La variedad paisajística de Andalucía, sumada a su buen clima, la excelente gastronomía y el rico patrimonio, hacen que este sea uno de los destinos de España preferidos para hacer turismo y pasar unos días de desconexión en otoño. Y es que cuenta con un sinfín de rincones mágicos, como es el caso de uno de los pueblos blancos más bonitos de Málaga, que no solo destaca por situarse en un valle, sino también por estar rodeado de naturaleza. Pero lo cierto es que no son estos los únicos encantos del que se considera una joya del Alto Genal.
Junto al río, envuelto entre extensas masas de castaños, que en otoño se encuentran en su máximo esplendor, y coloreado con el tono amarillo y marrón propio de esta época del año, Pujerra se ha ganado a pulso ser un lugar de visita obligada. Con cerca de 300 habitantes, es uno de los pueblos que conforman la comarca de la Serranía de Ronda. De ahí que sea un sitio ideal para los amantes de las rutas de senderismo y la naturaleza.
Pese a su reducido tamaño, se trata de un pueblo de gran belleza que atrae a los malagueños o andaluces, y es el lugar de desconexión y disfrute de visitantes de diversas partes de España. Además, alberga un precioso monumento, la Iglesia del Espíritu Santo, que se construyó a principio del siglo XVI, tras la expulsión de los moriscos. No obstante, su estilo es sencillo, propio del Renacimiento, aunque tiempo después se le añadió el campanario, de estilo barroco (siglo XVIII).
Un pasado repleto de leyendas
La historia de Pujerra es en gran medida desconocida, por lo que se presume que su evolución fue similar a la de las localidades vecinas de Málaga. La principal fuente de información proviene de la tradición oral de sus habitantes, quienes sostienen que el rey visigodo Wamba tuvo posesiones en la zona. Sin embargo, al igual que otros pueblos cercanos, se evidencia un origen árabe en el trazado urbano, que conserva patrones típicos de esa influencia.
Los historiadores sitúan el origen del asentamiento en el siglo II, basándose en inscripciones halladas en algunas fachadas. En ellas se encuentran ladrillos con el monograma de Cristo, formado por las letras griegas que corresponden a las iniciales de Yesous Christos, símbolos que marcaban las tumbas cristianas de esa época.
Siglos después, Pujerra sufrió las consecuencias de la rebelión de los moriscos, motivada por el incumplimiento de las promesas realizadas por los monarcas españoles tras la guerra entre árabes y cristianos. En los archivos municipales se conservan documentos de los siglos XVI, XVII y XVIII que detallan el impacto de los conflictos entre la población morisca y los cristianos viejos, incluyendo las expulsiones y los procesos de repoblación.
Dos Pujerras: la vieja y la nueva
El urbanismo de Pujerra puede dividirse en dos áreas diferenciadas: la antigua y la nueva. La Pujerra vieja, caracterizada por pronunciadas pendientes de hasta el 45%, ha mantenido su configuración tradicional. En cambio, la zona más reciente se ha desarrollado en torno a una carretera de acceso limitado, con edificaciones modernas que aprovechan mejor el espacio mediante construcciones de tres o cuatro plantas, lo que ha afectado la estética rural original.
El encanto turístico se concentra en la parte antigua, donde destaca la iglesia del Espíritu Santo, con su armadura mudéjar, que da paso a una de las plazas más pintorescas de la Serranía de Ronda. Desde allí, descienden calles empedradas y sinuosas hacia el valle, flanqueadas por casas de mampostería y tejados de teja árabe, típicamente de una o dos plantas. En algunas fachadas, aún pueden observarse las antiguas inscripciones con las iniciales de Yesous Christos, que aluden a la historia cristiana del lugar.
La cercanía a la Costa del Sol ha abierto oportunidades laborales para los habitantes, sin que ello implique perder el contacto con las tradiciones locales del Valle del Genal. Sin embargo, las condiciones económicas son complejas, ya que solo el 28% del territorio es apto para el cultivo, con unas 97 hectáreas dedicadas a la agricultura y 610 hectáreas de masa forestal. La ganadería tiene un papel menor, con alrededor de 300 cabezas de ganado caprino en la Sierra Bermeja.
Diversas rutas de senderismo entre alcornoques y pinos
Pujerra se encuentra en el Alto Genal, en plena comarca de la Serranía de Ronda. Su entorno está dominado por un espeso bosque de castaños, que se transforma en pinares al descender hacia el valle, un paisaje similar al de su vecino, Igualeja.
Uno de los puntos más emblemáticos del municipio es el camino que lo conecta con Júzcar, un recorrido que serpentea entre alcornoques, castaños y chopos, hasta llegar al conocido paraje del Molino del Puente. Allí, junto a las ruinas del antiguo molino, se abre una vista apreciada por los habitantes: el río Genal, cuyos recovecos se convierten en zonas de baño durante el verano. La disponibilidad de agua y la sombra que proporcionan los árboles lo convierten en un lugar popular en los meses calurosos.
Otro itinerario destacado es el que enlaza Pujerra con Jubrique. El trayecto, de 14 kilómetros, se puede realizar a pie, en bicicleta o en coche. El recorrido atraviesa primero una zona de castaños para luego adentrarse en un bosque de pinos insignes, plantados en décadas recientes. Estas coníferas, con su porte esbelto y el intenso color de sus acículas, crean un paisaje de notable belleza que destaca sobre la vegetación circundante. Son visibles desde numerosos puntos, incluso desde la carretera que sube desde San Pedro, al alcanzar la parte alta del valle del río Guadalmina.
Cómo llegar a Pujerra
Pujerra se encuentra en la comarca de la Serranía de Ronda. Para llegar al municipio, existen varias opciones según el punto de partida. Desde Málaga capital (aproximadamente 110 km), hay que tomar la A-357 en dirección a Ronda. Desde allí, se sigue por la A-397 hacia San Pedro de Alcántara. A la altura del Puerto del Madroño, se ha de coger la carretera MA-7306 en dirección a Pujerra.