El mundo culinario es extenso, y existen alimentos particularmente importantes para la salud: uno de ellos es la moringa, con grandes propiedades saludables para el cuerpo humano. Se le conoce como un superalimento debido a sus cualidades. Pero ¿cuán importante es para el organismo?
La moringa es un alimento que permite reducir la presión arterial, disminuir la ansiedad, controlar la glucosa en sangre, ayudar a perder peso, o incluso como alimento de propiedades antivirales, antiinflamatorias, antidepresivos, antimicóticas, o como laxantes en las primeras veces de su consumo.
En esa línea, funciona como estimulante y por eso es importante consumirlo a primera hora del día (y no por la noche) para evitar problemas de insomnio.
También incluye vitamina A, vitamina B y vitamina C. Estas se encuentran en las hojs, donde aparecen minerales, antioxidantes o aminoácidos.
Sin embargo, hay cierta controversia en su consumo. La moringa es un excelente refuerzo para nuestra salud, pero consumirla en exceso puede traer consecuencias.
- Las raíces y la corteza de este árbol pueden generar efectos abortivos en mujeres embarazadas cuando se consumen en dosis altas.
- Las personas propensas al insomnio no deberían tomar moringa por su efecto estimulante, sino ese problema seguirá vigente en un periodo largo.
- La moringa no es recomendable para las personas con episodios de hipoglucemia habitual, porque es un alimento que reduce los niveles de glucosa en sangre y puede dañar el organismo sanguíneo.
¿QUÉ ES LA MORINGA?
Es una especia de árbol al que se le conoce ‘árbol milagroso’ o ‘árbol de la vida’. Crecer muy rápido y es resistente en temporadas secas. Es nutritivo, aunque la mayoría de ocasiones las semillas se encuentran en polvo o preparadas para una infusión.
Puede ser consumido sus hojas y semillas e incluso sus tubérculos, corteza o flores.
TIPOS PARA COMER SANO Y RICO
Si ya de por sí la aceituna es un alimento importante para la salud, te presentamos ciertos tipos para comer rico y sano. Son 15 recomendaciones que debes prestar atención.
1. Si eres mamá lactante, siempre que puedas y quieras, opta y promueve la lactancia materna, por su efecto protector contra enfermedades agudas y crónicas, que perdura incluso hasta en la edad adulta.
2. “Comparte las comidas con miembros de la familia, sobre todo si hay niños, ya que es reconocida como uno de los factores protectores de la nutrición, mejora la relación que uno tiene con la comida y fomenta el desarrollo de una buena conducta alimentaria.
3. Cultiva en casa. En cualquier maceta, aunque sea pequeña. Empieza cultivando tu propio alimento, puede ser una hortaliza o alguna planta aromática.
4. Planifica el menú semanal y arma la lista de compras en base a ello ¡La organización es la base del éxito!. Además, ahorras tiempo y dinero.
5. Fija un día a la semana para cocinar y freezar en cantidad. Esta tendencia, que está en auge entre los famosos, se llama “Batch cooking” y es súper efectiva. No dejes de invitar a los niños a participar de la elaboración de la comida.
6. Compra “materia prima” (legumbres, verduras, cereales, carnes, huevos, lácteos) para cocinar y reducir la compra de paquetes con comidas ya elaboradas. Menos paquetes y más alimentos reales que nos acerquen a la naturaleza, son claves para una alimentación nutritiva.
7. Disminuye el consumo de carnes sobre todo rojas y aumenta el consumo de plantas: frutas, verduras, semillas, legumbres, cereales integrales. No solo es beneficioso para la salud, sino también para el medio ambiente en términos de energía requerida, uso de la tierra, contaminación del agua, efecto invernadero, emisiones de gases y contaminantes producidos.
8. Aprovecha las frutas y verduras de estación. Son más económicas, más sabrosas y te ayudan a ir cambiando y sumando variedad en la elección. Si no estás acostumbrado a comerlas, aumenta su ingesta sumando una porción de verduras y una de frutas por día durante una semana. Luego aumenta las porciones gradualmente hasta llegar a 5 por día.
9. Utiliza condimentos naturales en tus preparaciones y si es necesario agrega sal sólo al final.
10. Reduce a la mitad tu consumo de azúcar y de manera progresiva, reeducando el paladar, trata de disminuirlo lo máximo posible.
11. Cambia algunos de los cereales refinados (arroz, fideos, harinas, panes) por sus versiones integrales. Prueba sabores nuevos como quinoa, mijo, trigo sarraceno y súmalos en ensaladas, medallones, rellenos de verduras y salteados.
12. ¡Mantente activo durante el día, suma más pasos! Opta por ir caminando o en bici al trabajo, a la casa de un amigo o incluso al ir de compras. Si la distancia es muy extensa y utilizas transporte público, bájate unas cuadras antes y suma pasos. Elige mejor subir por escaleras y evita el ascensor o escalera mecánica.
En la oficina toma pausas activas, camina o muévete 3 minutos. Si tienes que hacer llamadas telefónicas, realízalos en movimiento. Por último, pero no por eso menos importante, suma alguna actividad física que te guste y puedas mantener en el tiempo.
13. Evita el consumo de frituras e incorpora grasas saludables cardioprotectoras como aceites, frutos secos y semillas.
14. Disminuye el consumo de gaseosas y bebidas azucaradas. El agua siempre es la mejor opción, porque puedes combinarla con rodajas de limón, pomelo, naranjas, jengibre, hojas de menta, etc.
15. No te olvides de descansar lo suficiente y reducir los niveles de estrés. Un paseo por la naturaleza en familia o con amigos, pisar descalzo el césped, hacer respiraciones al aire libre, meditar, realizar técnicas de yoga, leer un libro, escuchar música y conectarse con uno mismo siempre tienen un impacto positivo en la salud.
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