Así se reescribe la historia inca: drones revelan terrazas, caminos y asentamientos que no figuraban en los mapas del Valle Sagrado

Desde el cielo y sin excavar, un escáner láser identificó construcciones incas ocultas por el follaje andino. Los hallazgos reconfiguran lo que sabíamos sobre la organización territorial y agrícola del imperio

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Esta tecnología permite identificar estructuras
Esta tecnología permite identificar estructuras arqueológicas sin intervención física del suelo, protegiendo el patrimonio. (fayerwayer)

En el suelo que pisan cada año millones de turistas, donde se toman fotografías junto a llamas y se admiran las terrazas agrícolas de los incas, aún quedan estructuras que no figuran en las postales ni en los catálogos turísticos. Esa idea ha vuelto a cobrar fuerza con los recientes descubrimientos obtenidos mediante tecnología LiDAR en el Valle Sagrado. La herramienta, instalada en un dron de reconocimiento, ha permitido identificar construcciones ocultas bajo el follaje de la zona andina, sin mover una sola piedra ni remover tierra con palas.

Este nuevo enfoque tecnológico sacudió las prácticas tradicionales de la arqueología en el Perú. Ya no se trata únicamente de caminar durante horas por senderos empinados en busca de pistas, sino de escanear el paisaje desde el aire para ver lo que no se distingue a simple vista. Así, se ha logrado lo que parecía improbable: detectar terrazas, canales y caminos que no figuraban en ningún registro anterior.

Lo que al inicio parecía un experimento es una fuente de hallazgos que transforman la manera en que se comprende el funcionamiento del Imperio Inca. Los drones han comenzado a contar una historia diferente, rutas alternas y una ingeniería agrícola que todavía sorprende.

Los arqueólogos que participan en el proyecto afirman que no se trata de pequeñas correcciones, sino de elementos que podrían modificar parte del conocimiento establecido sobre la organización territorial y productiva del Tahuantinsuyo.

La tecnología al servicio del pasado

Los hallazgos revelan una red
Los hallazgos revelan una red de infraestructura más extensa y compleja, mostrando cómo se organizaban los cultivos, el transporte y los asentamientos. (fayerwayer)

El LiDAR, siglas de “Light Detection and Ranging”, ha permitido visualizar desde el aire lo que durante años permanecía invisible desde el suelo. Con pulsos láser que atraviesan la vegetación y registran el relieve del terreno, esta herramienta genera mapas tridimensionales en alta resolución. Los resultados revelan patrones de ocupación y estructuras que, en algunos casos, estaban completamente cubiertos por árboles o arbustos.

Según los especialistas del equipo que trabaja en el Valle Sagrado, lo descubierto hasta ahora supera las expectativas. “Se trata de un avance importante para la arqueología peruana, porque estamos identificando zonas agrícolas y estructuras que no figuraban en los catálogos anteriores”, señaló uno de los responsables técnicos del proyecto.

La ventaja principal de este método es que no requiere intervenir físicamente en los sitios. Al no excavar, se evita alterar los restos arqueológicos y se reduce el impacto ambiental. Además, el tiempo que toma analizar grandes extensiones de terreno disminuye drásticamente.

Al contar con un mapa detallado del terreno, los arqueólogos pueden elegir con mayor exactitud los puntos de intervención, optimizando recursos y evitando daños innecesarios.

Este tipo de tecnología también facilita el trabajo colaborativo entre disciplinas. Para procesar la información generada por los vuelos, es necesario integrar conocimiento arqueológico, geográfico e informático.

Nuevas terrazas y caminos en el mapa

Caminos secundarios, terrazas no documentadas
Caminos secundarios, terrazas no documentadas y posibles ayllus han sido hallados en el Valle Sagrado, cambiando lo que se creía sobre el uso del espacio en el imperio inca. (fayerwayer)

Uno de los descubrimientos más significativos es la identificación de terrazas agrícolas en zonas que no estaban documentadas. Estas plataformas, construidas para el cultivo en laderas inclinadas, reflejan la planificación agrícola del imperio y su capacidad para maximizar el uso del territorio. La ubicación de las nuevas terrazas también sugiere que la población incaica tenía acceso a mayores recursos alimenticios de lo que se creía hasta ahora.

También se han trazado rutas menores del Qhapaq Ñan, la red vial andina. Algunos de estos caminos enlazan pequeñas poblaciones entre sí o conducen a zonas agrícolas, lo cual permite entender mejor la logística del imperio. El dron permitió revelar una red secundaria que era invisible desde el suelo. Son rutas complementarias que explican cómo se movilizaban los productos y las personas.

En paralelo al hallazgo de caminos y terrazas, se ha registrado la presencia de edificaciones que podrían corresponder a viviendas o centros de trabajo colectivo. Son estructuras rectangulares y alineadas, propias de asentamientos planificados, que estaban ocultas por el crecimiento de la vegetación.

Podría estar hablándose de ayllus que no figuraban en los registros arqueológicos previos. Su disposición muestra una lógica organizativa coherente con la estructura social del Tahuantinsuyo.

La detección de estos asentamientos menores permite reorientar las investigaciones hacia los espacios de vida cotidiana, muchas veces relegados frente a los grandes templos o centros ceremoniales. Se trata de reconstruir la experiencia de quienes producían, cultivaban o fabricaban bienes para el sistema estatal, más allá de la élite religiosa o administrativa.

El reto de conservar lo que ahora conocemos

Machu Picchu illuminated by the
Machu Picchu illuminated by the warm sunset light. Wide angle view from the terraces above with scenic sky and sun burst. Dreamlike travel destination, world wonder. Cusco Region, Peru.

El acceso a estos nuevos datos plantea un desafío adicional: proteger los sitios identificados. A medida que se revelan nuevas estructuras, se incrementa el riesgo de saqueos o alteraciones causadas por el desarrollo urbano o el turismo.

Además de la seguridad física, también es necesario desarrollar estrategias para integrar estos hallazgos en los planes de manejo del territorio. La coordinación con las comunidades locales resulta fundamental para garantizar que los nuevos conocimientos sean aprovechados de forma respetuosa y sostenible.

Los pobladores tienen un rol clave en la protección de estos espacios. Son ellos quienes conviven con el patrimonio y pueden alertar sobre cualquier amenaza.

Los descubrimientos en el Valle Sagrado demuestran que la arqueología puede apoyarse en herramientas tecnológicas sin renunciar a su rigor. La lectura del paisaje ya no depende solo del ojo humano, sino también de sensores capaces de ver lo que el follaje oculta. Y con ello, el mapa del antiguo imperio se vuelve cada vez más nítido.