Los ministros de economía y la permanencia en el poder según el partido político que gobierne

La relación con el ahora presidente electo, la crisis y el acuerdo con el FMI serán algunos de los desafíos del reemplazante de Hernán Lacunza

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Alberto Fernandez (Foto: Reuters)
Alberto Fernandez (Foto: Reuters)

Cuando el 20 de agosto Hernán Lacunza se hizo cargo del ministerio de Economía tras la derrota de Mauricio Macri en las PASO y una devaluación del peso de más del 30% en los días posteriores a las primarias, el ahora saliente funcionario ya sabía que había muchas posibilidades de que no durase demasiado en el cargo debido a las pocas chances que tenía el candidato de Juntos por el Cambio de conseguir la reelección.

Probablemente, en esos días de furia para la economía argentina, Lacunza no se haya detenido en el detalle de que su mandato al frente de Economía sería uno de los más cortos desde el regreso de la democracia en 1983.

Cuando el 10 de diciembre asuma Alberto Fernández con su Gabinete, Lacunza va a haber estado en su puesto 112 días. En casi 36 años, solo 7 de las 25 personas que ocuparon esa silla lo hicieron por menos tiempo. En orden cronológico son: Juan Carlos Pugliese (44 días) y Jesús Rodríguez (55 días) durante los últimos meses de Raúl Alfonsín como presidente; Manuel Roig (murió tras 5 días en el cargo) y Néstor Rapanelli (153 días) con Carlos Menem en la Casa Rosada; Ricardo López Murphy (14 días) en el final del mandato de Fernando De la Rúa; Rodolfo Frigeri (7 días) en la breve presidencia interina de Adolfo Rodríguez Saá; y Jorge Remes Lenicov (114 días) en los meses inaugurales del gobierno provisorio de Eduardo Duhalde.

(Maximiliano Luna)
(Maximiliano Luna)

Si bien es cierto que en esta corta lista predominan Ministros que ejercieron su cargo en Gobiernos no peronistas, no es que cuando el presidente representa al Partido Justicialista los titulares de Economía se eternizan en la silla. En promedio, quienes están a cargo de manejar los hilos de las cuentas del país lo ejercen durante un año y medio, por lo que cada Presidente suele designar a entre tres y cuatro personas para ese puesto.

Sin embargo, sí es cierto que durante las administraciones peronistas los Ministros de Economía suelen durar más en sus cargos: 663 días en promedio durante las presidencias de Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Kirchner; contra 413 días durante los mandatos de Raúl Alfonsín, Fernando De la Rúa y Mauricio Macri.

La pregunta entonces es por qué los Ministros de Economía de gobiernos no peronistas duran menos en su cargo que aquellos que ocupan esa silla pero en administraciones lideradas por el Partido Justicialista. Como todo problema político, no hay una sola causa que explique esta situación, aunque sí hay tres factores comunes que pueden ser útiles para dilucidar esta situación: el estado de la economía del país, el frente interno y el frente externo.

Roberto Lavagna y Eduardo Duhalde
Roberto Lavagna y Eduardo Duhalde

La coyuntura económica en la que asume un Ministro de Economía es fundamental para analizar el margen de maniobra que tendrá para aplicar las recetas que considere necesarias. Por ejemplo, la experiencia de Jorge Remes Lenicov al frente de Economía fue casi opuesta a la de Roberto Lavagna. El primero se hizo cargo del Ministerio en enero de 2002 a pedido de Duhalde con el objetivo de estabilizar un país que venía del estallido de fines de 2001. Lo hizo de la mano del desarme de la convertibilidad, del congelamiento de las tarifas de los servicios públicos y de la aplicación de retenciones a las exportaciones, entre otras decisiones.

Pero nada más que 114 días después fue reemplazado por Roberto Lavagna, quien recibió una situación completamente distinta. Algunas decisiones “difíciles” ya tomadas por Remes Lenicov, especialmente el fin de la convertibilidad, fueron los pilares sobre los que se extendió la recuperación de la economía en la presidencia de Néstor Kirchner.

