El país de la mejor cocina del planeta también es el más afectado por la inseguridad alimentaria en toda Sudamérica

El reconocimiento a Maido como el mejor restaurante del mundo 2025 confirma el poder creativo de la cocina peruana. Pero el contraste es brutal: la mitad de la población vive con inseguridad alimentaria, sin acceso regular a alimentos suficientes

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El éxito de Maido y
El éxito de Maido y de la cocina nikkei emociona al país y al mundo. Pero más allá de los aplausos, la realidad golpea: el hambre no se ha ido. Perú tiene talento, insumos y creatividad. Pero también tiene desigualdad. (Composición: Infobae)

El restaurante dirigido por Mitsuharu ‘Micha’ Tsumura fue nombrado el mejor del mundo por la lista The World’s 50 Best Restaurants 2025, un reconocimiento que celebra la fusión nikkei y la precisión con la que la gastronomía peruana conquista paladares. Al mismo tiempo, según datos del 2024 de la FAO, Perú es el país con mayor inseguridad alimentaria de Sudamérica.

La paradoja se sostiene sola: mientras la cocina peruana se muestra como símbolo mundial de identidad y creatividad, más de la mitad de la población nacional carece de acceso regular a alimentos suficientes y nutritivos. El 51.7% de los peruanos vive bajo inseguridad alimentaria moderada o severa. Son 17.6 millones de personas que no tienen garantizada una dieta saludable, en el país que hoy lidera el ranking mundial de la alta cocina.

La ovación en Italia dejó en claro el valor simbólico y técnico de la cocina de Maido. “Muchas gracias”, expresó Micha Tsumura al recibir el premio, acompañado de su equipo. “Esto es por el trabajo de todos, por creer en lo que hacemos, por confiar en el producto peruano, en su historia y en lo que podemos contar desde la cocina”. Pero las cifras de desnutrición e inseguridad alimentaria trazan otro mapa, en el que la excelencia no alcanza a quienes más la necesitan.

La distancia entre ambos extremos pone en debate una realidad de fondo: cómo un país con tanta diversidad agrícola, reconocimiento internacional y tradición culinaria puede tener también la peor estadística alimentaria del continente.

Maido, la cima de la cocina en el mundo

La celebración de Mitsuharu Tsumura 'Micha' al ser elegido Maido como el mejor restaurante del mundo en los 50 Best. YouTube

La premiación en Turín marcó un nuevo momento para la gastronomía peruana. No solo se trata del primer lugar global obtenido por Maido, sino también del segundo año consecutivo en que el restaurante figura como el número uno en Sudamérica. La ceremonia fue emotiva. Los miembros del equipo celebraron con abrazos y gritos en el escenario. Micha Tsumura levantó el trofeo ante un auditorio repleto de referentes mundiales.

Ubicado en Miraflores, Maido representa la propuesta nikkei con mayor visibilidad en el mundo. Desde hace más de una década, el trabajo de Tsumura se ha centrado en integrar ingredientes locales con técnicas japonesas. El resultado ha sido una cocina que despierta curiosidad e inspiración a nivel global. “No solo es cocina, es una forma de contar lo que somos”, comentó el chef durante una entrevista posterior al evento.

Este logro se suma al que consiguió Central, el restaurante de Virgilio Martínez, que fue elegido el mejor del mundo en 2023. Martínez también ha llevado la gastronomía peruana a plataformas internacionales, incluyendo su participación en ediciones de MasterChef y proyectos junto a figuras como Gordon Ramsay.

Perú en el centro del mapa, pero con hambre en casa

Perú presenta la mayor prevalencia
Perú presenta la mayor prevalencia de inseguridad alimentaria en América del Sur, con un 51.7% de la población afectada. (Cepes)

Mientras los chefs peruanos reciben aplausos en los escenarios internacionales, las cifras de la FAO reflejan otra cara de la alimentación en el país. El 51.7% de la población peruana vive con inseguridad alimentaria moderada o severa. Esta cifra coloca a Perú por encima de todos los países de América del Sur.

La inseguridad alimentaria, según la FAO, no se refiere únicamente al hambre extrema. Incluye también a quienes no pueden acceder con regularidad a una dieta equilibrada. Esto impacta no solo en la salud física, sino en el desarrollo cognitivo, la productividad laboral y la vida cotidiana. En total, 17.6 millones de peruanos están en esta situación.

El informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” indica que entre 2021 y 2023, 126 millones de personas en América Latina sufrieron inseguridad alimentaria. Perú figura como el caso más grave de Sudamérica. Las causas son múltiples y combinadas: crisis económica, efectos del cambio climático y las consecuencias de la pandemia.

Uno de los factores determinantes en esta crisis alimentaria es el impacto económico sobre los hogares. La desaceleración en las actividades productivas y el alza en los precios de los alimentos han reducido la capacidad de compra de millones de personas. Aunque el Perú cuenta con una diversidad agrícola reconocida a nivel mundial, el acceso a esos alimentos no está garantizado para todos.

La inflación acumulada en productos básicos como arroz, aceite, papa y pollo ha sido particularmente dura para los sectores más vulnerables. En mercados de Lima, Arequipa, Piura o Puno, los precios se dispararon y obligaron a muchas familias a reducir la cantidad o calidad de lo que consumen.

“El problema no es la falta de alimentos, es la desigualdad para poder comprarlos”, afirmó una especialista en nutrición pública entrevistada por medios nacionales. La declaración sintetiza el núcleo del problema: en un país productor de alimentos, el hambre no viene por escasez, sino por barreras de acceso.

Cambio climático y agricultura afectada

La inseguridad alimentaria es un
La inseguridad alimentaria es un problema crítico en América Latina, afectando a 126 millones de personas entre 2021 y 2023. (Composición: Infobae / Andina / Cepes)

Otro factor que ha incidido en el aumento de la inseguridad alimentaria es el cambio climático. Las sequías prolongadas, las lluvias irregulares, heladas y fenómenos como El Niño han modificado las condiciones de cultivo en zonas clave del país. Esto afectó directamente la producción agrícola y encareció muchos productos de la canasta básica.

Regiones como Cusco, Ayacucho o Cajamarca, que tradicionalmente abastecen a los mercados con papa, maíz o hortalizas, enfrentaron pérdidas significativas. Además, muchas comunidades rurales vieron reducido su autoconsumo y pasaron a depender más de compras externas.

La situación también evidenció la falta de políticas públicas sostenidas para enfrentar el impacto ambiental sobre la producción alimentaria. Algunos cultivos emblemáticos, como la quinua o el café, han mostrado caídas que impactan tanto en el mercado local como en las exportaciones.