Menos fiebre, más tos e hipertensión arterial: las conclusiones que dejó un estudio argentino en 4700 pacientes internados con COVID-19

Infobae habló en exclusiva con miembros de la Sociedad Argentina de Medicina, encargada de la investigación en 37 centros de salud del país en la que participaron 100 médicos ad honorem

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Uno de los mayores estudios en pacientes internados con COVID-19 lo realizó la Sociedad Argentina de Medicina en el país -  EFE/ Luis Ángel González/Archivo
Uno de los mayores estudios en pacientes internados con COVID-19 lo realizó la Sociedad Argentina de Medicina en el país - EFE/ Luis Ángel González/Archivo

Una de las formas más eficaces de combatir una pandemia es con información estadística buena y fidedigna que respalde luego las estrategias certeras para combatir el mal originado. En el caso del SARS-CoV-2, que genera la enfermedad COVID-19, es clave contar en el país con números que muestren la circulación del virus, que defina la gravedad que genera en la población y que promueva una respuesta efectiva a nivel sanitario.

Con esa premisa, la Sociedad Argentina de Medicina (SAM) realizó un registro multicéntrico inclusivo y adaptable, que pudiera producir información útil de manera rápida para combatir el SARS-CoV-2, que incluyó personas adultas internadas por COVID-19 en varias provincias de la Argentina, desde marzo a octubre de 2020. El registro incluyó información de 4.776 pacientes en 37 centros de todo el país.

La entidad sin fines de lucro se propuso obtener información sobre los pacientes con COVID moderado o grave en el país y para ello realizó una tarea titánica para recopilar información con el objetivo de describir las características epidemiológicas, manifestaciones clínicas, tratamientos, complicaciones y factores de riesgo, necesidad de admisión en unidades de cuidados críticos y mortalidad.

Personal médico realiza controles a sus pacientes en una Unidad de Cuidados Intensivos en un hospital de Buenos Aires. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo
Personal médico realiza controles a sus pacientes en una Unidad de Cuidados Intensivos en un hospital de Buenos Aires. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

Los datos más relevantes obtenidos desde la estadística fueron:

-El COVID-19 afectó al 13,1% del personal de salud.

-La mediana de tiempo de síntomas al momento de la internación fue de 3 días.

-Las comorbilidades más frecuentes fueron hipertensión arterial en 32,4% y diabetes mellitus en 15,8% de los casos.

-Los síntomas más frecuentes fueron: tos 58%, odinofagia (dificultad para tragar) 23,3%, mialgias 20,5% y fiebre/febrícula 19,9%.

-La estadía hospitalaria tuvo una mediana de internación de 8 días y el 15% requirió terapia intensiva. Se consideró limitar el esfuerzo terapéutico en el 3% por la irreversibilidad del cuadro.

-Los factores que se relacionaron con peor pronóstico fueron edad avanzada, demencia y EPOC.

-Las complicaciones más frecuentes en cuidados críticos fueron: eventos cardiovasculares (54,1%), shock séptico (33,3%), insuficiencia renal (9,7%) y neumonía asociada a la ventilación mecánica (12,5%).

-La mortalidad global fue del 12,3%. Y en unidades de terapia intensiva fue del 54%.

“Como director del consejo de investigaciones de SAM significa un gran orgullo que se haya podido llevar adelante está investigación centrada en la clínica médica, que es uno de los grandes eslabones de la atención”, afirmó el doctor Pascual Rubén Valdez a Infobae.

Y agregó: “Sabemos que el 80% de los pacientes son ambulatorios, y allí juegan un rol importante los generalistas, los clínicos y todos los demás especialistas que han reconvertido su rol para poder estar en el frente (traumatólogos, ginecólogos, etc.). Los pacientes moderados y graves ingresan por las guardias, siendo allí relevante el rol de los que trabajan en dicho sector (clínicos, emergentólogos y otras especialidades). Del 20% que se interna, el 5% va a cuidados críticos y el 15% va a clínica médica, donde se juega un rol muy importante en el monitoreo y tratamiento, buscando evitar que el cuadro se agrave y se llegue a la necesidad de cuidados críticos. Y llegado el momento, no siempre se dispone de cama en terapia, con lo cual se deben hacer cuidados avanzados o a veces paliativos en clínica, con la contención psicológica a pacientes y familias”.

Toda esta tensión vivida por los clínicos puede verse plasmada en este estudio, que es un reconocimiento a todos los internistas que trabajaron y siguen haciéndolo en esta pandemia, muy desbordados física y emocionalmente. Ese es otro de los logros de nuestro grupo: poder devolverles esta publicación a los colegas”, precisó Valdez.

