
Si bien es cierto que cuando empieza a azotar el calor muchos cambian el vino por bebidas más refrescantes, la diversidad que ofrecen los vinos argentinos en la actualidad permite seguir disfrutándolos, incluso con altas temperaturas.
Sin dudas, blancos, rosados y espumantes son los preferidos porque se sirven directamente de la frapera y bien fríos. Recordar que esto opaca un poco los atributos y las complejidades de los mejores exponentes ya que el frío “anestesia” las papilas gustativas, además de bajar mucho la presión y, por consiguiente, debilitar los espumosos. Pero siempre se puede servir pasado de frío y no a la inversa, ya que el vino puede llegar a su temperatura óptima de consumo durante su estadía en la copa.
Sin embargo, la mayoría sigue prefiriendo los tintos, y no solo con los asados, que se multiplican durante esta época, sino también con pescados y cualquier otra carne a la parrilla. Por suerte, hoy son muchos los tintos que ofrecen expresión y concentración sin peso, lo que garantiza que se puedan servir refrescados, a unos 14 grados, y ser apreciados en su plenitud. Suelen ser de cuerpo fluido, con un carácter frutal fresco y texturas vivaces, que con el frío se potencian, pero sin alterar su paso por boca agradable.

Es decir, que no se trata de tintos simples y livianos sino de vinos modernos y completos, incluso con crianza en barricas, pero de esa que no se siente. A estos vinos también se los puede tener en la frapera, y no importa si se sienten algo apretados, enseguida se acomodan en la copa.
Está claro que las modas pasan, y con ellas también muchos vinos. Pero los que logran trascenderlas llegan a formar parte del selecto grupo de los preferidos. Y a su vez, los que se mantienen así por muchos años se convierten en clásicos. Hoy los vinos de moda son los tintos “de verano” y, seguramente, los mejor logrados sobrevivirán. Son muy diferentes, siempre hablando de vinos con ciertas pretensiones, de esos que valen un poco más porque tienen más atributos.
Hasta hace poco, los buenos tintos eran aquellos de carácter frutal maduro, con crianza en barricas de roble y con estructura, dada principalmente por el alcohol y la concentración. Pero los tiempos cambian y con ellos muchos vinos. Por eso, los nuevos “tintos de verano” no temen a ser percibidos como ligeros o livianos, por su baja graduación alcohólica, más cerca de 12 que de 15. Tampoco que los tilden de inmaduros, por sus sabores verdes, y mucho menos por no tener el cuerpo suficiente.

La mayoría opta por el Malbec, el cepaje emblema de la Argentina. Pero también hay de Cabernet Franc, Pinot Noir, Cabernet Sauvignon y, sobre todo, Red Blends. Los orígenes también pueden variar, pero se destacan más las zonas frías como el Valle de Uco.
En realidad, son vinos más pensados para beber que para guardar, aunque sus niveles de acidez permiten a muchos de ellos perdurar varios años. Sus taninos nunca son firmes ni duros, pero están presentes. Suelen ser de buen ataque, con volumen y muy expresivos. Y si bien no son muy profundos, cada trago llama a otro. Su gran ventaja es que pueden servirse refrescados, algunos directo de la heladera mientras que otros mejor entre 10 y 14 grados, y en lugar de perder gracia ganan lo que Miguel Brascó llamaba “drinkability”. Por eso son ideales para disfrutar ahora que empieza el verano.
Y pensando en la mesa, cuando calienta el sol vuelven las ganas de comer esos platos que se cajonean cuando hace frío. Porque más allá de los que se disfrutan a temperatura ambiente y de los productos de estación, vuelven las ganas de alimentarse más sano; aunque solo sea para lucir mejor el traje de baño. Y así como los guisos y las preparaciones de cocciones largas pasan al olvido, las ensaladas con todos los verdes posibles, renacen.

Con pollo o camarones, o incluso con frutas cítricas o tropicales. Todas estas opciones van mejor con un blanco de año, joven y sin madera. Puede ser un Chardonnay para los que buscan algo más austero, o elegir entre un Sauvignon Blanc y un Torrontés, para los que prefieren más ímpetu en sus copas. Eso sí, todos deben ser 2025; recién llegaditos. Y así como las comidas casuales se multiplican, los sándwiches también. La creatividad gourmet aflora en muchas casas, combinando carnes frías, con quesos tipo Brie y hasta cebollas caramelizadas.
Las opciones veggie también se destacan, con berenjenas, zucchinis y demás vegetales a la plancha. Para ellos, un vino rosado es la mejor alternativa, para poder apreciar más todas esas delicias entre panes. De Malbec, Pinot Noir o Cabernet Franc, todos valen, siempre y cuando se muestren vivaces y fragantes. Porque cada trago debe acompañar bien a todos los ingredientes.
Por otra parte, a medida que se acercan las vacaciones, los frutos de mar vuelven a copar las mesas, más allá de los amantes del sushi y del polémico salmón. Pescados y mariscos a la parrilla poco a poco van reemplazando a las carnes rojas. Lenguado, pejerrey, corvina, merluza y trucha suelen ser los más buscados. Juntos con los langostinos, son delicias de mar que se disfrutan mucho más con vinos blancos austeros, pero también con tintos livianos.
Un buen Chardonnay, elegante y sutil, o un Pinot Noir, equilibrado y fresco, serán las etiquetas que brindarán más placer. No obstante, hay un tipo de vino que se acomoda mejor a cualquier festín en las mesas veraniegas: el espumoso. Un Blanc de Blanc (puro de uvas blancas) o un Brut o un Rosé, con sus burbujas finas y persistentes y sus sabores delicados, realzan los sabores y texturas de cada bocado, al tiempo que invitan a celebrar.
10 vinos para palpitar el verano

