Cuántos kilómetros se consideran demasiados al comprar un vehículo usado

Adquirir un vehículo usado puede ser una opción económica y conveniente para quienes buscan transporte propio sin el gasto que implica un auto nuevo. Sin embargo, al evaluar opciones, una de las principales preocupaciones es la cantidad de kilómetros que el vehículo ha recorrido.

Este dato es clave porque un kilometraje excesivo podría indicar desgaste mecánico significativo, lo que podría traducirse en gastos imprevistos en reparaciones o mantenimiento.

De acuerdo con expertos, el promedio ideal de recorrido en kilómetros que un auto debe registrar anualmente oscila entre 15.000 y 27.000 kilómetros.

Como regla general, un auto no debería superar los 27.000 kilómetros al año, según Autofact. Si un vehículo ha sido conducido durante tres años, debería tener entre 45.000 y 81.000 kilómetros, mientras que uno de diez años podría considerarse razonable con hasta 270.000 kilómetros.

Cuando el kilometraje supera estas cifras, es necesario investigar más a fondo. En el caso de comprar un auto que lleva más de 10 años de uso y 150.000 kilómetros de recorrido, puede ser una opción viable si ha recibido un mantenimiento adecuado y ha sido usado principalmente en condiciones favorables.

Por el contrario, un vehículo con la misma edad, pero con cifras superiores a 300.000 kilómetros, podría requerir reparaciones costosas en el futuro cercano.

El kilometraje es uno de los principales indicadores del desgaste de un vehículo. Cuantos más kilómetros recorre, mayor será la probabilidad de que componentes clave como el motor, la transmisión o la suspensión hayan experimentado un desgaste significativo.

Aunque este factor no es el único que determina el estado de un auto, sí influye directamente en su desempeño y vida útil. Asimismo, los compradores de un vehículo usado deben entender que no todos los kilómetros son iguales.

Un auto que ha circulado principalmente en carreteras suele tener un menor desgaste que uno usado mayoritariamente en ciudades, donde el tráfico y los constantes arranques y frenados pueden deteriorar más rápidamente sus componentes.

Aunque el kilometraje es un factor clave, no es el único aspecto que debe considerarse. El historial de mantenimiento, el tipo de uso que ha tenido el vehículo y las condiciones climáticas a las que ha estado expuesto son igualmente relevantes.

Asimismo, un vehículo que ha sido utilizado principalmente en zonas con climas extremos, como temperaturas muy altas o muy bajas, podría tener componentes afectados por el ambiente, incluso si el kilometraje es bajo.

Por ello, es esencial complementar la revisión del kilometraje con una inspección detallada del estado general del auto.

La manipulación del odómetro es una práctica común en el mercado de autos usados, lo que puede llevar a compradores a adquirir vehículos con más desgaste del que aparentan.

Para evitar caer en esta trampa, es fundamental solicitar el historial del vehículo. En países como Colombia, plataformas como el RUNT permiten acceder a datos oficiales sobre los registros de cada vehículo.

Además, un buen indicador de la veracidad del kilometraje es el estado general del auto. Pedales desgastados, un volante con marcas visibles o asientos deteriorados podrían ser señales de un uso más intensivo del que indica el odómetro.

Un auto con un kilometraje alto no necesariamente es una mala compra, pero requiere de mayores precauciones. Hay que solicitar una inspección mecánica exhaustiva para identificar posibles problemas ocultos y determinar si el vehículo está en condiciones de seguir circulando sin mayores inconvenientes.

También, se debe considerar el precio. Un auto con kilometraje elevado debería tener un valor más bajo que uno con menos recorrido, siempre que ambos estén en condiciones similares.

De esta manera, negociar con base en estos factores es clave para garantizar una compra justa y evitar sorpresas costosas en el futuro.