El Banco Central busca recuperar la certidumbre y bajar la inflación para evitar una tercera turbulencia cambiaria

En un informe de consistencia de la política monetaria se destaca que las altas tasas de interés son efectivas para estabilizar los precios. En el organismo sostienen que la recesión es previa al endurecimiento de la liquidez de pesos

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La nueva autoridad monetaria puso el norte en el objetivo de bajar la inflación, para luego poder promover el empleo y el desarrollo económico
La nueva autoridad monetaria puso el norte en el objetivo de bajar la inflación, para luego poder promover el empleo y el desarrollo económico

Por segundo día consecutivo el Banco Central volvió a subir la tasa de las Letras de Liquidez para absorber excedentes monetarios de las entidades financieras, y también por segundo día disminuyó el tipo de cambio de pesos por dólar. Acumuló la baja más marcada en ese mini período en 15 años.

Si bien entre los empresarios, y también muchos economistas de la oposición, cuestionan el fuerte endurecimiento de la política monetaria que llevó a que las tasas de mercado para el crédito ascendiera a un rango piso del 70% anual, y más del 90% para las pymes, en el Banco Central sostienen que "las medidas son las más adecuadas para devolver certidumbre a los agentes económicos e inversores y revertir la aceleración de la inflación".

Las medidas son las más adecuadas para devolver certidumbre a los agentes económicos e inversores y revertir la aceleración de la inflación

Aseguran que la recesión tiene otro origen

Si bien se culpa a las altas tasas de interés el inicio de la recesión, la fuente consultada por Infobae mostró su convicción de que "ese fenómeno es anterior".  Y agregó: "De lo contrario, se corre el riesgo de caer en una tercera turbulencia cambiaria, con costos notablemente mayores a los observados entre fines de abril y agosto; primero, y entre ese último mes y mediados de septiembre, después, cuando se logró encaminar el Acuerdo II con el FMI".

Y destacan, "sabemos que lss altas tasas de interés es un instrumento de corto plazo, pero también sabemos de muchos empresarios que nos dicen que si produjera otra crisis cambiaria no la podrían soportar y deberían cerrar.

Eso es lo que desde el inicio de la semana desde el nuevo presidente del Banco Central, Guido Sandleris, hasta su vice primero, Gustavo Cañonero, y vice segunda, Verónica Rappoport, buscaron transmitir primero a los máximos banqueros de la city, desde las entidades oficiales y privadas nacionales, hasta la extranjera; y luego a encumbrados economistas de las principales consultoras del país, y también a inversores locales e internacionales.

Sandleris con representantes de Abapra, bancos oficiales, (BCRA)
Sandleris con representantes de Abapra, bancos oficiales, (BCRA)

Lo hicieron a través de la presentación de la consistencia del nuevo programa y la experiencia obtenida con las subastas diarias de dólares entre junio y septiembre; en un escenario en el que no sólo las tasas de interés y el tipo de cambio son más altos, y el excedente de pesos notablemente menor; sino también con un notable refuerzo del financiamiento del Fondo Monetario Internacional, el fin de las transferencias al Tesoro, y el compromiso de alcanzar el déficit fiscal cero antes del pago de intereses, a fin del año próximo.

Cae la compra de dólares para ahorro e importaciones

Al respecto, aseguran que ya "en los dos primeros días de octubre se redujo la compra de dólares para ahorro de unos 120  a 150 millones promedio diario entre julio y septiembre, a menos de 20 millones ahora; mientras que la demanda de los importadores para pagos de operaciones en efectivo cayó de una media de USD 150 millones diario entre julio y septiembre, a sólo USD 50 millones ahora, es la mitad de lo que se va a subastar, en caso de que la divisa intentara romper el techo de no intervención, de 44 pesos".

En los dos primeros días de octubre se redujo la compra de dólares para ahorro de unos 120 a 150 millones promedio diario entre julio y septiembre, a menos de 20 millones ahora

La línea argumental es que "el mercado empieza a observar que a diferencia de los meses anteriores, ahora la asistencia del FMI, cuyo segundo desembolso se espera para algún momento de la segunda quincena de este mes, por USD 6.720 millones, ahora cubre también eventuales necesidades de financiamiento de próximos vencimientos de deuda interna en pesos; que el desarme de las Lebac en poder de bancos se está volcando a las Letras del Tesoro (Letes)".

Y si bien entre los empresarios se cuestiona el impacto recesivo de las medidas monetarias, en el Central sostienen, por el contrario, que "la recesión que está empezando nada tiene que ver con eso, sino que fue la crisis cambiaria que la exacerbó, primero entre abril y junio; luego entre junio y septiembre".

Pero además resaltan, frente a las críticas sobre el inicio de una reducción del financiamiento a las empresas, que "la suba de los encajes bancarios, que en un mes posibilitar retirar del mercado unos $160.000 millones, provinieron de excedentes de las entidades, porque por la recesión se contrajo la demanda de crédito, de modo que con esa medida lo que se hizo fue quitarle 'negocios' a los bancos".

La suba de los encajes bancarios, que en un mes posibilitar retirar del mercado unos $160.000 millones, provinieron de excedentes de las entidades, porque por la recesión se contrajo la demanda de crédito

Bajo esa convicción es que sostienen en el ente rector de la política monetaria, que tiene como objetivo primordial "promover la estabilidad de precios, financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social", que su primera preocupación y ocupación por "evitar que ocurra una tercera turbulencia cambiaria porque el costo sería notablemente mayor que la recesión actual. Eso se logrará con altas tasas altas de interés".

Una vez estabilizado el mercado cambiario y se recupere la certidumbre en los mercados, se asegura que la política del BCRA podrá dar el paso a una política monetaria menos contractiva, menores tasas de interés y avanzar con medidas consistentes que lleve a la reducción de la inflación del 44% actual, al 23% a fin de 2019, como asume el proyecto de Presupuesto 2019.

El objetivo parece claro y convincente, pero no son pocos los economistas que consideran que el camino que eligió ahora la autoridad monetaria es demasiado exigente, y genera dudas sobre el grado de tolerancia por parte de la economía en su conjunto, máxime si demora la aprobación de un Presupuesto 2019 que se propuso déficit 0% de PBI antes del pago de intereses; y si Brasil, luego de las elecciones no logra extender el horizonte comercial con su mayor socio en el Mercosur.

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