Del 20% de los pacientes que se internan, el 5% va a cuidados críticos y el 15% va a clínica médica. FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM
Del 20% de los pacientes que se internan, el 5% va a cuidados críticos y el 15% va a clínica médica. FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

Valdés agregó más datos valiosos del estudio efectuado. Los mecanismos de contagio más frecuentes reportados por los participantes fueron: circulación comunitaria (48,5%) y contacto estrecho (45,1%). Estos valores fueron similares a los primeros 116.974 casos de COVID-19 en Argentina notificados al Sistema Nacional de Vigilancia, que mostraron que el 51,2% fueron casos comunitarios, 32,3% contactos y 0,9% importados.

La mediana de edad fue de 62 años y el 37,1% tenían 70 o más años. Aproximadamente el 80% de los internados tenía más de 50 años. Con la finalidad de dimensionar en alguna medida el impacto sobre la población socio-económica más vulnerable, se consignaron datos de las condiciones económicas y educativas, hallándose 14% de población vulnerable que no cubría necesidades básicas con sus ingresos, y 27,3% que declaró no tener escolaridad o solo escolaridad primaria completa o incompleta.

Los investigadores compararon sus resultados con los surgidos de una extensa revisión de 207.079 pacientes basada en el Sistema Informatizado de Información Sanitaria Argentina (SISA). Allí, la mediana de edad fue más baja (42 años) y solo el 3,5% tenía neumonía. En dicho estudio, la hipertensión arterial coincidió en ser la comorbilidad más frecuente (19,2%) y la diabetes fue 9%, comparada con el 32,4% y 15% para la presente investigación. En ese estudio, no presentaron comorbilidades el 5,2% de los fallecidos de 60 o más años ni el 15,1% de los menores de 60 años. En el estudio de los primeros 116.974 casos en Argentina, la hipertensión arterial fue la comorbilidad más frecuente en confirmados (15,8%) y en fallecidos de 60 o más años (58,7%).

Las manifestaciones clínicas principales y de laboratorio observaron una baja prevalencia de fiebre, disgeusia y anosmia, en 20%, 13% y 14% de los pacientes, respectivamente. Más baja que los datos del estudio de SISA, donde en los primeros 116.974 casos, el 67% reportó signos o síntomas; de ellos, 59% tuvo fiebre y el 78,5% afección respiratoria, en tanto que el 23,9% presentó anosmia y el 18,3%, disgeusia. El 38% de los pacientes requirió oxigenoterapia. En una extensa revisión publicada en JAMA, se halló que más del 75% de los casos de COVID-19 hospitalizados utilizó oxígeno en algún momento de la internación.

En la imagen un registro de trabajadores sanitarios al atender a un paciente con covid-19
EFE/Luis Ángel González
En la imagen un registro de trabajadores sanitarios al atender a un paciente con covid-19 EFE/Luis Ángel González

Como conclusión final, los expertos hallaron que la mortalidad general en este registro fue del 12,3%, más baja que el 28,2% de Wuhan, el 22% en Brasil y el 21% de la investigación de Richardson en Nueva York. “Posibles explicaciones en la variación de las tasas de mortalidad con otros reportes pueden deberse a diferencias poblacionales (edad, comorbilidades) así como del momento de la pandemia. La mortalidad global de la serie depende de la cantidad de pacientes graves y críticos”, aseguraron.

Matías Mirofsky, médico especialista en clínica médica, que integra la comisión de la SAM, explicó a Infobae que la institución médica tiene un Consejo de Investigación que desarrolla proyectos de investigación a nivel nacional. “Uno de ellos es investigar sobre el coronavirus que genera la enfermedad COVID-19. Allí, el doctor Luis Cámera, integrante del cuerpo de especialistas que asesoran al Gobierno durante la pandemia, tuvo la idea de realizar un registro nacional lo más completo posible sobre el SARS-CoV-2 y su irrupción en el país, tomando como modelos los registros existentes en Estados Unidos, Europa y Asia, que ya nos llevaban varios meses delante de la enfermedad”, precisó Mirofsky.

Es que durante la pandemia de COVID-19 se generaron registros similares con objetivos diversos como estudiar manifestaciones dermatológicas de la enfermedad, o bien su curso en pacientes con enfermedades reumáticas. Se generaron registros internacionales como el Lean European Open Surveyon SARS-CoV-2 infectedPa tients (LEOSS), que incluía a varios países de Europa y se centró en la recopilación de información clínica y epidemiológica de pacientes con COVID-19 de manera activa.

