Pedro Castillo: El profesor desconocido e inexperto que llegó con un sombrero a la presidencia del Perú

Cómo un maestro de escuela, rondero y agricultor se convirtió en presidente del Bicentenario y qué pasará en 2022 con su gestión.

Compartir
Compartir articulo
El 28 de julio, Pedro Castillo asumió la Presidencia de la República en el Bicentenario de la Independencia del Perú.
| Foto: Agencia Andina
El 28 de julio, Pedro Castillo asumió la Presidencia de la República en el Bicentenario de la Independencia del Perú. | Foto: Agencia Andina

Por: Carlos Espinoza | @HCarlosespinoza

Cuando en diciembre de 2020, a cuatro meses de las elecciones, le preguntaron por qué candidato de izquierda votaría en una eventual segunda vuelta entre Marco Arana y Verónika Mendoza, Pedro Castillo respondió: “es que no van a llegar. “Pero usted tiene 0,001% de intención de voto ¿cómo va a ser?”, insistió el entrevistador. “(...) Esas son las encuestas de los que tienen dinero, nosotros tenemos al pueblo”, contestó el entonces poco conocido aspirante a la presidencia.

En abril, para la primera vuelta, fue el candidato con más votos de 18 postulantes y se colocó seis puntos por encima de Keiko Fujimori, a quien finalmente derrotó en junio, por un margen muy ajustado. Así, el 28 de julio, un hombre con sombrero y poca experiencia en política se convirtió en el presidente de un país que cumplía 200 años de república y buscaba salir de la crisis por la pandemia.

¿Cómo se produjo este fenómeno?, ¿cuáles fueron sus causas y qué futuro le espera a Castillo? son algunas preguntas que se propuso responder el libro El profe: Cómo Pedro Castillo se convirtió en presidente del Perú y qué pasará a continuación, un conjunto de artículos publicado por el IEP en setiembre de 2021, y de donde extraemos algunas respuestas.

DE PROFESOR SINDICALISTA A CANDIDATO

Pedro Castillo es hijo de agricultores y miembro, desde la adolescencia, de las rondas campesinas de Chota. Estudió en un instituto pedagógico público en Cajamarca e inició su carrera magisterial en 1995. Antes de las elecciones, las pocas referencias que la mayor parte de votantes podía tener sobre él era su participación en la huelga de profesores de 2017 como dirigente sindical del Sute-Conare. Mucho menos recordada es su candidatura, en 2002, a la alcaldía del distrito de Anguia, en Chota, por el partido Perú Posible, en el cual militó durante 10 años.

Ser campesino, rondero y profesor son todas identidades positivas y valoradas en aquellas regiones donde ha tenido gran votación”, sugiere el artículo “Al maestro con cariño (y cautela)” de Natalia González y Macarena Moscoso.

Pedro Castillo lideró la huelga magisterial del 2017. | Foto: Agencia Andina
Pedro Castillo lideró la huelga magisterial del 2017. | Foto: Agencia Andina

Con ese capital simbólico, Castillo inició su candidatura a la presidencia con Perú Libre (partido de “izquierda rural”), ganando votos en el interior del país, sobre todo en la zona sur, donde opciones como Verónika Mendoza (“izquierda urbana”) y Yonhy Lescano comenzaron a perder terreno frente a un personaje que los votantes de esos lugares lo consideraron más afín.

De esa forma, recién una semana antes de la primera vuelta, el profesor del sombrero apareció en las encuestas en el quinto lugar y terminaría ascendiendo hasta quedar primero en la última semana.

En el artículo “El provinciano redentor. Crónica de una elección no anunciada”, de Raúl Asensio, se menciona al azar como un factor importante que posibilitó que Castillo pase a la segunda vuelta.

La pandemia hizo que las campañas sean “frías”, sin posibilidad de hacer grandes mítines que la calienten. Los postulantes no llegaban a consolidarse. “Las encuestas de febrero y marzo mostraron una montaña rusa de candidatos que subían y bajaban”. Solo hubo breves “olas de popularidad” que favorecieron, por momentos, a Yonhy Lescano, López Aliaga y Hernando de Soto y que hacían que otros asciendan y desciendan. “Quienes parecían descartados en una encuesta podían despuntar en la siguiente. Su extremada fragilidad y las nulas posibilidades de hacer campaña por medios tradicionales hacía que los postulantes fueran muy vulnerables a los ataques”, señala Raúl Asensio.

La penúltima ola de popularidad empujó a Keiko Fujimori y la última ola, cuando ya estaba prohibido publicar encuestas, colocó a Castillo en el primer lugar: dos candidatos opuestos que, al pasar a segunda vuelta, provocaron que la campaña pase de ser una elección fría a una de las “más reñidas y tensas de la historia peruana reciente”.

