Aprender a identificar las señales de presión positiva favorece la adaptación ante los cambios y fortalece la resiliencia en la vida diaria. Es que el estrés, lejos de reflejar un estado de colapso irremediable, puede convertirse en una fuerza que impulsa el crecimiento personal, incentiva el aprendizaje y mejora el bienestar, según cómo se experimente y gestione.
Reconocer la diferencia entre sus tipos resulta clave para transformar situaciones desafiantes en oportunidades de desarrollo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como una respuesta natural del organismo frente a presiones o demandas externas e internas. Además, indica que 1 de cada 4 trabajadores en el mundo experimenta problemas relacionados con el estrés laboral, con potenciales repercusiones graves en la salud física y mental.

La OMS señala que la exposición prolongada al estrés puede asociarse con ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares y debilitamiento del sistema inmunológico, por lo que resalta la necesidad de adoptar medidas preventivas y estrategias de afrontamiento eficaces para cuidar el bienestar individual y social.
Eustrés y distrés: dos caras del estrés
El concepto de estrés, introducido en la ciencia médica en los años 30 por el endocrinólogo Hans Selye, ha evolucionado significativamente. El experto lo definió como la respuesta inespecífica del organismo ante cualquier demanda, y más tarde distinguió entre eustrés —relacionado con estímulos motivadores y positivos— y distrés, vinculado a situaciones dañinas o negativas.
Aunque esta diferenciación continúa vigente e influyente en la investigación, ha sido objeto de revisión y debate en ámbitos clínicos y científicos.

La interpretación del estrés depende de factores personales y contextuales. El psicólogo Richard S. Lazarus propuso que la percepción y valoración que cada persona realiza ante una situación determina si la respuesta al estrés resulta positiva o negativa.
La American Psychology Association (APA) respalda esta idea: el eustrés surge frente a desafíos valorados como gratificantes, mientras el distrés aparece cuando la situación es percibida como amenazante o incontrolable. Este enfoque explica que eventos motivadores para algunos, pueden generar malestar en otros.
La forma de gestionar el estrés difiere ampliamente entre personas y puede variar a lo largo de la vida, en función de la experiencia, los recursos disponibles y el entorno social. Un ejemplo: lo que para un adolescente constituyen exámenes abrumadores, para un trabajador experimentado representa una oportunidad para demostrar capacidades.

Características y efectos en la salud
Según St. John’s Health y la APA, el eustrés predomina cuando se asume un desafío laboral, se inicia un proyecto exigente o se prepara una presentación importante. Este tipo de estrés suele ser breve y se asocia a sensaciones de logro, energía y autonomía. Tal como resaltan ambos medios especializados, el eustrés está vinculado con la creencia de que los desafíos pueden superarse, lo que favorece la adaptación a condiciones cambiantes.
En contraste, el distrés se manifiesta de forma persistente, acompañado de síntomas como ansiedad, bajo rendimiento, insomnio, irritabilidad, dolores de cabeza y dificultades de concentración. Sus efectos dañinos se evidencian en problemas físicos —fatiga, alteraciones del sueño, molestias gastrointestinales— y en cambios conductuales, entre los que sobresalen el retraimiento social y el abandono de responsabilidades.

El psicólogo Ramone Ford, de la Cleveland Clinic, señala que el distrés puede hacer que las emociones prevalezcan en la vida diaria, dificultando su manejo y deteriorando la respuesta ante nuevos desafíos.
Estudios recientes demostraron que la presencia frecuente de distrés está vinculada al desarrollo de enfermedades crónicas, al crecimiento del riesgo cardiovascular y a un sistema inmunológico debilitado. Esto evidencia la importancia de identificar el momento en que el estrés deja de ser un aliado y se convierte en un obstáculo para la salud física y mental.
¿Es útil separar entre eustrés y distrés?
La frontera entre ambos conceptos resulta, en muchos casos, difusa. Algunos estudios científicos ponen en duda el valor de la distinción y sugieren evaluar la respuesta al estrés considerando los resultados a largo plazo y el contexto personal, antes que etiquetas generales. La tendencia a asociar el estrés con efectos nocivos condujo a que el término distrés predomine sobre el de eustrés tanto en investigación como en divulgación.

No obstante, organismos clínicos y de divulgación, como St. John’s Health y la Cleveland Clinic, consideran que reconocer ambos tipos de estrés permite diseñar estrategias de afrontamiento más efectivas y comprender mejor las experiencias diarias. Este enfoque facilita la intervención temprana cuando el estrés negativo se acumula y potencia el desarrollo de recursos personales frente a los retos.
Recomendaciones para gestionar el estrés
De acuerdo con la Cleveland Clinic, distintas técnicas ayudan a controlar el distrés y potenciar los efectos positivos del eustrés:
- Reservar tiempo para el descanso.
- Practicar atención plena.
- Buscar distracciones saludables.
- Llevar un registro emocional.
- Meditar.
- Dormir lo necesario y mantener una alimentación equilibrada.
- Construir redes de apoyo social.
Participar en actividad física, como caminar, bailar o practicar deportes, colabora a liberar tensiones y generar sensaciones placenteras. El contacto con la naturaleza y el desarrollo de pasatiempos artísticos también son útiles para gestionar el estrés.

Si los síntomas persisten o afectan la calidad de vida, el apoyo profesional resulta una opción válida. Reconocer la necesidad de ayuda refleja autocuidado y disposición al cambio.
Tanto el eustrés como el distrés forman parte de la experiencia humana. El desafío radica en encontrar un equilibrio: la ausencia de eustrés limita el potencial de superación personal, mientras que el exceso de distrés puede derivar en problemas físicos y psicológicos.
Identificar y regular estos estímulos permite afrontar los retos diarios con mayor bienestar y transformar los desafíos cotidianos en oportunidades para fortalecer la salud y el crecimiento personal.
Últimas Noticias
Qué controles recomiendan los médicos después de los 55 para detectar enfermedades a tiempo
Según especialistas de Mayo Clinic, realizar chequeos periódicos en la adultez permite detectar problemas de salud en etapas iniciales y prevenir complicaciones a largo plazo

Cuál es la disciplina que frena el deterioro mental y fortalece el cuerpo con bajo riesgo de lesiones
Un repaso por las investigaciones más recientes muestra cómo este arte marcial contribuye a mejorar la función cognitiva, disminuir la probabilidad de problemas de memoria y mejora la salud física en adultos mayores

Qué es el menowashing: advertencias y claves para atravesar la menopausia con bienestar físico y mental
De qué se trata esta estrategia de marketing, cuáles son los tres síntomas característicos en las mujeres argentinas al llegar a esta etapa de la vida y los nuevos recursos para un abordaje integral, según tres expertas consultadas por Infobae

Cómo impacta el verano en el cerebro: 8 hábitos neuroprotectores para potenciar el descanso y el bienestar
El calor, los cambios de rutina y las vacaciones tienen efectos en nuestro órgano central. Cuáles son las prácticas que ayudan a regular el ritmo circadiano y preservan la energía mental, según los expertos

Cinco estrategias para dejar de fumar y superar las recaídas
Abandonar el hábito de fumar es una meta que muchas personas se plantean de cara al año que termina, al momento de hacer balances. Por qué cuesta lograrlo sin ayuda y qué recomiendan los especialistas para no frustrarse en el intento