Además de la actualidad de un país a la hora de tomar las riendas de la administración del Poder Ejecutivo, la gestión de cualquier Ministro de Economía estará siempre condicionada por la relación de fuerzas en el Gabinete, primero, y por las ganas de los y las presidentes de involucrarse en el día de las decisiones económicas, en segundo lugar.

Néstor Kirchner y Alberto Fernández (Foto: NA)
Néstor Kirchner y Alberto Fernández (Foto: NA)

Para Juan Luis Bour, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), si un Ministro de Economía va a ser exitoso, debe tener preeminencia sobre el resto del Gabinete. “Como el corto plazo en lo económico es muy relevante, muy inestable, y lo primero que tenés que hacer es estabilizar la economía macro, lo más elemental, la supervivencia, necesitás a alguien que tenga predominio sobre todos los demás ministerios”, dijo en diálogo con Infobae.

Necesitás un ‘súper ministro’ porque todo debe estar coordinado. No podés tener un Ministro de Educación que arregle una paritaria del 55% con los maestros porque te hace volar por los aires un programa económico. Es necesario que el Ministro de Economía tome ciertas decisiones, tener más o menos alineado al Banco Central y que el resto de los Ministros no hagan pelota el presupuesto”, agregó Bour.

El segundo factor interno que tiene incidencia directa en la capacidad de manejo de la economía de un país se divide en dos: por un lado, cuán involucrado estén los presidentes en el día a día de la gestión en ese aspecto de su gobierno; cuán amenazado se sienta un primer mandatario por la popularidad de un Ministro de Economía exitoso. Roberto Lavagna y Néstor Kirchner son un ejemplo claro del primer caso, mientras que Domingo Cavallo y Carlos Menem grafican el segundo escenario.

Domingo Cavallo y Carlos Menem (Foto: AFP)
Domingo Cavallo y Carlos Menem (Foto: AFP)

La convertibilidad tuvo éxito muy rápidamente, no solo frenó la hiperinflación, sino que la economía empezó a crecer. La popularidad de Cavallo era muy grande, Menem se dio cuenta de que tenía un rival interno y ese fue uno de los factores de su salida en 1996”, explicó a Infobae Mario Teijeiro, economista egresado de la Universidad de La Plata y máster en la Universidad de Chicago.

Pero además de lo que suceda en el frente interno, la gestión de la economía de una nación como Argentina está fuera de las manos de sus dirigentes: es que la autonomía política y económica de un país en desarrollo y con temas estructurales sin resolver está limitada, y esto afecta la popularidad de las administraciones.

En 2016, los politólogos Daniela Campello y Cesar Zucco publicaron el artículo “Éxito presidencial y economía mundial”. Allí apuntaron a demostrar que en la mayoría de los países sudamericanos, los niveles de aprobación de un Gobierno correlacionan con la tasa de interés de la Fed de los Estados Unidos y el precio internacional de las materias primas: la tasa de interés del Banco Central de la principal potencia del mundo fija cuánto les cuesta endeudarse a naciones como la Argentina; y los precios de las commodities son clave para el éxito o no de una administración.

Hernán Lacunza (Foto: NA)
Hernán Lacunza (Foto: NA)

Cuando dentro de menos de tres semanas Alberto Fernández asuma la presidencia, quien sea que nombre como Ministro de Economía se enfrentará a una incógnita y a una serie de problemas internos y externos. La duda pasará por cuánta incidencia tendrá el ahora presidente electo en el día a día de la gestión del eventual Ministro y con cuánta libertad se pueda mover quien ocupe la silla que hoy está en manos de Hernán Lacunza.

En tanto, los factores externos que condicionarán a la administración de Fernández son la eventual renegociación de la deuda con acreedores privados y el FMI, los precios de las principales materias primas (lejos de los números de 2005 o 2006), una guerra comercial entre China y Estados Unidos y una tasa de la Fed baja, que encarece el endeudamiento en todo el mundo.

Falta poco para saber cómo funcionará la dinámica interna del próximo Gobierno, pero el escenario externo e interno en el que asumirá Fernández auspicia una dura tarea por delante que además dejará poco margen de acción para el conductor del Poder Ejecutivo.

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