2020, la vendimia marcada por el coronavirus

Este año será inolvidable para todos los trabajadores de bodegas, que están entre los exceptuados de ejercer la cuarentena. Cómo se vive, cuáles son las mayores complicaciones y qué aprendizajes deja la cosecha de uvas más difícil que se recuerde

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(Nieto Senetiner)
(Nieto Senetiner)

Todos los años son diferentes porque es cierto que la naturaleza habla, y su influencia se ha intensificado en los últimos años. Solo desde el punto de vista climático, la 2020 fue una cosecha atípica y sin precedentes. Además, fue atravesada por el coronavirus, generando muchas complicaciones que se sumaron al vértigo que siempre se vive durante la cosecha.

Pero la naturaleza esta vez jugó a favor, porque a las heladas tardías ocurridas en Mendoza (principal zona vitivinícola con 150.000ha, representa el 75% de la producción), se le sumó una gran onda de calor que llegó hasta el otoño. Este aumento de las temperaturas mínimas no permitió la famosa amplitud térmica que tan bien le viene a la vid. Además, llovió muy poco en todo el ciclo, acrecentando la crisis hídrica que vive la provincia desde hace años; por las pocas nevadas el caudal del Río Mendoza está en el 48% su nivel histórico. Todo esto provocó un adelantamiento de la madurez, en general en todas las regiones, que fue de 10 a 40 días en todas las variedades.

¿Qué tuvo de bueno esto? Que la cuarentena encontró a los productores con más de la mitad de las uvas adentro de las bodegas. Y si bien todos tuvieron que correr mucho, porque además todo el trabajo se concentró en menos semanas que lo habitual, terminó siendo la clave para poder salvar la cosecha y, por ende, poder tener vinos 2020. Infobae entrevistó a varios agrónomos y enólogos referentes del vino argentino para entender cómo fue llevar adelante una cosecha atravesada por la inesperada y devastadora pandemia.

(Marcelo Casazza)
(Marcelo Casazza)

Los protagonistas hablan de una cosecha inolvidable, en todo sentido

La cosecha 2020 ha sido espectacular a pesar de las dificultades por el coronavirus. Al haber mayores temperaturas y menos rendimiento en zonas altas, y sobretodo falta de agua, la cosecha se adelantó. Los que pudieron cosechar en tiempo y forma tienen una gran calidad de uvas, porque dado estas temperaturas se bloqueó la acidez, manteniéndose alta, con alcoholes interesantes”, explica Alejandro Vigil, enólogo de Catena Zapata y uno de los máximos referentes del vino argentino a nivel mundial. Y agrega, “lo más divertido fue que para llegar a Vista Flores había que pasar seis controles, con todo lo que significa esta situación anómala, pero la he pasado bien en esta cosecha”.

Otro gran referente es Daniel Pi (Peñaflor), quien explica claramente los efectos del adelantamiento de la cosecha por una helada tardía en la primavera, que pensaban no había tenido efectos en los rendimientos, pero después se vio en la cantidad de granos por racimo; hasta un 15% menos de uva. Además, la escasez de agua, y las temperaturas más altas, hicieron que los tamaños de los granos fueran más chicos, dando así una cosecha más concentrada respecto de la 2019. “Sin duda fue una vendimia excepcional, hemos sido bendecidos por esta trilogía 2018, 2019, y 2020, e inclusive con la 2017. Por suerte, vamos a terminar justo antes del pico máximo de contagio, lo cual va a ser muy beneficioso para todos los que trabajan en la industria”.

Juan Bruzzone de Fabre Montmayou asegura que hubo tres cosas fundamentales que hicieron diferente a esta cosecha. “La primera, y con mucho impacto, es el coronavirus, que afectó tanto en el viñedo como en el que hacer diario de la bodega. En segundo lugar, el adelantamiento record y sin precedentes. Y, por último, los calores de verano que hicieron que las uvas llegaran con un potencial impresionante. Esto hizo que haya sido el año más limpio en lo que a higiene en bodega y viña se refiere”. Pero lo que más lamenta es que esta vez no pudo ir con sus hijos a la bodega a probar mostos y sacar muestras durante los fines de semana. “Este año se cambió eso por tareas en casa y alternarme con mi mujer, que también es enóloga”.

