Los documentos que consiguió el espía ruso Alexander Verner en la Argentina

El agente del servicio de inteligencia militar del Kremlin figura con papeles argentinos desde 2016. En todos estos años se hizo con seis copias de sus dos tipos de DNI

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El pasaporte de Alexander Verner, el miembro del GRU que está radicado en la Argentina como "traductor" (Infobae)
El pasaporte de Alexander Verner, el miembro del GRU que está radicado en la Argentina como "traductor" (Infobae)

Alexander Verner, de 32 años, ingresó por última vez a la Argentina el pasado 27 de marzo. Aterrizó alrededor de las 8 de la noche en Ezeiza en el vuelo TK15 de Turkish Airlines proveniente de Estambul. Antes realizó una breve escala en el Aeropuerto de Guarulhos, en San Pablo. Cuando atravesó Migraciones todo estaba en orden: la numeración de su pasaporte y de su DNI eran legítimos y no pesaba sobre él ninguna sospecha. Sonrió para la cámara que registró su paso y continuó viaje hacia la Ciudad de Buenos Aires, donde radica.

A pesar de figurar como monotributista que hace “servicios de traductor”, Verner es en verdad un miembro del servicio de espionaje militar ruso, conocido como GRU, en el exterior. Es uno de los tantos agentes de inteligencia no oficiales que recorren el mundo como nexo con otros espías de aquel país. “No oficial” significa que no figura como parte de los delegados diplomáticos de Rusia en el país. Esa sede nunca lo reconocerá como tal de manera oficial, aunque le brinde cobertura.

Verner, quien en el país realiza trabajos de traducción al ruso, consiguió su primer Documento Nacional de Identidad (DNI) el 4 de mayo de 2016. Tres meses después se inscribiría ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para registrar su actividad como “traductor”. En aquella oportunidad la numeración de su DNI no llamó la atención de nadie: como extranjero, el número que lo identificaba era 95.127.858, reservado para inmigrantes. Sin embargo, el espía ruso conseguiría tres años después otro DNI, ya como ciudadano argentino.

(Fuente)
(Fuente)

El 3 de diciembre de 2019, Verner conseguiría otro DNI, el que lleva una numeración que se reserva sólo a casos excepcionales o para quienes consiguen la ciudadanía argentina. Aquellos DNI que comienzan con 19 millones están destinados a los documentos que tuvieron algún problema de emisión en sus inicios o que son reservados para los extranjeros que tramitan la ciudadanía plena en el país. El del espía ruso lleva desde entonces el número 19.081.836. Verner había conseguido ser “argentino”.

Con ese trámite concluido, Verner logró ese mismo día su pasaporte: AAG623927. En él figuran su número de DNI y su lugar de nacimiento: Alemania. Lo tendrá hasta diciembre de 2029. Con él podrá salir e ingresar a la Argentina sin despertar sospechas.

Para conseguir la ciudadanía argentina, el miembro del GRU siguió los pasos formales. No realizó las tramitaciones en el Registro Nacional de las Personas (RENAPER), sino que lo hizo -como cualquier extranjero- mediante una presentación judicial ante tribunales federales. La justicia pide entonces diferentes pruebas: ser mayor de 18 años, contar con dos años de residencia ininterrumpida y documentada en el país, partida de nacimiento legalizada, certificado de antecedentes penales, domicilio, justificación de medios de vida. Verner mintió en todos los casos.

El domicilio de Alexander Verner en la calle Santiago del Estero, en la Ciudad de Buenos Aires (Maximiliano Luna)
El domicilio de Alexander Verner en la calle Santiago del Estero, en la Ciudad de Buenos Aires (Maximiliano Luna)

Tras conseguir su nueva ciudadanía -con documento y pasaporte incluidos-, ambos DNI de Verner -tanto el de “extranjero” como el de “argentino”- aún figuran en el sistema de Migraciones como “vigentes”, como suele suceder en estos casos. Pero algo llama la atención de los investigadores: del primero de sus DNI -en el que figura como “extranjero”- requirió cuatro copias. Del segundo, dos. ¿Tantos DNI extravió Verner durante sus años en Argentina? ¿Qué hacía con tantos documentos?

Un espía con fachada

Verner utilizó para su llegada a la Argentina -antes de 2016- el mismo tipo de pasaporte que poseen otros miembros del servicio de inteligencia no oficiales del Kremlin. La numeración que usó al ingresar por primera vez al país comienza con los números 643258017 ó 653453865.

De acuerdo a investigadores, Verner no sólo mintió sobre su profesión, sino que incluso fraguó su documentación de origen para obtener el pasaporte y DNI argentino. Como suelen hacer estos operativos, ingresan a cada país como rusos con pasaportes especiales emitidos por el GRU y una vez dentro, se presentan ante los registros estatales para conseguir documentos apócrifos, sobre todo partidas de nacimiento. A las autoridades locales Verner les indicó que había nacido en Alemania, cuando en verdad lo hizo en Rusia hace 32 años.

