La primera exhortación apostólica de León XIV, Dilexi te, confirma que su pontificado no comienza desde cero. Es una renovación del fuego que Francisco encendió en la Iglesia: el de poner a los pobres en el centro del Evangelio. No se trata solo de una coincidencia de temas, sino de una profunda sintonía espiritual. León XIV retoma el texto que su predecesor había dejado bosquejado antes de morir, inspirado en el versículo del Apocalipsis “Yo te he amado”. Con ese mismo tono pastoral, el nuevo Papa invita a redescubrir que el amor de Cristo se hace visible en el rostro herido de los pobres y que no hay fe auténtica sin compromiso con ellos.
Desde las primeras páginas, la exhortación recuerda que “en el rostro herido de los pobres encontramos impreso el sufrimiento de los inocentes y, por tanto, el mismo sufrimiento de Cristo”. Y que “hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres”. No son objetos de compasión, sino “maestros del Evangelio”. Servirlos, afirma León XIV, “no es un gesto de arriba hacia abajo, sino un encuentro entre iguales”. En esa mirada se percibe con fuerza la tradición de la Iglesia latinoamericana que, desde Medellín y Puebla, comprendió la “opción preferencial por los pobres” no como un exclusivismo, sino como la acción de Dios que se inclina ante toda debilidad humana.
El documento denuncia con claridad la persistencia de una “dictadura de la economía que mata”, donde las ganancias de unos pocos crecen “exponencialmente” mientras la mayoría se aleja del bienestar. Advierte sobre normas económicas que aumentan la riqueza sin equidad y sobre nuevas formas de pobreza “más sutiles y peligrosas”. “La falta de equidad es raíz de los males sociales”, escribe el Papa, señalando una realidad global que tiene rostros concretos: la violencia contra las mujeres, la desnutrición, la emergencia educativa, la indiferencia ante los migrantes. Frente a este panorama, invita a los creyentes a “hacer oír una voz que denuncie”, porque las estructuras de injusticia “deben ser destruidas con la fuerza del bien”.

León XIV también retoma la noción de “estructura de pecado” en la sociedad. Denuncia una mentalidad dominante que “considera normal o racional lo que no es más que egoísmo e indiferencia”, y la define como una forma de “alienación social”. Advierte que “Se vuelve normal ignorar a los pobres y vivir como si no existieran”. Se presenta como elección racional organizar la economía pidiendo sacrificios al pueblo, para alcanzar ciertos objetivos que interesan a los poderosos; mientras que a los pobres sólo les quedan promesas de ‘gotas’ que caerán, hasta que una nueva crisis global los lleve de regreso a la situación anterior.” Es una de las denuncias más fuertes del texto: una sociedad que se acostumbra a justificar la injusticia, mientras encuentra excusas teóricas para no resolver los problemas concretos de quienes sufren.
El Papa también recupera los cuatro verbos del magisterio de Francisco sobre los migrantes —acoger, proteger, promover e integrar y exalta la labor de los movimientos populares, a menudo “bajo sospecha o incluso perseguidos”, que luchan “contra los destructores efectos del imperio del dinero”. Ellos, dice el Papa, “nos invitan a superar la idea de políticas sociales hacia los pobres, pero nunca con los pobres, nunca de los pobres”. De ese modo reafirma una convicción clave: los pobres están en el centro de la Iglesia, no en su periferia.
Pero el texto no se limita a denunciar estructuras. También llama a una conversión personal y comunitaria. El Papa propone “un cambio de mentalidad”, liberándose de “la ilusión de una felicidad que deriva de una vida acomodada”. La verdadera libertad, sostiene, no está en el éxito ni en la acumulación, sino en la fraternidad.
Dilexi te no es entonces, un texto inaugural, sino una reafirmación del camino. Es la voz de un Papa que no teme hablar de economía, desigualdad o migraciones porque ve en esas heridas el rostro de Cristo. León XIV se presenta como un heredero del impulso de Francisco: una Iglesia que no se encierra en debates internos, sino que camina junto a los descartados. Y los pobres no son una opción pastoral entre otras, sino el punto desde el cual se entiende todo.
Últimas Noticias
Hipertensión, diabetes y colesterol: el trío silencioso que más afecta a los peruanos
Estas tres condiciones no solo coexisten, sino que se potencian entre sí

La tokenización, una nueva capa de confianza y eficiencia para América Latina
Propiedades, bonos, dólares, puntos de fidelidad e incluso kilos de soja pueden “vivir” hoy como tokens digitales

IA agéntica: necesitamos más flujos y menos flojos
¿El mensaje? El límite es nuestra imaginación, pero hay que darse un momento para pensar y diseñar ese flujo de trabajo adaptado a nuestras necesidades

El mito punitivo
Los datos de la Corte Suprema que desarman la creencia sobre bajar la edad de punibilidad

Una ley que desampara
El fracaso del modelo de salud mental




