
El auge de los ejercicios de yoga facial responde al interés por alternativas naturales para el cuidado de la piel, aunque la ciencia todavía no avala sus promesas de rejuvenecimiento.
La evidencia sobre su eficacia resulta limitada, según indican Verywell Health y Harvard Health Publishing, y los datos disponibles no permiten asegurar que estos métodos retrasen el envejecimiento cutáneo.
Estos portales señalan que no existen investigaciones de alta calidad que respalden mejoras significativas en la piel gracias al yoga facial. Los estudios realizados involucran muestras reducidas y presentan limitaciones metodológicas.
Por ejemplo, una investigación de veinte semanas realizada con 16 mujeres de mediana edad reportó mejoras en la plenitud de las zonas media e inferior del rostro tanto en la evaluación de especialistas como en la percepción de las participantes.
La rutina incluyó sesiones diarias de 30 minutos durante las primeras ocho semanas, seguidas de ejercicios cada dos días hasta completar el periodo. Aunque los resultados sugieren beneficios sutiles, los autores aclaran que estos cambios resultan menos evidentes que los generados por exfoliaciones químicas o rellenos.

Los defensores de la práctica sostienen que contribuye al fortalecimiento muscular, favorece la circulación sanguínea y ayuda a mantener la posición natural de las almohadillas de grasa facial, cuya pérdida está asociada al envejecimiento.
Verywell Health señala que estos ejercicios podrían aportar una apariencia más firme y tonificada, ayudando a mitigar la flacidez facial y el adelgazamiento de los tejidos. También se ha sugerido que el estiramiento y la movilidad facial suavizan cicatrices gruesas o tensas, aunque estas afirmaciones carecen de respaldo científico consistente.
Ejercicios recomendados
El portal describe cinco ejercicios habituales para quienes desean añadir el yoga facial a su rutina:
- Elevador de cejas (Eyebrow Lifter): tres dedos bajo cada ceja, presión ascendente con sonrisa y empuje de las cejas hacia abajo contra los dedos. Ojos cerrados y mirada dirigida arriba. Mantener veinte segundos y repetir tres veces.
- Elevador de mejillas (Cheek Lifter): Formar una “O” con la boca, cubrir los dientes superiores con el labio, sonreír y colocar los dedos sobre la parte superior de las mejillas. Alternar entre relajar y sonreír, levantando las mejillas diez veces y manteniendo la última posición veinte segundos.
- Esculpido de mejillas felices (Happy Cheeks Sculpting): sonrisa con boca cerrada y labios enrollados hacia afuera, elevar los músculos de las mejillas con las comisuras y empujar los dedos hacia arriba sobre los pómulos. Sostener veinte segundos y repetir tres veces.
- Cucharada (Scooping): abrir la boca con un sonido de “ahh”, enrollar el labio inferior y las comisuras hacia adentro, adelantar la mandíbula inferior y elevarla unos 2,5 cm inclinando la cabeza hacia atrás. Abrir y cerrar la mandíbula diez veces, manteniendo la posición final veinte segundos.
- Reafirmante de párpado superior (Upper Eyelid Firmer): colocar los dedos medios junto al puente nasal y los índices en las esquinas externas de los ojos. Sonreír, cerrar los ojos con fuerza y mirar hacia arriba. Mantener treinta segundos y repetir una vez más.

Cómo empezar y expectativas realistas
Comenzar una rutina de yoga facial requiere aproximadamente 30 minutos diarios dedicados a la serie completa de ejercicios. Según Verywell Health y Harvard Health Publishing, la constancia es fundamental para observar posibles cambios, que suelen aparecer tras varias semanas.
Además, recomiendan acompañar la práctica con hábitos saludables, como protección solar, evitar el tabaco, alimentación equilibrada, limitar el consumo de alcohol, ejercicio físico regular y limpieza e hidratación diaria.

A pesar del entusiasmo, los supuestos beneficios antienvejecimiento del yoga facial no cuentan con apoyo científico sólido. Aunque se reconocen ciertas mejoras en la tonicidad muscular facial y la circulación, los efectos suelen ser discretos y no reemplazan los tratamientos dermatológicos convencionales. Cabe señalar la posibilidad de que movimientos faciales intensos favorezcan la aparición de arrugas.
En conjunto, el yoga facial se considera una práctica segura para la mayoría. Quienes decidan probarla pueden hacerlo sin riesgos significativos, siempre que dediquen el tiempo necesario y mantengan expectativas realistas sobre los resultados.
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