayuda a los más pobres y menos incluidos en la sociedad, a la educación y a la inversión. La Argentina tiene recurso limitados y si se apoya solo el consumo, el país no puede crecer en forma sostenida.

- ¿Cómo evalúa la herencia que Alberto Fernández recibirá del gobierno de Mauricio Macri, respecto de la que Cambiemos recibió de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner?
- Tal como lo indico más arriba, el país está mejor, aunque con una recesión moderada. La recesión de 2001-2 fue de lejos la peor desde la segunda guerra mundial, pero los argentinos parecemos haber olvidado el caos de entonces y que la recesión reciente se agravo con el efecto de una sequía muy significativa. La recesión de 2009 y en parte la del 2014 fueron comparables a ésta, pero fueron encubiertas, ayudadas por datos estadísticos manipulados y el espacio dado por no pagar la deuda.
Alberto Fernández tiene que quejarse por razones políticas, pero recibe un país ciertamente endeudado, pero en mejor posición que la 2015. El gran éxito de Cristina de Kirchner fue que gobernó en un período de precios de las exportaciones en casi continuo aumento, y luego una fuerte política expansiva, que no podía durar.
- ¿Una reflexión final?
- El drama económico de la Argentina es que creemos que tenemos un país más rico de lo que realmente es, aun cuando el potencial es enorme. Años de crisis sistemáticas internas, siempre atribuidas a fuerzas externas, como el FMI, y los países avanzados, han colocado al país muy por detrás de sus pares, moderadamente próspero, pero no más de eso, además perdiendo terreno. Aunque todo está coloreado por la política, no ahorramos ni invertimos lo suficiente para despegar como los argentinos podríamos, pero no nos ponemos de acuerdo en hacerlo.
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