(Juan Bruzzone Bodega Fabre Montmayou)
(Juan Bruzzone Bodega Fabre Montmayou)

“Nuestra zona de influencia es casi todo Valle de Uco y Luján de Cuyo, trabajamos con 40 viñas, tenemos bloques repartidos entre Pareditas, al sur de San Carlos, hasta Las Compuertas, y nunca cosechamos en la misma fecha el Cabernet Sauvignon de Marchiori y el Malbec Cobos de Los Chañares en Los Árboles”, cuenta Andrés Vignoni, hacedor en Viña Cobos. “Metimos el 80% de la vendimia en menos de dos semanas durante la primera quincena de marzo. Casi como que la naturaleza lo hubiera sabido, porque en este caso el calentamiento global jugó a favor”, agrega el agrónomo Facundo Impagliazzo.

Además de las cuestiones extrañas que tuvieron que plantearse por la marcha climática, se le sumó el coronavirus. “Eso cambió el espíritu, todos metieron fuerza y más garra a la cosecha, aún en condiciones de riesgo para la salud. Por el cariño y el amor de la gente fue una cosecha inusual, rara y dinámica. Va a haber grandes vinos de la cosecha 2020, por la calidad y por el cariño que le puso la gente a la cosecha”, dice Germán Di Cesare de Trivento. Rogelio Rabino de Kaiken explica que tuvo que extremar la recorrida por viñedos para probar uvas y definir el momento de cosecha, porque había taninos inmaduros, pero con mucha azúcar. “Va a ser inolvidable no por la uva sino por todo”.

Con respecto al contexto actual de COVID-19, dice Pablo Cúneo (Luigi Bosca), han tomado todas las medidas de prevención y seguridad sanitaria para resguardar la salud del personal y garantizar el normal desarrollo de la cosecha. Y agrega, “la cosecha 2020 es excelente y una de las mejores en términos de calidad junto con la 2019 y 2018. Además, su elaboración fue muy particular y dinámica”.

Fernando Sota, de Mendoza Vineyards y Finca La Anita, relata lo difícil que fue la vendimia en medio del coronavirus, “por trabajar con aislamiento y con rubros que no estaban activos hemos tenido que aplicar la creatividad para reparar máquinas y ajustar cosas durante la cosecha por no tener soporte ni mantenimiento”. Fernando está trabajando todos los días de la semana unas 15 horas por días, y resalta que están haciendo un trabajo de equipo espectacular, por supuesto con todos los cuidados pertinentes que requiere la pandemia.

(Durigutti Mendoza)
(Durigutti Mendoza)

Según Héctor Durigutti, en Las Compuertas la uva maduró unos 20 días antes que en otros años, “por las temperaturas más elevadas y porque el tamaño de la baya fue mas pequeño, había menos elementos que madurar y por eso fue mas temprano”. Para el ingeniero agrónomo Carlos Tizzio (ex Presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura) fue una cosecha menor en un 30%, y adelantada unos 15 días, por heladas tardías y temperaturas promedio más altas, pero sobre todo por el déficit hídrico con menos agua para riego, y un mayor consumo debido a altas temperaturas, lo cual afectó a las plantas y también disminuyó los granos. “Pero es muy importante resaltar que fue menor en cantidad, pero de gran calidad”.

Para Adrián Toledo de Sottano, “fue una cosecha en la que nos quedamos solos en la bodega, debido a la cuarentena, y nos pudimos dedicar 200% en la cosecha y nuestro trabajo, ya que toda nuestra atención estuvo puesta en lo que debíamos hacer. Fue una cosecha muy atípica, pero esperamos que sea para mejor”.

Debido a que las uvas para vinos base de espumantes son las primeras, y al hecho de prever como venía la mano, en Chandon consiguieron los cosechadores necesarios para hacer toda la vendimia en forma manual, para cuidar bien la uva y lo hicieron en tiempo record. “Decidimos acortar los tiempos de cosecha para que el personal pueda retirarse a la cuarentena, y extremamos las precauciones en viñedos y bodegas durante toda la cosecha con barbijos, guantes y alcohol en gel”. Como anécdota Mario Sonzogni (Chandon Argentina) cuenta que al finalizar la vendimia en la bodega comenzaron a elaborar alcohol en gel para distribuir en la comunidad y en algunos centros de salud de los distintos departamentos donde desarrollan sus actividades.