Paolo Sosa-Villagarcía, uno de los autores del libro a quien entrevistamos, resalta que la llegada de Pedro Castillo al poder “no es producto de una amplia movilización social o un giro a la izquierda” como ocurrió en Bolivia, con Evo Morales, y en Venezuela, con Hugo Chávez, sino producto del azar y un contexto de crisis política generada por las élites gobernantes del 2016 en adelante, con vacancias y renuncias que nos dejaron cuatro presidentes en cinco años.

GANAR A PESAR DE

La segunda vuelta del 2021 “se concentró entre candidatos populistas y antisistema de izquierda y derecha”, advierten Gabriela Camacho y Paolo Sosa-Villagarcía en “Una democracia asediada por su élite”.

Castillo inició esa parte de la campaña con más de 10 puntos sobre Keiko Fujimori. A medida que el apoyo de distintos sectores de la sociedad se iba adhiriendo a uno de los dos candidatos y la contienda se iba radicalizando, la distancia comenzó a acortarse.

Keiko Fujimori recibió el apoyo de la élite limeña conservadora, gremios empresariales, grandes estudios de abogados limeños y algunos medios de comunicación, con los que Castillo comenzó a distanciarse y dar cada vez menos declaraciones.

La polarización de posiciones ideológicas fue más marcada entre las divisiones derecha-izquierda, urbano-rural, antifujimorismo-anticomunismo; aunque, Raúl Asensio, destaca que “la fisura regionalismo/centralismo es (...) mucho más importante que la diferencia entre izquierda y derecha, dicotomía a la que muchas veces se superpone de manera casi automática”.

Semanas previas a las elecciones, la ofensiva se intensificó. Los opositores a Castillo buscaron vincularlo a Sendero Luminoso, una acusación considerada “terruqueo” por parte de quienes lo respaldaban. La medida pareció tener éxito en Lima, donde Keiko Fujimori sacó ventaja; pero no en la mayor parte de provincias, donde Castillo arrasó. El artículo “Al maestro con cariño (y cautela)” sugiere que esto no habría pasado en el interior del país por la imagen de rondero que se tenía del candidato de Perú Libre.

Acusar a un rondero de terruco da risa. ¿Quién les va a creer a los periodistas? Los ronderos lucharon contra Sendero”, manifestó una profesora entrevistada para el ensayo de Natalia González y Macarena Moscoso.

Pese a la gran campaña “anticomunista”, Keiko Fujimori no logró alcanzar a Pedro Castillo y perdió por 0.25 % (44 263 votos). Sin embargo, acabada las elecciones, comenzó un no reconocimiento de los resultados por parte de los opositores al electo presidente, quienes alegaron “fraude en mesa” o buscaron que no se oficialice a un ganador al impugnar todas las actas posibles con el apoyo de grandes estudios de abogados.

Un grupo de personas participa en una protesta contra el comunismo y el nuevo gobierno de Pedro Castillo. | Reuters: Sebastian Castaneda
Un grupo de personas participa en una protesta contra el comunismo y el nuevo gobierno de Pedro Castillo. | Reuters: Sebastian Castaneda

Este periodo, que aún no parece concluir, estaría caracterizado, según Gabriela Camacho y Paolo Sosa-Villagarcía, por un comportamiento irresponsable de la élite política” que fuerza “mecanismos democráticos para dañar la propia democracia”.

¿CÓMO GOBIERNA CASTILLO?

La improvisación y el desconocimiento de qué se puede hacer desde el gobierno se han convertido en características de Pedro Castillo como presidente, quien en más de una ocasión ha anunciado medidas que no ha podido cumplir, como afirmar que no gobernará desde Palacio; dar un plazo de 72 horas para que los “delincuentes extranjeros” salgan del país; o autorizar la intervención de las FF. AA. en apoyo a la Policía para combatir la delincuencia.

A esto se suma un primer gabinete que se armó sobre la marcha, buscando contentar a las distintas facciones de Perú Libre y al resto de políticos de izquierda o antifujimoristas que le habían dado su apoyo durante la segunda vuelta. Así, los ministros de Economía y de Justicia recién se animaron a jurar al cargo el 30 de julio. Además, diversos cuestionamientos y amenazas de censura por parte del Congreso han obligado a Castillo a cambiar a 11 ministros y a un secretario general de Palacio en solo cinco meses de gestión, un reflejo de malas decisiones y de su débil poder como presidente.

Sin embargo, Paolo Sosa-Villagarcía cree que dentro de esas limitaciones “hay algunos manejes del presidente que llevan a pensar (...) que hay un espacio para repensar y corregir algunas cosas como el gabinete”. De hecho, sostiene que Castillo pudo mantener por un tiempo más a Guido Bellido como premier, pero “asume que hay un costo y toma una buena decisión al cambiarlo”. Así, su gestión deja de posicionarse como el gobierno que ataca a la oposición con un primer ministro como Bellido, mucho más confrontacional, a más bien ser algo que les acomoda mejor a los presidentes en la crisis que hemos visto en los últimos cinco años, que es ser el gobierno que se defiende de una oposición intransigente.

