Tras la muerte de su mamá, Guido Süller viajó a los lugares de su infancia en busca de cerrar su herida: "No le encuentro sentido a la vida"

En diálogo con Teleshow, el mediático, que estuvo internado tras sufrir un ataque de pánico, recordó los momentos compartidos con su madre

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Guido Süller y su mamá, Nélida
Guido Süller y su mamá, Nélida

"Se fue la persona más importante de mi vida. Era muy divertida y traté de darle felicidad. Fue una madre ejemplar", dijo Guido Süller a Teleshow, aún triste por la partida de Nélida, su mamá, el pasado 31 de julio. Lejos de los medios, tras haber estado internado luego de sufrir ataques de pánico, el ex comisario de a bordo hoy está en su casa, solo, y en su cabeza abundan los recuerdos.

Dicen que el tiempo lo cura todo, y Guido es consciente de ello. También sabe que se tiene que permitir estar triste: "Leo todas las noches los mensajes que me mandan para darme ánimo. No hay muchas palabras para que pueda encontrar consuelo y me emociono. Hago catarsis y me dicen que está bien que llore".

"Estoy atravesando un duelo. Estoy mal, no voy a mentirle a la gente ni a nadie. Siento un vacío, algo raro, y al no tener hijos y vivir solo, no tengo en quién apoyarme", dijo Süller, que estuvo unos días con Tomasito en Córdoba y de vez en cuando habla con su hermana Silvia.

El video que Guido le hizo a su mamá

Hace dos semanas aproximadamente estuvo internado tras un ataque de pánico y ahora está medicado: "Estoy como estancado y perdido. No sé para dónde ir, estoy en el medio de una nebulosa sin amigos ni ganas. Me proponen hacer algo y digo que no, nada de reuniones. Me invitaron a un cumpleaños de un amigo en Ushuaia y voy a tener que ir; si no, me va a agarrar depresión". Sin embargo, aclaró: "Es forzado, es un esfuerzo sobrehumano porque no tengo ganas de nada".

"Es necesario el tiempo y es algo que no podés esquivar, el dolor hay que enfrentarlo. Estuve en el interior, me subí a mi camioneta  y me metí en lugares solitarios. Pasé una noche en una cabaña en medio de la nada, pero los recuerdos van con uno. Yo puedo ir a Alaska, que en mi cabeza va a estar mi mamá", dijo Guido, que aún no puede encontrar cómo "resignificarse". "Se fue la mujer más importante en mi vida", dijo, y de inmediato se corrigió: "La persona más importante".

El viaje a Córdoba no fue solo para estar con Tomasito. También aprovechó para ir a Tanti, la colonia del Banco Provincia a donde iba a veranear en su infancia con sus papás y con Silvia. Al llegar allí, se encontró con que el lugar "estaba detenido en el tiempo": "Me saqué las mismas fotos que cuando era chico, en la fuente, en el comedor. Son las mismas postales, solo que en vez de ser niño, soy grande".

La "introspección", como él definió su viaje, le hizo bien: "Paré en cada lugar donde veraneé en mi infancia. Subí a una montaña donde hay una capilla, solía subir con mamá y papá. Pedí que ella esté bien, feliz y en paz, y que cuando yo no esté podamos encontrarnos. No le encuentro sentido a la vida".

Lo que más le duele a Guido es que, a pesar de sus 92 años, su mamá estaba bien, solo tenía "algunos problemas de memoria y un poco de artritis": "Se murió en diez días, no padecía nada. La durmieron hasta la muerte, no podía creerlo".

Aunque cuando ella estaba bien él pudo decirle todo lo que la quería y siempre le demostró su amor, con su mamá internada, les pidió a los médicos que lo dejaran despedirse: "Cuando me di cuenta de que pasaban los días y no despertaba, pedí que la despertaran; lo hicieron. Me arrodillé, agarré su mano, la puse en mi cabeza y le dije que le rece a la Virgen y le di en la mano una virgencita que tenía en la meza de luz. Sentí que tenía dolores, entonces le pedí al médico que la vuelva a dormir hasta su fallecimiento".

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Al mediático le quedan muchas tardes, paseos y hasta viajes compartidos por el mundo con su mamá, lo que inevitablemente le dibuja una sonrisa en su cara: "Siempre fui amoroso con ella. Yo tenía pasajes gratis por mi trabajo y la llevaba a mi mamá siempre conmigo. Conoció Roma, París, Disney, el mundo. Porque su mundo era chico, el de señora ama de casa, vivía para su marido y sus hijos".

"Viajar la ponía muy contenta porque era un mundo que no conocía y conoció lugares, paisajes, hoteles, restaurantes. Durante muchos años lo hicimos. El último viaje fue a Bacelona, ella ya tenía 86, me miró a los ojos y me dijo que sería el último, porque le costaba. Comprendí y le dije que estaba bien", recordó Guido, que además ese día se llevó el agradecimiento de su mamá.

El primer viaje que hicieron juntos fue a Auckland, Nueva Zelanda, era además el primer viaje de avión de Nélida: "Yo quería deslumbrarla porque era mi princesa. Me acuerdo que compré dramamine por miedo a que se mareara, ella se puso a charlar con una pasajera de atrás y se descompuso. Después le expliqué que no se tenía que dar vuelta y al regreso estuvo re bien".

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Es que así era ella: "Se quedaba hablando con todos. Era muy graciosa, parecía China Zorrilla en Esperando la Carroza, además era frontal y tenía chispa". Durante seis meses tras la muerte de su papá, el mediático se llevó a su mamá a vivir a su casa: "Dejé todo, la traté como a una reina. Éramos ella y yo".

A pesar de los hermosos recuerdos, aún es difícil para él ver la luz y siente mucha impotencia: "Está en un cajón frío y pienso 'si pudiera llevarle una mantita'". Entiende que, aunque cuesta, la muerte es parte de la vida, pero… "la ausencia es la ausencia".

"De volver a nacer y poder elegir una mamá, la elegiría a ella, una y cien vidas más, porque la amaba y la amo", cerró. Guido está trabajando en unos proyectos arquitectónicos, pero se tomó unos días para descansar y sobreponerse. Además, recibió propuestas para hacer teatro durante el verano, pero prefiere esperar para tomar una decisión.

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