
El nivel de la deuda pública, su expansión y, en particular, el perfil de vencimientos, tanto de la provincia de Buenos Aires como del conjunto del sector público ha vuelto a la primera plana de los medios de comunicación, por su impacto directo sobre el índice de riesgo país y la posibilidad de que la economía pueda retomar la senda de crecimiento y bajar la inflación.
En el Frente de Todos se han ocupado y preocupado por manifestar su malestar por la dinámica de la deuda pública durante los 4 años de Cambiemos, en particular por la alta proporción asumida en moneda extranjera, porque históricamente esa ha sido una de las principales debilidades de la economía argentina, generar divisas a través del comercio exterior y la atracción de inversiones productivas, junto con el estado de las finanzas públicas. Los recursos genuinos, como son el cobro de impuestos, la venta de activos y las rentas contables que generan el Banco Central y la Anses, principalmente, han resultado insuficientes para afrontar los gastos corrientes de funcionamiento del Estado y el pago de intereses de los préstamos acumulados.
Pero en el primer mes de gestión del presidente Alberto Fernández, más allá de que asumió el 10 de diciembre, se observó una apreciable aceleración del endeudamiento global del Gobierno, en comparación con USD 810 millones que se había incrementado en el último mes de Cambiemos, y sólo un cuarto del incremento se explica por variaciones de cambio y, principalmente por la parte indexada por la inflación, cláusula CER, en una amplia porción de la emisión de títulos públicos nacionales.
Así se desprende de los datos parciales de la Secretaría de Finanzas al que tuvo acceso Infobae, con un registro de USD 323.177 millones, y USD 320.742 millones si se excluye la porción “elegible pendiente de reestructuración”, los cuales significaron sendos aumentos de USD 11.890 millones y USD 11.872 millones, respecto del nivel de noviembre.
El rol del Banco Central
Un factor determinante de semejante punto de giro, tras un recorrido bajista desde un pico de USD 341.958 millones en julio de 2019 hasta USD 310.479 millones en octubre, y leve aceleración en noviembre, provocado por la decisión del entonces ministro de Economía Hernán Lacunza de “reperfilar los vencimientos” y cancelar operaciones de pases con un grupo de bancos, fue la decisión del gobierno de Alberto Fernández de volver a usar la asistencia financiera, a través de adelantos al Tesoro, del Banco Central, por USD 4.582 millones.
Mientras que otros USD 1.991 millones del incremento de la deuda pública en diciembre se explicó por el otorgamiento de avales (garantías), suman ahora USD 2.397 millones; USD 1.302 millones por emisión de pagarés del Tesoro; USD 1.341 millones por financiamiento obtenido de bancos comerciales; y el equivalente por USD 2.467 millones de crecimiento del stock de títulos públicos, principalmente.

Deuda externa y en moneda extranjera
De la nueva estadística oficial surge que la deuda en moneda extranjera se elevó a 78% del total, y sólo 22% quedó nominada en la moneda nacional, porque así lo determinaron las preferencias de los pocos inversores dispuestos a financiar a la Argentina, por su casi costumbre a caer en situaciones de default entre 10 y 15 años.
En cambio, se mantuvo cierta paridad entre los compromisos asumidos con residentes, deuda interna, pasó de 49,7% a 48,5% en el primer de gestión de Martín Guzmán al frente de Economía; y a 51,5% el total de compromisos con acreedores del resto mundo; proporciones más cercanas a la composición del total de la deuda de la Administración Central por tipo de legislación: 44% extranjera y 56% nacional.

Y cuando se observa el perfil de vencimientos, los últimos datos dieron cuenta que pese al sostenido aumento de la deuda pública, la maduración en el corto plazo es de apenas 4% del total.
En tanto que según el desglose por tipo de tasa de interés, la mitad de la deuda fue contraída a un valor fijo, un 38% a tasa variable y el 12% restante sin cargo.

Sin embargo, la pérdida de confianza de los acreedores en las finanzas de la Argentina, el cual se manifiesta en el empinamiento del índice de riesgo país a la zona de los 1.900 puntos básicos, más de 6 veces el que le asignan a los países vecinos, llevó a desnudar la incapacidad de pago del principal, como ocurre en todo el mundo, pero nunca aparece porque rara vez se duda de la posibilidad de cobro, por eso se renueva casi eternamente.
De ahí que el tema de la deuda, y la imposibilidad de repago al vencimiento del capital, ha vuelto a la primera plana de los medios de comunicación, porque los inversores habituales en títulos públicos nacionales y provinciales no parecen dispuestos a refinanciar con la compra de nuevos bonos, hasta que los gobiernos nacional y provinciales presenten sus planes económicos integrales que le den mayor certeza de cobro de los intereses pactados.
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