Mirtha Vásquez asumió la presidencia del consejo de ministros el 6 de octubre en reemplazo de Guido Bellido. | Foto: Agencia Andina
Mirtha Vásquez asumió la presidencia del consejo de ministros el 6 de octubre en reemplazo de Guido Bellido. | Foto: Agencia Andina

Además, Castillo ha intentado aplicar algunas políticas de la agenda de izquierda buscando disminuir la desigualdad social con la democratización de la salud y la masiva aplicación de vacunas contra el COVID-19; el inicio de una llamada “segunda reforma agraria” para apoyar a agricultores de provincias; y la entrega de bonos focalizados.

Pese a ello, ha rechazado siempre afirmarse como comunista y pretendería alejarse del ideario marxista-leninista de Perú Libre. Esto ha llevado a que su expremier, Guido Bellido, considere que “su práctica no corresponde a una formación política de izquierda, sino a un nivel sindicalista básico”.

Sosa-Villagarcía define a Castillo como “un político local y un movilizador de la calle, un operador político. Nunca fue un gran líder nacional. Esa imagen se construye luego de las movilizaciones de los maestros (2017). Ese es su espacio de acción política: como representante de intereses particulares y corporativos a un nivel local. Es lo que ha tratado de trasladar a la arena política nacional, pero eso no funciona, porque cuando eres un operador o un ‘brocker’, estás representando a un sector de la población frente a otro. Quizá eso se ve reflejado en cómo, durante los primeros meses, parecía el presidente de Fenate y no el presidente de la república”.

¿CONCLUIRÁ SU MANDATO?

Gabriela Camacho y Paolo Sosa-Villagarcía, en su artículo “Una democracia asediada por su élite” terminado a fines de julio, auguraban dos futuros antagónicos para la gestión de Pedro Castillo: que “el gobierno sea tan inestable que caiga en el primer año; o un gobierno que concentre disimuladamente el poder mientras todos están demasiado ocupados tratando de luchar contra las fuerzas antidemocráticas de la derecha”.

Tras cinco meses de gestión con numerosos errores, denuncias, cuestionamientos y un intento fallido de vacancia por parte del Congreso, la primera opción parece mucho más cercana que la segunda.

Como hemos visto que van las cosas, este intento fallido de vacancia no va a ser el último. Claramente, en la agenda de la oposición está continuar con eso. El problema es que estamos en un punto en el cual, mientras tengas los votos, lo demás no importa, las causas y las motivaciones detrás de la vacancia son materia de interpretación. Los aliados que han ayudado al Gobierno en esta primera prueba (APP, AP, PP) no son los más confiables. Son las mismas bancadas que en algún momento apoyaron a Vizcarra y al día siguiente le clavaron el puñal. Es muy probable que termine sucediendo lo de la vacancia nuevamente”, manifiesta Sosa-Villagarcía.

A esto podría sumarse un creciente rechazo a su gestión incluso de ciudadanos que votaron por él convencidos de que podía generar un cambio que favoreciera a los sectores más excluidos.

Cuando tienes una expectativa tan alta es muy fácil que la gente se desencante rápidamente. Ese mismo capital simbólico que lo llevó al poder (profesor, provinciano, rondero, campesino) le juega en contra hoy, porque la gente espera más de este presidente de lo que realmente puede dar. Entonces, se va a desnudando poco a poco y se va cayendo la imagen del profesor, del provinciano, del rondero y lo que queda detrás es lo que realmente Castillo es en términos políticos: un líder local, sindical, sostiene Sosa-Villagarcía y añade que ahora el presidente parece ser alguien que está tratando de “sobrevivir a toda costa para aprovechar avanzar en prerrogativas muy particulares”.

El probable camino hacia la vacancia presidencial o una menos posible concentración de poder por parte del Ejecutivo debilitarían aún más la institucionalidad democrática y agudizarían la crisis política. Frente a ello, Sosa-Villagarcía cree que lo menos perjudicial sería esperar que Castillo culmine su mandato sin que alguna de las dos alternativas ocurra, aunque esta sea la opción menos previsible como se han venido dando los hechos.

Lo más difícil, pero, lamentablemente, lo más necesario es tratar de apuntalar las instituciones. Pero eso requiere dos imposibles: un presidente bastante más responsable, más capaz, pero también una oposición leal que diga ‘no vamos a vacar al presidente, sino que nos vamos a concentrar en fiscalizar y controlar el poder de verdad’. El éxito de una oposición que controla no es vacar presidentes o remover ministros, sino hacer que las políticas que plantea el presidente aterricen de manera más moderada (...), negociar y tratar de concertar”, agrega Sosa-Villagarcía.

IEP. (2021). El profe. Cómo Pedro Castillo se convirtió en presidente del Perú y qué pasará a continuación
IEP. (2021). El profe. Cómo Pedro Castillo se convirtió en presidente del Perú y qué pasará a continuación

SEGUIR LEYENDO