En los capítulos anteriores hemos definido a la atención, entendida como aquel dominio encargado de establecer y mantener un estado de alerta que permite seleccionar estímulos, ideas o eventos importantes y dar respuesta a los mismos. Asimismo, se mencionaron cuatro tipos: selectiva, sostenida, dividida y alternada. En esta sección, se presentan los cuatro tipos de atención en profundidad.
En primer lugar, la Atención Selectiva refiere a lo que comunmente conocemos por “concentración”, es aquella capacidad para seleccionar y resaltar estímulos importantes en un momento determinado, mientras se inhiben otros. En segundo lugar, la Atención Sostenida refiere a lo que comunmente conocemos por “vigilancia”, es aquella capacidad para mantener una actividad atencional durante un periodo prolongado de tiempo. En tercer lugar, la atención Alternada refiere a la capacidad para cambiar el foco atencional de una tarea a otra. Por último, la Atención Dividida refiere a la capacidad de atribuir recursos atencionales a más de una tarea.
Es decir, es aquella función que nos permite llevar a cabo cualquier tipo de tarea que implique procesar diversos tipos de información y realizar dos o más actividades de forma simultánea.
En capítulos anteriores hemos comprendido y ejercitado la atención sostenida y focalizada, aunque es también fundamental, el ejercicio de este último tipo atencional, ya que la utilizamos en nuestro día a día para ser más eficientes, para el trabajo, para aprender y para diversas situaciones de nuestra vida cotidiana.
Por ejemplo, cuando tomamos una clase, curso o capacitación, utilizamos nuestra atención dividida para atender a lo que el profesor nos está enseñando, a su presentación, a los gráficos explicativos que éste puede realizar en el pizarrón y a la toma de notas que llevamos en nuestros propios cuadernos. Incluso en aquellas situaciones donde mantenemos una conversación mientras estamos almorzando o al chatear por teléfono mientras estamos caminando, estamos haciendo uso de nuestra atención dividida.
Sabemos que nuestra capacidad atencional es limitada, al igual que nuestra memoria a corto plazo y de trabajo. Tanto la velocidad de procesamiento, como la capacidad a corto plazo, constituyen dos dimensiones básicas de la atención. Teniendo esto en cuenta, se han de presentar una serie de actividades que nos permiten ejercitar estas dos dimensiones y los diversos tipos de atención anteriormente descriptos, incluyendo la memoria de trabajo como un subtipo de atención más compleja que nos permite manipular la información mantenida en el almacenamiento temporal.
Ejercicio 1 para ejercitar la memoria de trabajo
Ejercicio para ejercitar la memoria de trabajo
Ejercicio para ejercitar la alternancia atencional
Ejercicio 4: para ejercitar la atención selectiva y dividida
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