De las dietas estrictas a la no dieta: cómo evolucionó la búsqueda del bienestar corporal

Las dietas mágicas y poco saludables son cosas del pasado. Por qué las restricciones y prohibiciones no funcionan. Cuál es el beneficio de los cambios de hábitos

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El consumo de frutas y verduras son fundamentales para una dieta saludable a largo plazo (Foto: Getty Images)
El consumo de frutas y verduras son fundamentales para una dieta saludable a largo plazo (Foto: Getty Images)

La dieta del café y cigarrillos de los años 20, la dieta de la lombriz solitaria, el método Scardale, Atkins, Sirtfood, ayuno intermitente, sin gluten, Keto y más. Más que detenerse en cada una de ellas o su cronología, lo que prima entender es que a lo largo de la historia se han pusto de moda múltiples dietas, una tras otra, con oferta y demanda renovada de modo constante y voraz.

Ligadas con estereotipos de bellezas muy estrictos, muchas de ellas generaron graves problemas de salud a incontables personas, incluso con consecuencias fatales. “Cada dieta se relacionó con un trabajo publicado, un libro o una tendencia social”, detalló a Infobae la doctora Mónica Katz, fundadora del Equipo de Trastornos Alimentarios del Hospital Durand y ex presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

En la década del 80, relató Katz, se pusieron de moda las dietas de muy bajas calorías: menos de 800 por día, con muy bajas proteínas, y hubo varios casos de pacientes con severos problemas que tuvieron desenlaces fatales: “Es por eso que, en las dietas de esa cantidad de calorías luego se empezó a cuidar mucho las proteínas que se consumen”.

En los años 90, “frente a investigaciones en las que equivocadamente se demonizaron las grasas”, contó la doctora Katz, “nacieron las dietas muy bajas en grasa, que por supuesto no funcionaron” ya que mientras existen muchas grasas saludables, en estas dietas se tendía a aumentar en gran medida la cantidad de hidratos de carbono.

La especialista aseguró que las dietas más relevantes a nivel histórico han sido las altas en proteínas, como la Atkins, Scardale y Keto, y las muy bajas en calorías o los ayunos. Y en los últimos años, apareció la “demonización de todos los hidratos de carbono”. Según la experta, esto es un error debido a que hay hidratos saludables “que es conveniente consumir”. Y actualmente hay una tendencia de “incrementar las proteínas” en dietas como la Keto, que son altas en ellas y también en grasas.

Intentar cumplir con ideales de belleza de delgadez extrema ha sido la puerta de entrada a graves trastornos de la alimentación  (Foto: Europa Press)
Intentar cumplir con ideales de belleza de delgadez extrema ha sido la puerta de entrada a graves trastornos de la alimentación (Foto: Europa Press)

En relación a las dietas Keto, la nutricionista explicó que “están traccionadas por los gimnasios y profesores de gimnasia, que son profesionales acostumbrados a consumir mucha proteína pero suelen ser jóvenes y sanos”. El problema es cuando “recomiendan Keto a gente grande y con enfermedades metabólicas, cardiológicas, con obesidad o diabetes y éstas deben chequear médicamente si pueden consumir tantas proteínas realmente”.

Asimismo, aseguró que se trata de una dieta con gran impacto en la microbiota: “En 24 horas de dietas bajas en fibras y altas en grasa se dispara una inflamación que puede generar enfermedades cardiacas, autoinmunes, neurales y emocionales”.

¿Por qué las dietas restrictivas se difundieron tanto a pesar del peligro que representan? ¿Qué problemas de relevancia social han generado? En respuesta a estas preguntas, Katz consideró que se trata de un negocio interminable y que el mercado aprovecha la alta demanda de dietas. En relación a su relevancia social, expresó que los trastornos alimentarios “no son generados por este fenómeno sino por la búsqueda de delgadez y personalidades obsesivas y autoexigentes que son lábiles a desarrollarlos en ambientes familiares particulares”.

La psicóloga Soledad Catalano, especializada en Trastornos Alimentarios, Obesidad y Trauma Psicológico, miembro de Academy for Eating Disorders y The Center for Mindful Eating expresó a Infobae: “Hay un ofrecimiento constante y múltiple de diferentes tipos de dietas, soluciones mágicas y rápidas para pérdida de peso, es algo histórico que persiste. Pero en el último tiempo empezó a darse un cambio de paradigma en relación a la alimentación y a lo que es el autocuidado responsable de la salud”.

