
Las zanahorias, reconocidas por su sabor dulce y textura crujiente, no solo son un alimento popular y bajo en calorías, sino que también aportan beneficios a la salud ocular, cardiovascular, cerebral y contribuyen al control del peso, según expertos de Cleveland Clinic.
Este tubérculo, habitual en la dieta cotidiana, destaca por su valor nutricional y versatilidad en la cocina. De acuerdo con la dietista Anna Taylor y el equipo especializado de Cleveland Clinic, las zanahorias favorecen la salud visual gracias al contenido de alfacaroteno y betacaroteno, carotenoides antioxidantes que ayudan a reducir el riesgo de degeneración macular y cataratas.
Taylor explicó que el betacaroteno presente en las zanahorias contribuye a la producción de rodopsina, un compuesto que previene la ceguera nocturna al favorecer la visión en condiciones de poca luz.
Respecto a la salud cardiovascular, los compuestos fenólicos de las zanahorias pueden colaborar en el mantenimiento de niveles adecuados de colesterol, aspecto relevante para prevenir enfermedades cardíacas. Además, la fibra que contiene este vegetal ayuda a regular el azúcar en sangre, lo que lo convierte en una opción recomendable para quienes desean un bajo índice glucémico.

Taylor aclaró que los carbohidratos ricos en fibra de las verduras sin almidón, como la zanahoria, no elevan los niveles de azúcar en sangre y, por el contrario, “una dieta rica en verduras sin almidón y otros alimentos vegetales mínimamente procesados, mejora la sensibilidad a la insulina y mantiene niveles controlados de glucosa”.
El consumo de zanahorias puede beneficiar también la salud cerebral. La luteína, otro carotenoide presente en este vegetal, tiene efectos antioxidantes y antiinflamatorios que, según investigaciones referenciadas por Cleveland Clinic, protegen contra el daño neuronal y la disfunción mitocondrial. Asimismo, la vitamina A, derivada de los carotenoides provitamina A, fortalece el sistema inmunológico y ayuda al organismo a combatir infecciones.
Control de peso y digestión
En cuanto al control del peso, media taza de zanahorias crudas aporta solo 41 calorías, lo que contribuye a la sensación de saciedad y puede ayudar a reducir la ingesta calórica diaria.

Taylor sugirió: “Si buscas bajar de peso, intenta añadir más verduras sin almidón, como la zanahoria, a tu dieta”. Además, la fibra de las zanahorias favorece el tránsito intestinal y previene el estreñimiento, un beneficio relevante dado que la mayoría de los adultos no alcanza el consumo diario recomendado de fibra.
Según los expertos de Cleveland Clinic, dos zanahorias crudas medianas (aproximadamente 100 gramos) contienen 45 calorías, 10,3 gramos de carbohidratos, 3,1 gramos de fibra, 3 gramos de azúcar y 1 gramo de proteína.
También aportan 33 miligramos de calcio, 320 miligramos de potasio, 0,30 miligramos de hierro, 2,22 microgramos de biotina y 37 microgramos de folato. Esta combinación convierte a la zanahoria en un alimento denso en nutrientes e ideal para una dieta equilibrada y baja en calorías.
Variedades de zanahorias y sus propiedades

Las zanahorias no solo se presentan en el clásico color naranja; existen variedades amarillas, rojas, moradas y blancas, cada una con particularidades nutricionales. Las zanahorias amarillas contienen betacaroteno y luteína, antioxidantes que protegen las células y favorecen la salud visual.
En términos generales, las zanahorias resultan seguras para la mayoría. Algunas personas pueden experimentar reacciones alérgicas, especialmente quienes presentan sensibilidad al polen de abedul o artemisa, en lo que se conoce como síndrome de alergia oral, fenómeno que no se considera una alergia alimentaria.
Además, el consumo excesivo de zanahorias naranjas puede provocar una coloración anaranjada temporal de la piel debido al alto contenido de betacaroteno; este efecto es inofensivo, según Cleveland Clinic.

Para incorporar las zanahorias en la dieta diaria y aprovechar todos sus beneficios, los especialistas de Cleveland Clinic sugieren sumarlas a sopas, guisos o asarlas como acompañamiento. Ralladas, son ideales para ensaladas; hervidas y trituradas, reemplazan al puré de papas; encurtidas, acompañan sándwiches; y salteadas con aceite de oliva y especias, ofrecen un toque especial.
Las zanahorias baby crudas, combinadas con hummus, constituyen un refrigerio saludable. Taylor concluyó: “Una de las maneras más sencillas de comer más sano es incluir al menos de tres a cinco porciones de verduras sin almidón al día”.
Por su accesibilidad, aporte nutricional y versatilidad, las zanahorias constituyen una alternativa práctica y saludable para personas de todas las edades.
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