A más de 100 días del derrame de petróleo en Ventanilla, sigue reinando la desidia y negligencia

Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana, afirma que tanto la multinacional española Repsol como las autoridades peruanas comparten responsabilidades en el peor desastre ecológico ocurrido en Lima.

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Pedro Castillo supervisa daños por derrame de petróleo.
Pedro Castillo supervisa daños por derrame de petróleo.

El peor desastre ecológico ocurrido en Lima sucedió hace un poco más de 100 días a manos de la multinacional española Repsol. Por lo menos, 1.9 millones de litros de petróleo se derramaron en el mar de Ventanilla, provocando la muerte de cientos de especies, un impacto social casi irreparable, más de 20 playas afectadas (el crudo llegó hasta Chancay), 1′800,490 metros cuadrados de suelo empetrolados, 7′139,571 m2 de mar contaminados y un monto total de 2.3 millones de soles en multas impuestas.

Derrame de petróleo en Ventanilla. Foto: Andina.
Derrame de petróleo en Ventanilla. Foto: Andina.

¿CUÁL ES LA SITUACIÓN ACTUAL?

El proceso de limpieza, que empezó días después del derrame registrado el 15 de enero, en la práctica ya ha concluido. Pero aún hay zonas que han quedado con restos de petróleo bastante evidentes. “Repsol proclama que limpiaron todo, pero el Gobierno no confirma esta limpieza. Por eso estamos a la espera que lo confirme o niegue oficialmente”, indicó Juan Carlos Riveros, director científico de Oceana.

En el plano legal, Riveros explicó a Infobae que hay varios procesos todavía no resueltos. “Repsol ha pagado una multa, pero ha judicializado o reclamado otros. Es decir, que no está dispuesto a pagar y va a hacer una pelea administrativa en la corte para no tener que pagar esos montos”, precisó.

Según fiscales ambientales, hay evidencia de negligencia de parte de la empresa, pero también ha habido incumplimiento de labores de supervisión por parte de las entidades del Estado. “Toda esa maraña de cuestiones legales aún no se ha resuelto y se espera que pueda ser atendida”.

RESPONSABILIDAD DE REPSOL

De acuerdo a Oceana —ONG internacional que vela por el cuidado de los océanos—, Repsol no solo se lavó las manos tras el derrame de petróleo, sino que les echó la culpa a todos. “Luego de no asumir su responsabilidad, comenzaron con la tarea de limpieza, sin embargo, lo hicieron mal y contratando personas inexpertas sin los implementos necesarios para hacerlo”.

Para el especialista, hay una serie de detalles que son grises en el accionar de Repsol. En donde más se aprecia es en la forma que intentaron compensar a los pobladores locales. “Se demoraron más de un mes en entregar algún tipo de ayuda. Al principio, fue un bono (de 3 mil soles), pero no era ejecutable localmente, había que moverse a otra parte de la ciudad a canjearlo”.

FOTO DE ARCHIVO: Un trabajador trabaja en la limpieza de crudo de petróleo de una playa tras el derrame originado en la refinería La Pampilla de la empresa española Repsol en la costa de Lima, en el distrito de Ventanilla, Perú, el 29 de enero de 2022. REUTERS/Ángela Ponce
FOTO DE ARCHIVO: Un trabajador trabaja en la limpieza de crudo de petróleo de una playa tras el derrame originado en la refinería La Pampilla de la empresa española Repsol en la costa de Lima, en el distrito de Ventanilla, Perú, el 29 de enero de 2022. REUTERS/Ángela Ponce

Quiere decir que los principales afectados serán los niños, ancianos y personas embarazadas. “Todos ellos se encuentran en un vacío. Nadie se está haciendo cargo. Obviamente Repsol ha ofrecido dinero, pero este no ha sido suficiente. Y el Estado tampoco ha podido empadronar a los afectados”.

DESIDIA DEL ESTADO

Tras el desastre, no todo es culpa de Repsol, afirma el experto. Buena parte de culpa ahora es del Estado, que no ha sabido reaccionar adecuadamente, no ha seguido los protocolos que el mismo Estado tiene, ha sido muy desordenado”, precisó.

