El Dakar en bicicleta: cómo es la competencia argentina que se corre en mountain bike

La carrera se dio en Córdoba. Miles de participantes desafiaron a la naturaleza sobre las dos ruedas. Una experiencia en la que compitieron ciclistas de 14 a 80 años

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No hay una carrera de mountain bike igual en Latinoamérica. Ni en exigencia ni en importancia. Este año fueron 5.043 almas apasionadas por la bici las que lograron una de las mayores marcas de inscriptos en el famoso Desafío al Valle de Río Pinto.

En La Cumbre cordobesa estuvieron todos: los profesionales que buscaban ganar, o lograr el mejor puesto posible; aquellos amateurs que se han fanatizado tanto con la disciplina que se entrenan, se cuidan, comen y se nutren del mejor equipamiento para cada día competir un poco mejor; y los principiantes, que descubrieron el deporte hace poco y buscaron probarse en la competencia más dura del año.

Hubo, obviamente, diferencias en el rendimiento entre tanta cantidad de competidores que llegaron de todas las provincias argentinas y de diversos lugares del mundo (de 11 países distintos), pero todos corrieron por los mismos caminos y llegaron a la misma meta, convirtiendo al evento en algo mucho más que una carrera de la élite internacional.

Desafío Río Pinto , La Cumbre, Córdoba, Argentina, (Foto: Santiago Mondéjar / ÚBICE)
Desafío Río Pinto , La Cumbre, Córdoba, Argentina, (Foto: Santiago Mondéjar / ÚBICE)

Río Pinto es la meca. Y año a año los fieles peregrinan hacia La Cumbre, inundando las rutas de autos con los clásicos portabicis. Toda una imagen. La previa, desde el viernes, te va metiendo en el clima único que genera un desafío así. Los nervios aparecen. Porque la movida es enorme y uno comienza a cruzarse con los otros competidores, viendo cómo se preparan, a sus cuerpos y a sus rodados. Pero a todos hay algo que los iguala: la adrenalina con la que se viven esas horas previas a semejante momento.

Luego, el domingo, uno se cruza con casos emblemáticos, que resumen las distintas "categorías" de competidores. Desde el veterano de 60 que se anotó por primera vez y llegó casi al borde del desmayo, luego de casi ocho horas de pedaleo, hasta el joven de 27 que pensó que era pan comido pero tuvo que bajarse un rato de la bici por los calambres que, pensó, no lo dejarían completar los 85 kilómetros.

Hubo, también, 568 mujeres que se animaron, con Carolina Pérez, ganadora como el año pasado, como su máxima expresión. El resto fueron hombres, con el patagónico Cristian Ranquehue como el vencedor en la clasificación general (hay 22 categorías) por quinta vez con un tiempo de 2 horas y 36 minutos. Hubo corredores de 11 países, quizá el más famoso fue el español Ibon Zugasti, un auténtico personaje que explota en redes sociales por su carisma.

Desafío Río Pinto, La Cumbre, Cordoba, Argentina (Foto: Fernando Caballero / ÚBICE)
Desafío Río Pinto, La Cumbre, Cordoba, Argentina (Foto: Fernando Caballero / ÚBICE)

Fue corredor de alto nivel y hoy, a los 45 años, vive experiencias, más allá de seguir compitiendo (fue noveno en la general). "Hay pocas carreras en el mundo como Río Pinto. Por la cantidad de participantes, por lo especial del trazado, por la dificultad, por la pasión… Es especial, por eso me encanta venir. No llegué tan bien preparado, prometo estar mejor para ganar en la próxima edición", comentó Zugasti.

El circuito, que nace y termina en La Cumbre con escalas en San Marcos Sierra, Capilla del Monte y San Esteban, es durísimo no sólo por la distancia, sino por las condiciones y obstáculos que tiene. Se cruzan diez vados que a veces tienen agua que llega hasta la rodilla de los corredores. La exigencia es máxima por la combinación de agua, polvo, piedras y subidas interminables. Son 1.280 metros de subida acumulada, con una trepada (mortal) al Mirador. Estas condiciones extremas de carrera y la situación de que sea prácticamente imposible recibir asistencia externa hacen que sean determinantes los dos puntos de mecánica que Shimano dispone en el trayecto. La empresa japonesa arregló de forma gratuita casi 600 bicicletas en la previa y durante la carrera, en una emocionante práctica, parecida a un pit stop de Fórmula 1. Servicio que, para varios, hizo la diferencia entre cumplir el sueño o tener que abandonar por un desperfecto.

Durante el recorrido volvieron a verse las más variadas escenas, que van mucho más allá de la competitividad. Con corredores desde los 14 hasta los 80 años que buscaron superar un desafío y pedalearon con las piernas pero también con el alma. Muchos de los inscriptos la corrieron por primera vez y tuvieron que recurrir al corazón, a la determinación, para no abandonar en la primera experiencia. También se hicieron importantes los consejos y el aliento entre competidores porque todos van con un objetivo, algunos detrás de una promesa, otros intentando mejorar sus producciones anteriores y muchos buscando sólo finalizar la carrera. Una experiencia única para los amantes de la bici.

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