“Por favor, no se vayan; están en riesgo los chicos, los quieren prender fuego”: el ruego a la Policía ante una nueva toma mapuche

Miembros de la lof Paisil Antriao ocuparon en Villa La Angostura un predio vecino al de Emanuel Ginóbili. El propietario intentó impedirlo y denunció inacción policial ante amenazas de muerte

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Los violentos conflictos territoriales entre mapuches y empresarios inmobiliarios recrudecieron en Villa La Angostura, en una espiral de disputas y ocupaciones que parecieran no tener fin y en las que la policía local se habría negado a intervenir ante amenazas de muerte proferidas por  indígenas.

Todo se desató en la madrugada del sábado pasado cuando miembros identificados como integrantes de la lof Paisil Antriao usurparon en forma violenta un predio vecino al de Emanuel Ginóbili, en el cerro Belvedere, sobre el lago Correntoso, y amenazaron con arrojarles bombas molotov a operarios que resguardaban el lugar.  Así consta en la denuncia que el propietario del enclave en litigio radicó en la justicia neuquina.

La comunidad Paisil Antriao hace tiempo reclama como territorio ancestral grandes porciones de bosque milenario sobre el lago Correntoso, lo que ha frenado el avance de obras de dos proyectos inmobiliarios de lujo, entre ellos, el que impulsa sobre un terreno de 20 hectáreas el ahora ex astro de la NBA.

El emprendedor Fabián Converti, dueño de un tercer lote de 5500 m2 con planos aprobados por la Municipalidad de Villa La Angostura para erigir un complejo de viviendas próximas al desarrollo premium de Ginóbili, relató a Infobae la pesadilla que vivió en la madrugada del sábado pasado.

Converti se aprestaba a comenzar con operarios la construcción de un obrador sobre una estructura existente en el predio –los cimientos de una frustrada posada adquirida a una europea que se desprendió del proyecto cansada de los conflictos con los indígenas–, cuando se acercaron unos 40 mapuches y le advirtieron que debía desalojar la propiedad porque estaba invadiendo territorio ancestral.

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"El lonko Francisco Collinao, un mapuche chileno nacionalizado argentino que años atrás trabajó para mí, me amenazó diciendo que si no me iba la cosa se iba a tornar cada vez más violenta. Y así fue. Por la noche, aconsejado por vecinos que sufren las mismas intimidaciones, les pagué a unos operarios para que resguardaran el lugar.  A la madrugada me llamaron de urgencia para que fuera porque falsos mapuches, con cuchillos y bidones de nafta, les decían que si no se iban los iban a matar", contó Converti y así lo expuso ante la fiscalía local.

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Los operarios resistieron unas horas dentro de la estructura pero fueron cercados por los "indígenas" que los amenazaban con incendiar el improvisado obrador. Cuando el propietario arribó al lugar, la violencia y las amenazas fueron in crescendo, por lo que dio parte a la policía.

"El comisario me había prometido que intercedería si había violencia. Los llamé seis veces rogándoles que acudieran porque todo podía terminar muy mal. Llegaron después de una hora. Y al ver la situación, les supliqué a los efectivos que intercedieran y no me dejaran solo. Pero me dijeron que no iban a arriesgar sus vidas para meterse con esa gente que saben que es violenta. Finalmente se fueron. Me abandonaron en medio de esa situación de indefensión mientras los falsos mapuches nos amenazaban de muerte", dijo Converti.

El predio está ocupado desde entonces y la tensión continúa en aumento. "Yo pago los impuestos por el predio, tengo los planos aprobados para comenzar la obra y todo en regla y no sé qué hacer", agregó.

La denuncia de Converti se suma a las de otros vecinos de Villa La Angostura asentados en territorios que reclama esa comunidad y también otros funcionarios del Movimiento Popular Neuquino de Villa la Angostura.  El caso más antiguo es el del norteamericano Bill Fisher, cuyo lote es contiguo al de Ginóbili y mantiene una encarnizada "lucha" con la comunidad Paisil Antriao.  Un poco más alejado está el hotelero Jorge Núñez, que posee la hostería "La Posada",  en la cabecera norte del Nahuel Huapi. Desde hace tiempo su predio está ocupado en un 50%.