Si bien las vendimias suelen ser vertiginosas, nada se compara a esta según Santiago Mayorga (Cadus/Nieto Senetiner). “Junto con Ricardo carretero (ing. agrónomo) tuvimos que tirarnos a la pileta con la cosecha porque nunca imaginamos tener que cosechar tintos de alta gama el 3 y 4 de marzo. Corrimos mucho y ya terminamos, cuando normalmente lo hacemos a fines de abril”.

(Alejandro Martínez)
(Alejandro Martínez)

Alejandro “Pepe” Martínez, enólogo de Rosell Boher, es de los pocos que acusa más de cuarenta cosechas encima, y se mostró sumamente sorprendido por el adelanto significativo de las variedades, con una rápida evolución en la madurez azucarina (responsable del alcohol potencial) pero no tanto polifenólica (de las pepitas y escobajo), aunque destacó la gran calidad y sanidad de las uvas. Ariel Angelini de Casa Petrini advierte: “Tuvimos que reprogramar y hacer una cosecha más intensa y menos pausada y escalonada, para respetar la calidad y el perfil de frescura e identidad del lugar. Trabajamos con Enzo Vallin (ingeniero agrónomo), para interpretar de la mejor manera cada parcela”.

Para Sebastián Zuccardi (Familia Zuccardi) la clave está en el manejo de viñedos: “Tenemos mucha confianza en nuestros lugares, y hoy estamos más flexibles a las añadas, ya sean calientes o frías, estamos más preparados, y hemos perdido el miedo a cosechar mirando el almanaque, ahora lo hacemos degustando la uva y no nos importan las fechas”.

Por su parte, el agrónomo Martín Di Stefano, que trabaja a su lado específicamente en el Valle de Uco, sostuvo que “maduró todo muy rápido, todas las variedades al mismo tiempo, en la misma semana. El Malbec será la estrella porque tiene esa plasticidad que le permite adaptarse a situaciones cambiantes, y seguir expresando fruta, acidez y estructura. Edgardo Cónsoli también es agrónomo de Zuccardi, y afirma que “esta ha sido una cosecha mucho más particular que cualquier otra por cuestiones naturales y por cuestiones externas. Las temperaturas más altas, tanto las máximas como las mínimas, de febrero y marzo, y las lluvias que suelen jugar un papel importante; a veces para mal; este año no estuvieron, y por eso la sanidad fue espectacular”.

Para el agrónomo Edy Del Popolo (Susana Balbo Wines & PerSe) “hay buen nivel de madurez pero no uvas muy maduras porque cosecharon antes, más allá del año cálido que fue. La calidad de la fruta es muy buena para todos los que decidieron bien el momento de cosecha, y si vinificaron en línea van a tener buenos vinos”.

Muchos conocen a Marcelo Pelleriti por ser el enólogo del rock, y hacerles el vino a varios músicos argentinos (Pedro Aznar, Juanchi Baleirón, Fernando Ruiz Díaz, etc.), pero además es uno de los enólogos más reconocidos del país. Afirma que “esta cosecha se destaca más que la 2019, y es buenísima, más parecida a la 2018. El Malbec logró una belleza de fruta a pesar de las noches cálidas. Me extraña la acidez y la frescura en boca, porque en las noches la planta se respiró un poco el ácido, pero las uvas llegaron con frescura, mucha fruta, y buena concentración, por eso realicé maceraciones más cortas que lo habitual, para proteger esa característica frutal”.

