Tres documentos falsos y una víctima que nadie identifica: el misterio detrás del asesinato de la dueña del pet shop de Quilmes

El lunes 23 de septiembre, dos sicarios en moto llegaron a un comercio en Don Bosco para balear a su dueña. Parecía un robo, pero había más de 700 mil pesos en el lugar que no se llevaron. ¿Quién era la víctima?

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"Villera": la pintada frente al local del ataque.
"Villera": la pintada frente al local del ataque.

El lunes 23 de septiembre, la dueña de un local de comida para perros ubicado en Quilmes terminaba su día cuando, exactamente a las 20:05, una moto con dos personas estacionó frente al local. El acompañante se bajó, ingresó y en 13 segundos asesinó a la mujer de un tiro en el pecho para luego escapar. En el lugar quedaron más de $700 mil que nadie tocó. ¿Por qué la asesinaron? Hasta hoy es un misterio. Quién es la mujer es otro misterio aparte. A casi dos semanas del hecho la Justicia no pudo determinar quién es la víctima: nadie reclamó el cuerpo y no aparece en ninguna base de datos. Además, hay un detenido que asegura tener pruebas de que ese día y a esa hora estaba en otro lugar.

El ingreso del asesino al local quedó registrado en la cámara de seguridad de un consultorio lindero, algo que fue tomado como una prueba central por la fiscal Ximena Santoro que rápidamente se presentó en el lugar. En las imágenes se observa pasar a la moto con dos ocupantes. Luego dan una vuelta en U y el acompañante se baja. Entra al comercio pegado a la pared para evitar ser visto de frente por su víctima. Trece segundos más tarde escapa, se sube a la moto y desaparecen. Acababa de pegarle un disparo directo en el pecho a la dueña.

Cuando la Policía Bonaerense llegó alertada por los vecinos que escucharon el disparo y denunciaban que habían querido robar a la mujer, se encontraron con una escena poco común. A metros de la entrada estaba la víctima sin vida y detrás del mostrador una caja con $30.000 y tres bolsas de nylon blancas con fajos prolijamente doblados que sumaban unos $738.000.

Aquella noche, los efectivos de la bonaerense informaron que la víctima se llamaba María Teresa Villena. La información fue tomada de un documento encontrado en el lugar. Pocos minutos después encontraron otro con un nombre distinto. Luego un tercero con una mezcla de los nombres anteriores pero con otro apellido. Al mismo tiempo, los vecinos aseguraban conocerla como Mariela, un nombre que no figura en ninguna identificación.

“Lo primero que intentamos hacer fue saber quién era la mujer muerta, pero fue imposible. Consultamos en las bases de Provincia y Nación y no aparece nada. En el lugar encontramos distintos documentos donde la mujer cambiaba de nombre. Incluso los vecinos no coinciden en la manera de llamarla”, cuenta a Infobae una fuente de la investigación.

Cuando este medio recorrió la zona a pocas horas del hecho se encontró con una serie de vecinos que estaban enemistados con la mujer. Hablaban de alguien con un carácter fuerte que permanentemente estaba en conflicto con quienes la rodeaban. “Una vez me toco la puerta a las 6 de la mañana para insultarme porque había estacionado el auto en la puerta de su local, que no tenía entrada de garage; era una mujer muy agresiva y solitaria. Nunca la vimos con nadie. Siempre estaba sola”, cuenta Oriana, que vive pegado al local.

Otro dato que siempre les llamó la atención a los vecinos fue la poca actividad del local. Casi no se veían proveedores y la gente del barrio no le compraba por miedo. La comerciante tampoco salía de adentro. En el lugar se encontraron sábanas y frazadas, por lo que se cree que, además, vivía ahí. Tampoco los vecinos hablan de gente extraña visitando el lugar por, lo que descartan que la víctima usara el comercio de pantalla para vender droga.