Verner se presenta como bachiller en Periodismo por la Facultad de Periodismo de la Universidad Estatal Rusa de Humanidades, fundada en 1991. También asegura que cursó una maestría de esa actividad profesional en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Y agrega ser corresponsal y traductor para diversas agencias de noticias. Con esos pocos antecedentes consiguió contactarse con un importante think tank argentino y con algunos de sus miembros. Tras conocerse la primera de las notas de Infobae, en esa organización intentaron determinar cómo había llegado hasta ellos.

Alexander Verner en una imagen de 2016 en sus redes sociales (Infobae)
Alexander Verner en una imagen de 2016 en sus redes sociales (Infobae)

El agente del Kremlin pasaba desapercibido y no estaba inscripto como empleado de la Embajada de Rusia en Buenos Aires. Para ello consiguió un trabajo lógico: traductor de ruso. Son varios los domicilios que se registran bajo su nombre: uno en Santiago del Estero al 600, otro en Carlos Calvo al 2200 y uno más en Avenida del Libertador al 700. Otro dato llamativo: su cuarto domicilio es... una plaza sobre la avenida Córdoba al 2100. En ninguno de las direcciones respondieron a los llamados de Infobae.

Otros casos en la región

La historia de Verner recuerda el más reciente de los espías rusos detenidos en Eslovenia en diciembre pasado también con pasaportes argentinos. En aquel país europeo, Maria Rosa Mayer Munos y Ludwig Gisch fueron detenidos bajo cargos de espionaje. También pertenecían al GRU y se presume que tenían como misión contactar a otros agentes en aquel continente.

El matrimonio tenía dos hijos y habían llegado a la capital eslovena en 2017, un año después de que el traductor llegara a Buenos Aires. Aquella familia había adoptado otra fachada como profesión: una galería de arte y una start up de soluciones tecnológicas en todo Europa.

Mayer Munos y Gisch vivían en la calle O’Higgins 2191 de Buenos Aires, a tan solo 28 minutos de la dirección principal de Verner. Se desconoce si entre ellos tenían algún tipo de lazo o si pertenecían al mismo grupo de operaciones en la región. Apenas convivieron un año en el país.

Ludwig Gisch, el agente ruso que consiguió pasaporte argentino, figura como nacido en Namibia. Fue detenido en Eslovenia junto a su esposa, Maria Rosa Mayer Munos, también miembro del GRU (Infobae)
Ludwig Gisch, el agente ruso que consiguió pasaporte argentino, figura como nacido en Namibia. Fue detenido en Eslovenia junto a su esposa, Maria Rosa Mayer Munos, también miembro del GRU (Infobae)

Al igual que sucedió con Verner, Gisch también mintió sobre su país de origen para emitir su pasaporte apócrifo argentino. Pero en lugar de indicar que había nacido en Alemania como el traductor, el “emprendedor” dijo que lo había hecho en Namibia.

Pero no sólo en la Argentina están los agentes rusos. América Latina parece ser un buen lugar para instalar a varios miembros de inteligencia de Vladimir Putin. Además de los falsos curadores de arte, emprendedores tech y traductores que se refugiaban en la Argentina, Rusia también envió a sus agentes no oficiales a otros países de la región: Perú y Brasil pueden dar cuenta de ello.

Hacia mediados de noviembre de 2022, el reconocido sitio de noticias Bellincat -dedicado a incomodar al Kremlin- dio a conocer la noticia de una supuesta joyera ecuatoriana que utilizaba esa profesión para ingresar a un círculo muy importante en Europa: las oficinas de la OTAN y la base naval de los Estados Unidos en Nápoles, Italia.

María Adela Kuhfeldt Rivera había nacido supuestamente en Lima, Perú hacía 30 años. Sin embargo, su partida de nacimiento era falsa y -a diferencia de los “argentinos”- nunca había estado en el país latinoamericano. Sin embargo, su cobertura fue descubierta aunque consiguió retornar a Rusia. Es que su pasaporte resultaba familiar: tenía el número 643258050, un código recurrente entre los miembros del GRU.

La misión de “María Adela” era conseguir información sensible de aquellas unidades militares antes de que Rusia invadiera Ucrania.

Otro caso regional es el del “brasileño” Victor Muller Ferrerira, cuyo verdadero nombre es, no obstante, el de Sergey Cherkasov. El agente de inteligencia ruso fue descubierto cuando intentaba infiltrarse como becario en el Tribunal de La Haya, en Holanda. ¿Su misión? Obtener datos sobre los delitos de guerra y contra la humanidad que se le imputan a Putin desde el corazón mismo del proceso de investigación.

Desde diciembre último, el espía Cherkasov está en prisión en Brasilia. Moscú -primero ante el gobierno de Jair Bolsonaro y luego con el de Lula da Silva- ha solicitado su extradición alegando -como es habitual en estos casos-, una causa penal en Rusia contra el acusado.

No se conoce todavía cuáles eran las actividades de Verner en la Argentina más allá de haber participado como traductor en papers en un importante think tank del país. Quizás su reciente visita con Turquía como último destino haya servido para recibir nuevas órdenes.

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