“En un inicio, el 90% de la responsabilidad era de la empresa, pero, desgraciadamente, esta administración del Estado no ha sabido responder bien al desastre”, agregó.

Esto principalmente por los constantes cambios que hubo dentro del Ministerio del Ambiente, así como en sus organismos adjuntos. “No se sabía qué hacer con los animales, no sabía qué hacer con el padrón, no sabía cómo responder con la gente. Cada cual hacía lo que podía por su lado, trataban de hacer las cosas bien, pero sus nuevos jefes o las autoridades, no tenían experiencia. Han cambiado mucho personal técnico, esto por poner a las personas de tu partido o tus allegados en puestos claves y de liderazgo”.

“Muchas de estas cuestiones se resuelven en base a la experiencia de estas personas en estas administraciones, porque saben de la existencia de protocolos. Incluso, un informe de las Naciones Unidas declara como punto central cómo es que el Estado ha respondido tan mal cuando se tiene un sistema de respuestas de prevención de desastres muy desarrollado. Pero nunca se activó ni se puso en funcionamiento”, continuó.

En cuanto al desempeño el actual ministro del Ambiente, Modesto Montoya, quien ingresó a la cartera tras semanas de ocurrido el derrame de petróleo, Juan Carlos Riveros argumentó que se ha observado una mejora en cuanto a las negociaciones verbales entre la empresa y el Estado, sin embargo, esto no ha sido llevado al papel. “Montoya es una persona lucida y preparada, pero se tiene que rodear de asesores que sepan cómo funciona el Estado y todos los temas burocráticos”, comentó.

Ministro Modesto Montoya y otros funcionarios recorren zonas afectadas de la bahía de Ancón, el 12 de febrero. | Foto: Minam
Ministro Modesto Montoya y otros funcionarios recorren zonas afectadas de la bahía de Ancón, el 12 de febrero. | Foto: Minam

HUELLA SOCIAL

En términos biológicos, se estima que la recuperación llevará de 2 o 3 años. “El desastre ambiental se está manejando, por suerte no murieron decenas de miles de animales, y por suerte esta zona no era de muchísima diversidad, por el contrario. Paulatinamente se puede recuperar, pero no va a ser igual que antes porque han tenido que pasar 40 o 50 años para que se reúna todo ese ecosistema”, expresó Rivero.

El gran impacto lo afrontan los pobladores locales, quienes no están siendo atendidos de una manera adecuada, ni a nivel sanitario, ni a nivel económico. “Un pescador promedio estaba ganando entre 1,800 y 3000 soles neto por un mes en verano. Esto lo complementaban con otros trabajos, pero ahora están en nada”, manifestó.

“Además, hay un impacto emocional en los pobladores. Hay pescadores de la zona que no han sido atendidos por ser muy ancianos. A ellos no se les reconoce como pescadores, porque por edad no deberían estar pescando. Este y otros requisitos absurdos tienen el Estado. Pero ellos viven de eso, con eso comen y siguen allí. Estas personas están desesperadas, nadie las ve, la autoridad no los reconoce. Son los olvidados del desastre, y son muchos”, acotó.

La huella social del desastre se va a sentir aún en 20 o 30 años después. “Sobre todo se va a notar en el crecimiento de los niños, quienes han tenido dificultades para acceder a sus alimentos, sumado al nivel de exposición a hidrocarburos. Aún no sabemos el impacto real que puede generar esto”.

“A las semanas del derrame, en Pachacutec, una zona cercana a donde se vertió el petróleo, se diagnosticó a todos con COVID-19, sin embargo, no era esto. Era producto a la exposición de los vapores del petróleo, que una vez ingresada al cuerpo, es muy difícil de extraer”, aseveró.

Rivero reflexionó en que, más allá de la limpieza, la compensación económica y el daño social, el Gobierno “debe pensar en esto como una oportunidad de aprender y de prevenir”. “Se necesita una actitud más proactiva, que pase de la queja a la propuesta. Es correcto que Repsol no hizo muchas cosas, pero ahora nosotros tenemos que saber qué vamos a hacer. No podemos pasarnos la vida solo quejándonos”, sentenció.

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