La mujer no tenía un celular activo, al menos no uno muy moderno. Del local la policía se llevó varios equipos que tienen 20 años de antigüedad. Se enviaron a peritar aunque se cree que son obsoletos.

El dinero encontrado por la Bonaerense que los sicarios no se llevaron.
El dinero encontrado por la Bonaerense que los sicarios no se llevaron.

Luego de varios días de investigación y de analizar las imágenes de las cámaras de seguridad del municipio de Quilmes donde se ve a los delincuentes huyendo, se lograron identificar dos cosas: en primer lugar las supuestas identidades de los sospechosos y luego el recorrido que realizaron.

Cuando abandonaron el lugar del crimen se dirigieron a la Villa Itatí, en Bernal Oeste. Ahí es donde se les pierde el rastro. Sin embargo, gracias a diferentes tareas de inteligencia la policía descubrió que el posible tirador se llama Emiliano Damián “Chupetín” Cabrera, de 20 años. Un conocido delincuente de la zona que cuenta con, al menos, dos antecedentes del 2018 por encubrimiento.

En el allanamiento realizado a su vivienda en la calle Los Andes, se secuestró un revólver calibre 32 marca Jaguar que se cree que es el arma homicida. En la vivienda también se encontró un buzo con un estampado particular muy similar al que el delincuente usó al momento del asesinato.

Luego la Policía fue a otro domicilio, ubicado en la calle La Cañada de Quilmes Oeste. La intención era detener a quien se cree era el que manejaba la moto pero no estaba. Aunque sí se encontraba la novia del sospechoso que les entregó el DNI de su pareja a los oficiales y les permitió allanar la casa. En el fondo se encontró la moto que se usó para la huida y el casco utilizado por el ahora prófugo de la Justicia.

Si bien la fiscal está convencida de que Cabrera es quien disparó, en las últimas horas los abogados del detenido hicieron una presentación en la que aseguran que su cliente es inocente y que ese día y a esa hora estaba en una plaza con amigos, por lo que está detenido injustamente. A última hora de hoy en la fiscalía esperaban las cámaras de seguridad de esa zona para determinar si es cierto que el hombre estaba ahí y no en la escena del crimen. En caso de ser cierto, el caso vuelve a foja cero.

¿Asalto o asesinato por encargo?

Cuando la fiscalía de la doctora Santoro tomó conocimiento de la suma de dinero ignorada por los delincuentes, observaron el modus operandi previo al homicidio y, sobre todo, tomaron en cuenta los escasos segundos que duró el hecho, descartaron el robo y las líneas investigativas pasaron más por un ajuste de cuentas o por la hipótesis de posibles sicarios. Pero eso podría cambiar en las próximas horas.

Si bien el único detenido se negó a declarar, las evidencias que hablaban de un posible asesinato por encargo empezaron a debilitarse en los últimos días y las posibilidades de un robo fallido volvieron a aparecer en escena.

“Todavía faltan medidas de prueba por tomar. Si bien las bolsas no estaban sumamente escondidas, puede ser que el delincuente luego del disparo se haya asustado y huyó sin robar. Además los vecinos nos refirieron que la mujer tenía un carácter especial. Puntualmente uno de ellos declaró con firmeza que tranquilamente la mujer podría haberse abalanzado sobre el delincuente. Por el momento el móvil es un misterio tan grande como la identidad de la víctima”. Indican a Infobae fuentes de la causa.

En las próximas horas la fiscal Santoro recibirá en su despacho un cotejo realizado entre las balas encontradas en el allanamiento a la vivienda de Cabrera y el plomo hallado en el cuerpo de la víctima. Mientras tanto se seguirá insistiendo en identificar a la mujer: se realizará una búsqueda en el RENAPER aunque se estima que tomará bastante tiempo. Como último recurso se hará un pedido a INTERPOL, ya que los vecinos aseguran que la mujer era peruana. Son los últimos pasos que quedan para develar uno de los grandes interrogantes de la causa: quién es la víctima.

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