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"La metodología siempre es la misma –dijo Núñez a Infobae–. Los mapuches les ofrecen terrenos a gente de Bariloche que no es indígena, con el compromiso de que ellos tienen que estar a disposición y apoyar en número cuando surge el conflicto. Van, usurpan, amedrentan e infunden pavor. Y los propietarios se terminan yendo porque nadie puede vivir así. La excepción es el norteamericano Fisher, que hace una década vive armado en su casa sobre el cerro Belvedere, resistiendo la embestida mapuche".

Florentino Nahuel, werken de la comunidad Paisil Antriao, dijo a Infobae que el cerro Belvedere les pertenece y que no permitirán que Ginóbili, Converti o el fideicomiso Lago del Correntoso, el otro proyecto inmobiliario que debió frenar sus obras, ocupen territorio ancestral.

Según su relato sobre los violentos hechos de la madrugada del sábado, todos los ocupantes son familias mapuches que se organizan para resistir proyectos inmobiliarios ilegales sobre tierras en disputa.

(Matías Arbotto)
(Matías Arbotto)

"Quien compró en el cerro Belvedere, sea Converti o Ginóbili, fue estafado de buena fe o a sabiendas, porque ese territorio pertenece a la comunidad Paisil Antriao desde 1902, cuando fue cedido por el presidente Julio Argentino Roca. Por el derecho que nos asiste será defendido como tal", señaló, en diálogo con Infobae.

Consultado el abogado de Ginóbili, José Mena, dijo que ante la alta conflictividad que existe en el área, que ya acumula años de litigio y que se acentuó meses atrás, el astro acordó con la comunidad mapuche frenar todas las obras hasta tanto la justicia se expida sobre el caso. Interpuso una acción declarativa de certeza en los tribunales para despejar las dudas sobre el derecho de propiedad de la familia Ginóbili.

La disputa es histórica: en 1902 el Estado argentino les cedió en condominio a dos mapuches chilenos, José María Paisil e Ignacio Antriao, el lote pastoril número 9, de 625 hectáreas. Lo hizo en reconocimiento a su colaboración como baqueanos en la fijación de límites fronterizos con Chile. Esa inmensa fracción representa prácticamente todo lo que es hoy Villa La Angostura.

Según el abogado de Ginóbili, la cesión del dominio a los mapuches fue en calidad de particulares y no como comunidad indígena para el uso colectivo. Los terrenos se fueron fraccionando y vendiendo por los herederos de ambos y así fue creciendo la villa de montaña, frecuentada por la reina Máxima Zorreguieta y por el presidente Mauricio Macri durante sus vacaciones estivales.

Luis Virgilio, abogado de la lof, sostiene lo contrario.  Dice que la cesión en condominio fue para la comunidad Paisil Antriao y que la villa creció con terratenientes inescrupulosos que despojaron a indígenas analfabetos con  ardides y violencia y, en otros casos, apropiándose de grandes extensiones de tierras a precio vil. Virgilio exhibió un boleto de compra-venta por parte  de Ginóbili en los años 90 por el cual adquiría "las 20 hectáreas de territorio mapuche"  por USD 150.000. Según él, ese precio solo demuestra que Ginóbili compró a sabiendas un territorio en litigio.

"La situación en la villa se ha tornado insostenible –escribió un ex vecino del Correntoso que pidió no ser identificado y que, más de un año atrás, él mismo expulsó a varios indígenas de su propiedad–. Se lanzan a usurpar personas camufladas y reclutadas como indígenas porque saben que nadie se anima a sacarlos. El perjuicio para todos es inmenso y esto es ya tierra de nadie".

Desde la visión mapuche, el werken Nahuel repite una y otra vez que ellos defienden sus derechos y territorio "siempre de forma pacífica". Sin embargo, Converti aportó un video a la justicia que demostraría lo contrario.

El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), en tanto, le otorgó a lof Paisil Antriao personería jurídica para poder reclamar territorio, aunque todavía no ha presentado la documentación que acreditaría la permanencia en el tiempo de esa comunidad sobre las laderas del lago Correntoso.

Así las cosas, los negocios inmobiliarios por parte de inversores con títulos de propiedad sobre esas tierras se han erigido en una interminable fuente de disputas. Y la violencia va in crescendo.