Las dietas Keto basadas en consumo de proteínas y grasas son un problema aplicadas a gente mayor o con enfermedades metabólicas (Getty)
Las dietas Keto basadas en consumo de proteínas y grasas son un problema aplicadas a gente mayor o con enfermedades metabólicas (Getty)

Según la especialista, este nuevo paradigma de alimentación saludable no está relacionado únicamente con lo nutritivo sino también con lo placentero: “Lo ideal es que los alimentos sean sanos y nutritivos, pero siempre con flexibilidad, la alimentación debe ser placentera y contemplar las circunstancias personales. Todo lo que tiene que ver con la prohibición y restricción extrema no funciona a largo plazo e incluso a veces puede ser la puerta de entrada a trastornos alimentarios. Por eso es importante recurrir en todo caso a los cambios de hábitos más que realizar dietas, cambios graduales y respetuosos de cada ser”.

Para Catalano, esta búsqueda recae en un cambio paradigma más global, relacionado con el proceso de deconstrucción de los estereotipos y la existencia de una mayor consciencia y registro sobre lo dañino que puede ser la persecución de ideales de belleza, con impacto en todos los ámbitos de la vida.

Hay una tendencia de buscar un cuerpo sano, un buen estado físico, una buena salud, y focalizar en las funcionalidades, en lo que se puede hacer. Tener una relación saludable con la alimentación va mucho mas allá de una dieta, tiene que ver con comer saludablemente desde un lugar respetuoso del propio cuerpo, del propio ser, con base en la aceptación de la diversidad corporal, donde todos los cuerpos son validos

Aún así, aclaró, que a pesar de esta tendencia de búsqueda de cambio de estilo de vida también en el último tiempo han “aumentado exponencialmente” los casos de trastornos de conducta alimentaria: “Con la pandemia, el aislamiento nos llevó a estar más expuestos en las redes sociales y a los estereotipos de las publicidades”.

Según la doctora Mónica Katz, “la obesidad es portera de más de 200 enfermedades” (Foto: Europa Press)
Según la doctora Mónica Katz, “la obesidad es portera de más de 200 enfermedades” (Foto: Europa Press)

En este sentido, un estudio reciente examinó los ideales de cuerpos y aseguró que el ideal de cuerpo es maleable y cambia en función a los cuerpos a los cuales estamos expuestos. La publicación concluyó: “Los resultados sugieren que el tamaño ideal del cuerpo es maleable y que se puede cambiar hacia una percepción más diversa del cuerpo ideal con una mayor exposición más allá del ideal delgado”.

Por su lado, la doctora Mónica Katz no consideró que haya aumentado la conciencia acerca de que “el objetivo debe ser estilo de vida y no la dieta”. De todos modos, esbozó: “Por suerte algunos investigadores así como nuestro equipo alzan la voz contra las dietas pero éstas tienen una enorme demanda, alimentada por malestar corporal generalizado, con influencers que potencian la obsesión y una cultura que creó un ideal estético mortífero que casi nadie cuestiona”.

Creadora del método “No dieta”, la especialista recordó que existe evidencia científica acerca de que las dietas no funcionan y que cuanto mas extremas, menos efectivas son. Pero aseguró que si bien es verdad que “las dietas no funcionan”, existen algunas utilizables para corto plazo o en casos imprescindibles.

Katz explicó que la obesidad es una enfermedad, “no un problema estético o moral” y que si bien cada cual es libre de decidir en qué cuerpo quiere vivir, “la obesidad es portera de más de 200 enfermedades”. En este sentido, enfatizó: “Aquellos que defienden el estado obeso argumentando discriminación debieran separar las cosas: oponerse y activar contra la discriminación, pero generar conciencia de que la obesidad es una enfermedad crónica inflamatoria recidivante y con características cerebrales especiales documentadas por imagenología (resonancia magnética funcional)”.

Con el mismo sentido y en relación a la auto aceptación, Catalano manifestó que “aceptarse no implica atentar contra la salud, sino dejar la autocrítica feroz, empezar a cambiar el auto diálogo interno para lograr una autocompasión que nos lleve a un autocuidado más amable y amoroso, para hacer los cambios necesarios para llegar a desarrollar el mayor potencial físico y emocional, a través de cambios de hábitos alimenticios a largo plazo en lugar de dietas restrictivas”.

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