(Marcelo Casazza)
(Marcelo Casazza)

Hoy, el equipo de la bodega Monteviejo lleva 20 años trabajando juntos y con buena sintonía, “no ha sido de lo mejor, pero ha sido una vendimia emotiva, estamos todos muy estresados por el coronavirus. Será un año para el recuerdo y la primera con estrés, no por la cosecha porque es placer sino por la presión social”, agrega Pelleriti. Pablo Richardi (Flechas de los Andes) explica de manera muy simple y concreta el adelantamiento de la cosecha 2020, “desde que soy enólogo es la primera vez que coseché tan temprano. Esta precocidad fue porque las mínimas, sobre todo de enero, han sido más altas, y hubo menor amplitud térmica, y hasta fin del mes ya se había adelantado todo dos semanas. Febrero, que es fundamental para la madurez de los taninos, fue muy seco cuando es el mes más llovedor de Mendoza, y esto adelantó quince días más, y por eso terminamos con un mes de anticipación”.

Por su parte, el enólogo Juan Pablo Michelini (Zorzal y Altar Uco) mandó a todos sus empleados a casa apenas se decretó la cuarentena, y se quedó solo en bodega acompañado únicamente de Noelia, la enóloga que trabaja a su lado, “Éramos dos para todo, de lunes a lunes, muchas horas de trabajo al día para sacar la vendimia entre dos personas. Por eso digo que los 2020 serán vinos personales, porque hacía mucho tiempo que no hacía todo yo. Fue todo muy sentido, lleno de emociones vínicas donde nos sacaron de nuestra zona de confort. Dios nos ha demostrado lo igual de vulnerables que somos todos, y estoy seguro que esto nos va a sacar mejores”.

Sebastián Bisole es el enólogo de Casa de Uco, una de las pocas bodegas con hotel y spa, y sostiene que “hace cinco años era una vendimia como esta, con uvas más maduras que frescas, pero fueron mutando con el cambio climático. Además, la cuarentena modificó todos los planes operativos. “Complicó a mucha gente que venia a trabajar de otras zonas y se tuvo que volver porque no los dejaban ingresar a la región. Esto hizo que muchos terminaran cosechando a máquina en lugares donde no estaba permitido o no las querían usar, simplemente porque no les quedó otra opción”.

Para el reconocido enólogo Matías Michelini (Passionate Wine) que elabora en distintas provincias, será un año inolvidable por lo que le tocó vivir en persona. “Fue una cosecha muy especial como todas, porque cada una tiene sus particularidades por el clima. Pero esta fue bien diferente, porque más allá de las cuestiones climáticas, no fue muy feliz al final por el coronavirus, ya que no pude volver a la bodega desde el 13 de marzo”. Fue hasta Chubut para cosechar las primeras uvas en Bahía Bustamante, al lado del mar -Semillón y Pinot Noir- y al regresar el día 18, Gendarmería Nacional lo detuvo en Tupungato y lo obligó a hacer la cuarentena obligatoria en su casa. “Me tuve que quedar en casa en cuarentena y manejar todo por teléfono, sin poder ir a bodega, sin probar los vinos. Por suerte German Masera que se pudo hacer cargo. No veo la hora de regresar al trabajo y poder retomar mis actividades, probar los vinos y volver a ilusionarme después de todo lo que ha pasado”.

(Marcelo Belmonte - Peñaflor)
(Marcelo Belmonte - Peñaflor)

Marcelo Belmonte es el agrónomo detrás de todos los viñedos de Peñaflor, desde Salta hasta Chapadmalal en la provincia de Buenos Aires, pasando por Mendoza y San Juan obviamente. Destacó que “la temporada arrancó con brotaciones normales, pero a partir de ahí empezó un año más caliente, comparado con las temperaturas de 2018 y 2019, en todas las regiones, menos los Valles Calchaquíes que fue casi normal, y Mar del Plata, que fue la excepción a la regla, un 6% más fresco que en 2019”. Además, fue una vendimia muy compleja, con 800 personas que trabajan día a día en viñedos, capacitando a todos con las medidas de seguridad, y apoyándolos económicamente; “porque es fundamental estar en estos difíciles momentos”.

