El Banco Mundial afirmó que la Argentina no crecerá este año y consideró que el país necesita lograr estabilidad macroeconómica para atraer inversiones que permitan un crecimiento económico que baje la pobreza.
La entidad redujo su proyección de crecimiento de la Argentina del 2 al 0 por ciento para este año; y fijó una estimación del 2% para 2024.
El dato de este año, que se ubica entre la proyección original del 2% del Gobierno y la previsión del -3% de los consultores, es el segundo más bajo de la región, ya que solo supera a Chile (con un pronóstico de una recesión del -0,7%). Además, está por debajo del promedio para la región: 1,4% este año y 2,4% el próximo.
En cambio, la entidad calculó que Brasil crecerá 0,8%, México 1,5%, Uruguay 1,8%, Paraguay 4,8%, Bolivia 2,7% y Ecuador el 3%, entre otros países de la región incluidos en el informe “El potencial de la integración, oportunidades en una economía global cambiante”.
El reporte, previo a la asamblea de primavera del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), subraya la importancia de que América latina tenga un mayor intercambio comercial con el resto del mundo para frenar el declive que sufre desde hace una década en materia de exportaciones e inversión extranjera.
El economista jefe de la entidad para América latina, William Maloney, indicó en una conferencia de prensa desde Washington que el banco seguirá apoyando a la Argentina con créditos destinados a programas del área social.
Ante una pregunta de Infobae, en la rueda de prensa virtual, Maloney sostuvo que “la estabilidad macro es prerrequisito para que aumente el flujo de capitales del exterior y también la actividad económica de los emprendedores”.
“No tenemos un pronóstico, apoyamos el programa con el FMI y esperemos que se garantice la estabilidad macroeconómica. Hay varios préstamos para este año como en tiempos anteriores y trabajamos en los aspectos sociales”, dijo Maloney, sin querer brindar más precisiones.
Además, señaló que la fuerte sequía que sufrió el país “refleja la necesidad de mitigar las altas temperaturas, que tienen un efecto sobre el crecimiento de países como la Argentina”. Frente a los detalles que brindó sobre otros países, Maloney se cuidó de referirse demasiado a la situación argentina; la entidad, que desde mitad de año sería liderada por Ajay Banga, prevé desembolsar este año USD 2.000 millones.
Las perspectivas regionales
En términos regionales, afirmó que América latina es la zona del mundo que “menos ha crecido desde el 2019; prevemos un crecimiento del 1,4% este año y del 2,4% en 2024 y 2025″.
En contra jugará “mucho viento de frente que afecta el crecimiento por las tasas altas de interés, la alta inflación y la desaceleración del precio de las materias primas”.
“Sigue siendo un crecimiento bajo para reducir las tensiones sociales”, advirtió el experto.
En cuanto a la inflación, el banco destacó que, salvo Venezuela y la Argentina, la reducción ha sido importante entre 2022 y este año, ya que se prevé que se ubique por debajo de otras regiones, con un promedio del 7,4%, frente al 100% que se espera para la Argentina.
“Las expectativas están ancladas y se espera cumplir con los objetivos de la región”, dijo.
“A nivel global, los bancos centrales están tratando de contener la inflación con más tasas de interés pero esto tiene un efecto nocivo de mediano plazo sobre el crecimiento y por eso hay desalentar las expectativas inflacionarias”, indicó.
En la región, destacó que Brasil y Chile “van a dejar de aumentar las tasas. Creemos que la mayoría de los países cumplirá con esa baja en 2024″.
En este sentido, consideró que “el aumento de la inflación, de los alimentos y de la energía han producido un aumento importante de la pobreza, que esperemos que se vea morigerado en 2024″.
Por otra parte, advirtió que “los flujos de inversión se ha reducido desde 2011 en un 50% a la región y se está integrando un poco menos. Esto se ve en el ingreso per cápita de la región, frente a los países del sudeste asiático”.
Además, sostuvo que los países deben “aprovechar la tendencia verde, con productos elaborados de manera sustentable porque vamos a ser un exportador de energía verde como hidrógeno y litio”.
“Necesitamos integrarnos más para aprovechar esas ventajas. Estamos menos integrados que el sudeste asiático y el comercio ha declinado desde el 2000, con la excepción de México”, explicó.
También ha caído a nivel regional la inversión extranjera directa desde 2011, por el aumento de los costos de transporte y “la caída en la confianza institucional”.
“Sí hemos progresado en la competencia y los aranceles”, aclaró.
A la vez, señaló, “hay baja inversión en infraestructura: 3,5% del PBI versus el 7% de Asia”.
Pese a la relevancia del acceso digital, advirtió que “es baja y costosa la cobertura de internet”, al igual que “la capacitación laboral, pese a que hay una alta falta de mano de obra capacitada”.
Maloney señaló que el impacto de la crisis bancaria de EEUU sobre la región es “mínimo” por el bajo porcentaje de créditos de mala calidad.
Al subrayar los desafíos, también aclaró que las exportaciones de la región han caído en los últimos 15 años, “pese a que se han firmado acuerdos de libre comercio. Esto tiene que ver con los costos de fletes, el financiamiento y otros factores”.
“Para impulsar el crecimiento que tanto necesita la región, los países deben preservar la resiliencia que tanto les costó ganar y aprovechar las oportunidades únicas que ofrecen las tendencias de la economía mundial hacia la relocalización de empresas (nearshoring) y la industria verde”, según el nuevo informe del banco que hasta ahora encabezaba David Malpass.
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