- 1. Chandon Apéritif s/a
Chandon, Mendoza, Valle de Uco $15.900
Lanzado a mediados de 2019, es uno de los vinos furor en primavera. Espumoso con toque amarguito, ideal para servir con hielo como aperitivo. La clave está en el licor de expedición que incluye un macerado natural de naranjas de Entre Ríos y varias especias y hierbas que se infusionaron para lograr ese final distintivo. Refrescante y amable, también perfumado, con burbujas persistentes, bien frutado en el medio de boca y con un final seco, especiado y suavemente amargo.
90,5 puntos
- 2. Perlas del Callejón Criolla 2024
Vinos de La Luz, Mendoza, Valle de Uco $17.900
La moda ha empujado a muchas bodegas a elaborar Criolla, aunque el mercado decidirá con el tiempo si hay lugar para todos. Este flamante tinto by Pablo Navarrete posee aromas limpios y frescos, bien típicos. De paladar franco y vivaz, no muy profundo, pero bien de carácter y agarre, con limpio final. Beber entre 2025 y 2027.
90 puntos
- 3. Altos Las Hormigas Terroir Valle de Uco Malbec 2022
Altos Las Hormigas, Mendoza, Valle de Uco $21.000
El joven enólogo Federico Gambetta ha sabido interpretar bien el terroir Valle de Uco y resumirlo en este Malbec. Porque sus aromas herbales y dulzones remiten al lugar, como sus notas de frutas negras y buena frescura. En boca, resaltan las texturas de la vinificación en vasijas de cemento, despeinando un poco su paladar franco y sus texturas incipientes. Beber entre 2025 y 2026.
90 puntos

- 4. Casa Boher Agrelo Viognier 2023
Rosell Boher, Mendoza, Luján de Cuyo $21.500
Elaborado 100% con uvas de la finca de Agrelo, la misma que rodea el Rosell Boher Lodge, un pequeño paraíso en Mendoza. Es un blanco que vuelve a sorprender por lo bien lograda que está su tipicidad. Porque sus aromas florales nítidos hablan bien de la variedad. En boca es amable sin llegar a ser untuoso, gracias a su buena frescura. De paladar franco y con buen cuerpo, ideal para lucirse en la mesa con platos a base de carnes blancas. Beber entre 2025 y 2027.
91 puntos
- 5. Demencial Malbec 2021
Finca Las Moras, San Juan, Valle de Calingasta $22.300
La fuerza y el carácter distintivo del Valle de Calingasta se pueden apreciar muy bien en esta etiqueta disruptiva que elabora el enólogo Germán Buk. Es un Malbec de aromas frescos y bien frutados, con buen cuerpo y taninos algo firmes que resaltan su mensaje. Limpio y de refrescante final de boca. Beber entre 2025 y 2027.
91 puntos
- 6. Lala Lá Chenin Blanc Sin Filtrar 2023
Lala Lá Wines, Mendoza, Luján de Cuyo, Ugarteche $24.500
Detrás de este blanco elaborado con uvas de viñedo orgánico y sin filtrar, hay dos mujeres pujantes de la vitivinicultura: Silvia Corti (enóloga) y Laura Ciácera (bodeguera). Con buena tensión y un carácter propio, hay un dejo de manzana con leves notas de cítricos algo amarguitos que le quedan bien. También, notas de pasto seco, con leves dejos maduros. Beber entre 2025 y 2026.
90 puntos

- 7. El Relator Extra Brut
Relator Wines, Mendoza $29.500
Espumoso fresco y joven, ideal para empezar a recorrer el mundo de las burbujas a través de la mirada de Pepe Reginato. Blend de Chardonnay (60%) y Chenin (40%) elaborado con uvas provenientes de Agrelo. Y si bien ganan la fruta y la expresión, pone en valor los vinos más
tradicionales, con esa fruta blanca (pera, manzana) potenciada por las burbujas persistentes. Ideal para brindis de a muchos.
90 puntos
- 8. Livvera Semillon 2024
Escala Humana, Mendoza, Valle de Uco $29.500
El enólogo German Masera es reconocido por su mano e interpretación, y por ser uno de los que llevó esta variedad a otro nivel. Acá, en su versión más joven, logra un blanco limpio y tenso, con la fruta blanca bien austera. De buen volumen y trago vivaz, con carácter. No hay complejidad ni potencial de guarda, sino un muy buen blanco para disfrutar. Beber entre 2025 y 2026.
91 puntos

- 9. Alta Yari Pinot Noir 2022
Alta Yari, Mendoza, Valle de Uco, Gualtallary $46.400
Hace casi dos décadas que el enólogo Juan Bruzzone está en la Argentina y, hasta ahora, no le había tocado elaborar Pinot Noir, una variedad que prefiere el clima frío, como el de Gualtallary. Su aspecto es bien de Pinot Noir. De aromas delicados y no muy expresivos, lo mismo en boca. Su trago es fresco y austero, y su paladar, franco. Beber entre 2024 y 2026.
91 puntos
- 10. Ameri Fumé Blanc 2023
Domaine Bousquet, Mendoza, Valle de Uco, Gualtallary $58.000
Es el vino más novedoso de la línea top de la casa, un Sauvignon Blanc con crianza en barricas (por eso el nombre “Fumé Blanc”), al mejor estilo americano. Es un blanco de aromas expresivos y trago mordiente. De paladar franco y cítrico, con algo maduro y leves dejos ahumados propios del paso por roble. Beber entre 2025 y 2026.
91 puntos
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