Santa Catalina continúa esperando la reglamentación definitiva de la ley que la declara Reserva Provincial

Un grupo de vecinos alerta sobre los problemas que amenazan a esta área protegida enclavada en pleno conurbano bonaerense. Aunque se pudieron frenar las actividades privadas que dañaban el ambiente los pobladores exigen más presencia y resolución de los organismos oficiales

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Hace poco menos de un año un grupo de vecinos del conurbano bonaerense sur decidió realizar una "corpachada", es decir la ceremonia tradicional con la que muchos pueblos andinos celebran a la Pachamama.

El lugar elegido fue la Reserva Municipal Santa Catalina, en pleno municipio de Lomas de Zamora. El acto fue exitoso: concurrieron vecinos y vecinas de municipios aledaños pero también cantores y poetas. Todos reunidos allí no solo para ofrendar y agradecer a la Madre Tierra sino también para reflexionar sobre los problemas que atraviesa el lugar.

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Sin que el hecho se constituyera en un gran acto masivo ni institucional, alcanzó al menos para que muchas personas se enteraran tanto de la existencia de esa área protegida como de los contratiempos que sus organizadores denunciaban.

La Reserva Santa Catalina es una de las últimas porciones de conurbano bonaerense que aún no ha sufrido la degradación ambiental que aqueja a casi toda la región. Sin embargo, vecinos y organizaciones civiles están reclamando que se reglamente por completo la Ley Provincial 14.294 sancionada en 2011 por la cual se la declaró "Reserva Natural Provincial". Se trata de dar protección definitiva a un ecosistema natural que cuenta con un humedal, una laguna, un bosque de más de 700 hectáreas y una variedad increíble de ambientes inmersa en una trama urbana densamente poblada que pone en riesgo sus condiciones ambientales.

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El predio se encuentra fragmentado por diversos usos. Inicialmente era administrada conjuntamente por la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Sin embargo, en el año 2008, una empresa de recolección de residuos compró unas 300 hectáreas a la UNLP. La parte de la laguna para ser más exactos. Al instante de la adquisición, la firma comenzó a desarrollar maniobras de relleno, lo que comprometió seriamente las funciones del humedal.

Según las organizaciones civiles que siguen de cerca el tema, aquella venta no fue legal ya que a pesar de que el predio no había sido declarado aún como "reserva", sí estaba tipificado como "espacio verde público", lo que debiera haber impedido la transacción.

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Florencia Bazán es una de las vecinas que lucha por visibilizar el problema: "A partir de aquella compra la empresa comenzó a secar la laguna y los canales para poder drenar el agua. Empezó a hacer rellenos y, obviamente, se comenzó a alterar todo el funcionamiento del humedal", cuenta. Esa alteración se pudo frenar merced a la medida cautelar que los vecinos lograron interponer en la justicia. "Aquella acción fue nuestro gran logro", añade Florencia.

El otro perjuicio ambiental que amenaza a la Reserva también está vinculado a una empresa privada: "Hace un tiempo se asentó también una cementera, aunque esta vez de manera ilegal. También pudimos frenar eso gracias a la acción vecinal. Pero el lugar sigue en pie y los materiales de la cementera y de la producción de áridos no tienen nada que ver con la reserva. Esto no puede estar sucediendo es un área natural protegida", sostiene Bazán.

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Otro poblador que también se comprometió con la lucha por la protección definitiva de la Reserva es Alberto De Magistris, un vecino que se ocupó de investigar y divulgar la historia natural de la región: "Los mapas antiguos indican que desde esta zona hasta el cauce mismo del Riachuelo, había un paisaje de humedales intercalado con lagunas. Posteriormente se fue ocupando anárquicamente por lo que hoy llamamos ´una falta de ordenamiento territorial´. Y eso acarreó inundaciones y pesares para la gente, porque el agua siempre va a buscar esta zona que es la más baja", observa De Magistris.

Increíblemente, las medidas judiciales que solicitan la reglamentación definitiva de una ley que habilite un proceso de recuperación de una laguna secada por una empresa privada se visibilizaron gracias a un grupo de vecinos que realizaron una celebración a la Pachamama.

¿No estaría siendo la hora de que organismos nacionales y provinciales, en conjunto con universidades y municipios afectados dieran una respuesta más eficiente antes de la próxima corpachada?

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