Los especialistas Bruno Boietti, Matías Mirofsky, Ricardo Valentini, Verónica Peuchot, Luis Cámera, Javier Pollán, Marcelo Zylberman y Pascual Valdez explicaron en el trabajo realizado por la SAM que en nuestro país se han publicado descripciones de cohortes de pacientes internados por COVID-19 de diferentes centros de salud, con un número reducido de casos, desde el inicio de la pandemia cuando la mayoría de los casos provenían del exterior, y luego otras publicaciones a lo largo del año 2020, lo que permitía observar cómo paulatinamente la enfermedad iba progresando hacia otros grupos demográficos.

Un paciente con COVID-19 recibe aplausos de los trabajadores de la salud de la clínica Desa, durante su alta médica luego superar la enfermedad, este lunes en Cali (Colombia). EFE/Ernesto Guzmán Jr.
Un paciente con COVID-19 recibe aplausos de los trabajadores de la salud de la clínica Desa, durante su alta médica luego superar la enfermedad, este lunes en Cali (Colombia). EFE/Ernesto Guzmán Jr.

Todos se propusieron los objetivos de este trabajo: describir características epidemiológicas, manifestaciones clínicas, tratamientos, complicaciones y factores de riesgo, necesidad de admisión en unidades de cuidados críticos y mortalidad de infectados con COVID-19.

“Así fue que convocamos a los servicios de clínica médica a través de los distritos de las SAM que están en todo el país. Era un registro voluntario en el que trabajaron 100 médicos que reclutaron 37 centros de todo el país para recabar información de la epidemiología, la evolución clínica de los pacientes internados por COVID, el tratamiento y el desenlace. El registro incluyó información de 4.776 pacientes. El 70,2% provenían de la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires. El 52,3% eran hombres. La media de edad fue de 56 años. Cada centro designaba sus investigadores, con la aprobación de la dirección de cada hospital para la aprobación del estudio y la difusión de la información, para que todos puedan cargar la misma información. Fue un gran trabajo ad honorem en el que Laboratorios Roche nos donó la plataforma de carga de la información”, sostuvo Mirofsky, subjefe de clínica del Hospital Municipal de Agudos Leónidas Lucero de Bahía Blanca.

Un enfermero trabaja en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital de Agudos de Ezeiza, en la Provincia de Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo
Un enfermero trabaja en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital de Agudos de Ezeiza, en la Provincia de Buenos Aires (Argentina). EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

“La respuesta desde el nivel ministerial fue muy adecuada, tanto a nivel de capacitación de profesionales, donde por ejemplo la SAM participó en la organización de cursos y ateneos, como así también otras sociedades amigas (SATI, SAE). Además en la ampliación de camas generales y críticas, adquisición de equipos, contratación de recurso humano, investigaciones generadas por los propios ministerios (en especial provincia de Buenos Aires), organización de grupos de trabajo de expertos (epidemiología con clínicos e infectólogos, de organización hospitalaria, de ética y derechos humanos, de salud mental). En los abordajes diagnósticos y en la adquisición de vacunas”, describió Valdez.

Por su parte, Mirofsky agregó que este mes comenzó la segunda etapa del estudio, con pacientes nuevos y además con datos muy relevantes como lo es la información sobre vacunas y ver la evolución de los pacientes con COVID positivo.

El objetivo de trabajo fue describir las características epidemiológicas, manifestaciones clínicas, tratamientos, complicaciones y factores de riesgo, necesidad de admisión a unidades de cuidados críticos y mortalidad. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo
El objetivo de trabajo fue describir las características epidemiológicas, manifestaciones clínicas, tratamientos, complicaciones y factores de riesgo, necesidad de admisión a unidades de cuidados críticos y mortalidad. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo

“Argentina decidió priorizar una sola dosis en toda la población. Por eso es clave estudiar los efectos de pacientes COVID internados sin vacuna, los que tienen una dosis y con dos dosis. Esa hipótesis es posible y ya lo estamos haciendo. Los pacientes pueden estar vacunados con cualquier vacuna ya sea dada en el país o en el exterior. Buscamos saber cómo es la evolución de cada paciente según la vacuna que se haya dado. La idea es que esta segunda etapa dure 4 meses”, sostuvo el experto, que agradeció desde la SAM a los 100 investigadores que participaron en este estudio representativo a nivel nacional y agradece también a quienes participan en esta segunda etapa.

“Además de trabajar con pacientes en pandemia, hacen investigación de manera voluntaria y altruista”, completó.

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