El joven agrónomo Matías Prieto elabora los vinos de Marcelo Tinelli, entre otros, y asegura que en esta vendimia hubo “muy buena calidad y sanidad, y había que ser muy estratégico para hacer una logística rápida porque la uva empezó a madurar de repente y había que estar muy atento para a ingresar la uva a bodega sin perder frescura. Fue un gran trabajo en equipo entre agrónomos y enólogos para llevar adelante esta cosecha, coronavirus mediante. Y quiero agradecer especialmente a toda la gente que estuvo trabajando para poder salvar esta cosecha, porque se logró llevarla a cabo a pesar de todas las medidas restrictivas que se tomaron”.

Marcelo Casazza es uno de los agrónomos que más regiones cubre en la Argentina, aunque también trabaja en Europa. Asegura que “la cosecha viene con una merma importante, mientras lo normal son 24 millones de quintales (en 2019 fueron casi 29), este año serán 20 en todo el país”. No obstante, sostiene que la calidad viene muy bien, tanto de las uvas blancas tempranas como de las tintas en general. “El Malbec se adapta en todas las zonas y ha estado bien, mejor en las zonas frías, a más de 1100m, de Agrelo para arriba en Mendoza, y también en Cafayate (Sata) y Pedernal (San Juan)”. Para Paula González, flamante enóloga de Pyros, ha sido una vendimia atípica y acotada en cuanto a tiempos, llena de desafíos. “En nuestra finca del Valle de Pedernal se anticipó todo unos 20 días, comenzamos con el Malbec la primera semana de marzo, algo anómalo debido a las altas temperaturas de los últimos días de 2019”.

Por su parte, para Agustín Lanus “fue realmente diferente en todo sentido. “Desde el ambiente en general, porque la cosecha siempre es un momento de mucha adrenalina, de mucha locura, de compartir, de alegría y de gozo, con mucho laburo y dedicación. Pero por el coronavirus tuvimos la mitad de los cosechadores y pocos operarios en bodega, y por eso se pudo hacer poca selección de uva”, afirma el agrónomo especializado en vinos del Valle Arriba en Salta y Catamarca.

(Marcelo Casazza)
(Marcelo Casazza)

“En Cachi, la cuarentena nos agarró promediando el 70% de la vendimia” cuenta Luis Asmet, enólogo de Bodega Puna, quien asegura que hubo que trabajar más para decidir el punto de cosecha optimo en cada cuadro y en cada parcela. “Un trabajo minucioso para cada variedad y vino a elaborar, más allá de la situación compleja por la pandemia”.

En los viñedos más australes del mundo; Colonia Sarmiento en la provincia de Chubut; el enólogo mendocino Juan Pablo Murgia solo pudo estar al inicio de la cosecha por la cuarentena. “La sanidad y calidad fueron impecables, se adelantó un poco pero no fue tan importante como en Mendoza. Tuvimos un fin de ciclo de madurez muy frío, cosechando a un grado bajo cero a primeras horas de la mañana, y logramos uvas con buena acidez y pH bajo, con muy buena calidad, según las fotos de los racimos que me mandaba el equipo”.

Otro enólogo mendocino que trabaja en Patagonia, hace casi veinte años, es Leonardo Puppato de Familia Schroeder, una de las bodegas más importantes de Neuquén. “A esta cosecha no la olvidaremos jamás” asegura. Y explica que los calores produjeron que las variedades se juntaran en su ciclo de madurez, obligando a cosechar los Pinot Noir primero y luego los Malbec, pero de golpe los Merlot y Cabernet Sauvignon al mismo tiempo; “cosas bastante extrañas de la naturaleza”. Y agrega, “una de las decisiones más complejas a causa del coronavirus fue tener que traer operarios y laboratoristas a vivir a la bodega para evitar los riesgos que implicaba el traslado diario, y pasar más de cinco controles policiales. Además, a Roberto (Schroeder), nuestro jefe, le dio positivo el análisis a la vuelta de un viaje por Alemania, y tuvo que hacer la cuarentena en su casa luego de recuperarse, y eso me afectó un poco, pero por suerte ya está mucho mejor. Había que mantener al equipo motivado en todo momento, ha sido inolvidable, pero necesitamos terminar lo antes posible porque nosotros también queremos estar junto a nuestras familias, y así evitar la pelea diaria que significa seguir trabajando, más allá de poner en riesgo la salud”.

Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos

Twitter: @FabriPortelli

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