El problema no es solamente el déficit fiscal, también el gasto público

Los llamados anuncios de la ministra Silvina Batakis fueron objetivos a cumplir sin aclarar cómo se van a alcanzar

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La principal propuesta de Silvina Batakis es congelar las vacantes en el sector público y comenzar a aplicar el aumento de las tarifas de los servicios públicos (AFP)
La principal propuesta de Silvina Batakis es congelar las vacantes en el sector público y comenzar a aplicar el aumento de las tarifas de los servicios públicos (AFP)

Uno de los objetivos que más insistió Silvina Batakis en su primera conferencia de prensa, en línea con lo que había dicho el Presidente, es que va a buscar el equilibrio fiscal. Dijo en varias oportunidades que creía en el equilibrio fiscal.

Lo primero que se puede concluir de esa afirmación es que, en el fondo, está reconociendo que la emisión monetaria es la que genera inflación, dado que la expansión de pesos del BCRA estuvo concentrada en financiar el rojo fiscal. Tanto insistir con que “la inflación es multicausal”, para volver a las fuentes de la necesidad de tender a equilibrar las finanzas públicas.

Si bien el objetivo es loable, hay otro punto a considerar ¿Cómo piensa cerrar la brecha fiscal, bajando el gasto o subiendo los impuestos?

En rigor el problema de la economía argentina no es solamente el déficit fiscal, sino, además está en el nivel y calidad del gasto público, porque eso derivó en el aumento constante y singular de la presión impositiva, al punto que espanta inversiones, incentiva la fuga de capitales y alimenta el mercado informal. En tanto que la calidad deja bastante que desear a juzgar por los altos índices de inseguridad, la deficiencia de la infraestructura y equipamiento de la salud pública; como de la defensa nacional y otras funciones propias de un Estado que debería defender el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas.

La baja calidad del gasto público derivó en el aumento constante y singular de la presión impositiva, al punto que espanta inversiones, incentiva la fuga de capitales y alimenta el mercado informal

Como me dijo una vez el fallecido Armando Ribas: “tengo mi propia herejía, prefiero un déficit fiscal de 2% del PBI con un gasto público del 15% del PBI, a equilibrio fiscal con un gasto público del 50% del PBI”.

El exagerado nivel que alcanzó el gasto público no solo tiene como contrapartida una elevada carga tributaria, sino que, además, genera una ineficiente asignación de recursos y distorsiona los precios relativos.

Como puede verse en el gráfico, en lo que va del año hay un festival de aumento del gasto público. En mayo el gasto primario, sin incluir los intereses de la deuda pública, aumentó el 88,3% con relación a igual mes del año anterior.

Es importante resaltar que el aumento del gasto, bien por encima de la tasa de inflación, no se explica solamente en subsidios económicos, principalmente a las empresas prestadoras de servicios energéticos, sino que se trata de un comportamiento generalizado. Por ejemplo, el rubro “Otros Planes Sociales” se elevó 212% interanual, pasó de $67.020 millones en mayo de 2021 a $209.200 millones un año después; las transferencias a provincias subieron de $19.823 millones a $45.802 millones, 131% en igual período.

El gasto primario creció de $640.798 millones en mayo del año pasado a $1.291.042 millones 12 meses después

En resumidas cuentas, el gasto primario creció de $640.798 millones en mayo del año pasado a $1.291.042 millones 12 meses después, y en los primeros 5 meses ascendió a $5,46 billones, en comparación con $3,07 de igual período del año previo.

Frente a este escenario, el déficit fiscal primario, sin incluir la “contabilidad creativa” de sumar las “rentas de la propiedad”, porque se trata de un mero asiento contable, estuvo en casi $330.000 millones en mayo, el cual se financió con emisión monetaria.

A mitad de camino

¿Cuál fue la propuesta de Silvina Batakis para enfrentar este déficit fiscal creciente? Congelar las vacantes en el sector público y comenzar a aplicar el aumento de las tarifas de los servicios públicos.

El incremento de las tarifas permitirá bajar el gasto en subsidios económicos, pero al no instrumentarse acompañado con un plan económico integral y consistente, para que genere confianza, cabe esperar que tendrá un fuerte impacto negativo en el agobiado bolsillo de la mayoría de la población.

En lo que hace al congelamiento de las vacantes en el sector público, contribuirá a reducir el aumento del gasto, pero no necesariamente implique menor desequilibrio en las cuentas del Estado, por efecto de los ajustes de salarios acordados en paritarias.

En lo que hace al congelamiento de las vacantes en el sector público, contribuirá a reducir el aumento del gasto, pero no necesariamente implique menor desequilibrio en las cuentas del Estado, por efecto de los ajustes de salarios acordados en paritarias (@ATE_PromSocial)
En lo que hace al congelamiento de las vacantes en el sector público, contribuirá a reducir el aumento del gasto, pero no necesariamente implique menor desequilibrio en las cuentas del Estado, por efecto de los ajustes de salarios acordados en paritarias (@ATE_PromSocial)

En definitiva, no se observa una convergencia al equilibrio fiscal porque los anuncios formulados para bajar el gasto público son insuficientes. Al mismo tiempo, no queda mucho “jugo” en el sector privado para seguir exprimiéndolo con más impuestos.

El nivel del tipo de cambio real

Tema aparte es el tipo de cambio real multilateral con los principales socios comerciales que el Gobierno insiste en afirmar que es el “adecuado”. El único tipo de cambio adecuado que existe es el que surge de la libre oferta y demanda de divisas. Considerando que el BCRA agoniza en reservas y que faltan dólares para importar insumos al tipo de cambio que el Silvina Batakis considera adecuado, es obvio que no es de equilibrio.

El único tipo de cambio adecuado que existe es el que surge de la libre oferta y demanda de divisas

El mercado ajusta por precio o por cantidad. Cuando el precio es artificialmente bajo aumenta la demanda y se contrae la oferta. Eso es lo que pasa en Argentina hoy en día.

Faltan dólares porque al precio artificial que estableció el Estado la demanda supera a la oferta, lo que conduce a un faltante de insumos que tiende a paralizar la economía, lo cual se traducirá en menor recaudación impositiva frente a un gasto público que, en el mejor de los casos dejará de aumentar en términos reales, si es que realmente el Gobierno decidió dar marcha atrás con las políticas populistas.

Además, al persistir el cepo cambiario asegura el no ingreso de divisas. Nadie entra voluntariamente a una cárcel de la cual no va a poder salir.

Finalmente, nada se dijo de otro serio problema para las finanzas públicas y la inflación, como es el nivel del déficit cuasi fiscal, que es el que origina la deuda del BCRA con el sistema bancario a través de la colocación de Leliq y operaciones de Pases netos, que ya está en el orden de $7 billones y genera un rojo de equivalente a 3,5% del PBI.

En síntesis, aún haciendo el esfuerzo de pensar que el Gobierno está bien encaminado para reducir el déficit fiscal, claramente son insuficientes las medidas anunciadas para bajarlo y sigue sin tenerse en cuenta que el problema es el nivel y calidad del gasto público y no solamente el déficit fiscal.

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