Sangre en la sábana y dos vasos de gaseosa: misterio y horror por el diácono degollado en su casa

El cadáver desnudo de Guillermo Luquín, que oficiaba en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de Lomas de Zamora, fue encontrado por su sobrino en su casa de Temperley. Qué había y qué faltaba en la escena del crimen

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Guillermo Luquín en plena misa
Guillermo Luquín en plena misa

Misterio y muchas dudas: eso es lo que abunda en la cabeza de los investigadores que intentan determinar cómo fue el asesinato de Guillermo Luquín, diácono de la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Lomas de Zamora. El religioso fue encontrado por su sobrino en el mediodía de ayer en su casa de Temperley, con un profundo corte en el cuello. La UFI Nº6 de la jurisdicción a cargo de Gerardo Mohoraz investiga al círculo íntimo.

Según fuentes cercanas al expediente, el cuerpo del hombre de 52 años estaba envuelto en una sábana cuando fue hallado por su sobrino. Lo primero que notó la Policía Bonaerense es que ninguna de las aberturas estaba forzada. Además, la casa no estaba revuelta. Todo se veía en su lugar. La familia de Luquín certificó que en el lugar solo faltaba el celular de la víctima y su billetera.

Su cadáver fue encontrado en la cama, sin ropa, con varias heridas cortantes además del degollamiento fatal.
Su cadáver fue encontrado en la cama, sin ropa, con varias heridas cortantes además del degollamiento fatal.

"Está claro que la persona que hizo esto era conocida por él. La víctima lo dejó entrar. Ya solicitamos las cámaras de seguridad de la zona. Si bien es curioso que no haya nada revuelto y solo falten dos elementos, no descartamos el robo, aunque es la hipótesis que menos fuerza tiene", señala uno de los responsables del expediente.

Luquín, además de su actividad religiosa, era empleado del Banco Provincia desde hacía 30 años y vivía hace dos décadas en la calle Bombero Ariño al 800 en Temperley.

El diácono dio su última misa el sábado a las 18. Nada llamó la atención a los feligreses que lo acompañaron. La preocupación llegó el domingo por la mañana cuando no se presentó a oficiar el rito de la eucaristía en la parroquia, como era su costumbre. Algo andaba mal. Fue su sobrino, Eduardo Nicolas Luquín, un militar de 22 años, quien decidió ir a buscarlo. Al llegar se encontró con la desagradable imagen de su tío degollado.

Luquín con su vestimenta religiosa. La fiscalía del caso investiga al círculo íntimo.
Luquín con su vestimenta religiosa. La fiscalía del caso investiga al círculo íntimo.

Desde el Instituto Nuestra Señora del Carmen, vinculado a la parroquia, emitieron un comunicado en el que lamentaron la pérdida de Luquín: "Con mucha tristeza tenemos que informar que ha fallecido nuestro diácono querido en un hecho de inseguridad. Haremos llegar por este medio la información, para quienes quieran darle el último saludo. Que descanses en paz Querido Guille".

Fuentes de la investigación confirmaron a Infobae que en la mañana de hoy se tomarán las primeras declaraciones testimoniales y aguardan la llegada de cámaras de seguridad de la zona para determinar quién o quiénes se acercaron a la casa. Además, será clave lo que arroje la autopsia que aún no comenzó y se espera que se inicie a media mañana.

Por lo pronto, se determinó que el cadáver de Luquín estaba desnudo en su cama; en la habitación había signos de lucha con un velador roto. En la cocina había una botella de gaseosa con dos vasos servidos. A simple vista, el cuerpo presentó varios traumatismos en la cabeza y varias heridas cortantes además de la que presentaba en el cuello, que le quitó la vida.

La Policía Científica también incautó un juego de llaves que se encontró en la reja exterior de la casa.

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