Cuidado, peronismo reaccionando

La nueva estrategia del Frente de Todos para conquistar al viejo votante justicialista

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Tras las PASO y en medio de una crisis interna, el Gobierno reaccionó cambiando algunos miembros del Gabinete (EFE/Natacha Pisarenko POOL)
Tras las PASO y en medio de una crisis interna, el Gobierno reaccionó cambiando algunos miembros del Gabinete (EFE/Natacha Pisarenko POOL)

Cruda realidad

El gobierno recibió un duro castigo en las PASO, que podemos analizar y dividir en 6 variables:

1- Muchos independientes se vieron defraudados con el Presidente, que prometía tender puentes en vez de ampliar grietas, moderar las formas y frenar las iniciativas más radicalizadas del kirchnerismo o La Cámpora.

2- Quedó desarticulada la hipótesis del Gobierno de que el otro bando es peor y el miedo de que vuelva Macri era suficiente para tener un triunfo (ajustado) y seguir como si nada hubiera pasado. Un error de diagnóstico inadmisible que se configuró también por la falla de muchas encuestas.

3- Fue también la sanción a la estrategia elegida al comienzo de la pandemia, la de la cuarentena restrictiva y prolongada para enfrentar al virus. No hubo resultados positivos para destacar en cuanto a la cantidad de fallecidos y preservación de la débil economía nacional. El correcto proceso de vacunación (con manchas como el Vacunatorio VIP, el tema Pfizer o las demoras) no fue suficiente para inclinar la balanza. La cuestión se resume en que se planteó una estrategia que no salió bien.

4- La gestión logró colgarse pocas medallas, la épica quedó desarticulada con la realidad. El acuerdo con acreedores, IFEs, ATPs y la IVE terminaron siendo poco comparado con el proceso inflacionario, falta de trabajo y pobreza.

5- Alberto Fernández se quedó solo, en el centro, débil e intentando manifestar su posición de demasiados temas a la vez. A los fallidos se le sumó la foto de Olivos, las disculpas y demasiadas cuestiones para explicar. “El ganador no explica”, dice un amigo dirigente.

6- Por último, el frente interno (muy heterogéneo) disconforme desde el comienzo, contrario al estilo de Alberto, críticos con una gestión errante, poco peronista y lenta terminó espantado y trabajando a reglamento en las PASO.

Peronismo reaccionando…

Luego de la derrota y la seguidilla de “hechos bochornosos”, comenzó la reorganización. En ese sentido, más desordenado que orquestado, el Gobierno se reacomodó y mostró una reacción potente, como un león herido.

Hoy existe una estrategia política, comunicacional, discursiva y publicitaria. Seguramente con variadas contradicciones, pero que avanza. Como puede, pero avanza.

Voto peronista se busca

El Frente de Todos ganó en 2019 con un 48%, compuesto por un núcleo duro sumado a un buen caudal de independientes que confiaron en Alberto (Fernández) y Sergio (Massa) como garantes de la moderación. Esos votantes que oscilan de elección en elección han optado por cambiar de opción y esa es la hipótesis que maneja el FDT de cara a las generales. Así puede explicarse el 33% de las PASO.

El Gobierno ya hizo su apuesta, busca votante peronista, el histórico. El mismo que votó a Menem en 1989 (sacó 47%), probablemente diferente con el que logró su reelección el riojano (con el 49%) o parte de la suma entre El Carlos y El Néstor en 2003 (en conjunto sumaron 46%, incluso en ese tiempo hubo un 14% adicional de Rodríguez Saá). Es el votante de Cristina en 2007 que sacó 45% o de 2011 en su reelección (54%). El de Scioli de la segunda vuelta en 2015 que pierde con el 48%.

Alguno podrá decirme que fueron elecciones ejecutivas, que Tolosa Paz no es CFK, pero lo que se intenta marcar es que existe un votó peronista en muchas variantes y circunstancias que puede ser estimulado o activado con más peronismo. Esa es la hipótesis central de la campaña del Frente de Todos.

Los roles para buscar los votos

Alberto es el presidente con funciones de intendente, “en capilla” por errores propios camina el conurbano y escucha. Ya no habla tanto, grita menos. No da cátedra, ahora es alumno. Literalmente toma nota como quien debe aprender de la realidad en el territorio. Lleva un perfil muy bajo en contraste con la sobreexposición anterior.

Cristina volvió a su mejor versión, la estadista silenciosa. La líder del espacio garantiza que todos y todas estén adentro. Puso orden, ordenó y dio órdenes. Fue por las malas, con carta incluida, expuso más de la cuenta, pero seguramente lo sintió necesario.

Juan (Manzur) es el nuevo director ejecutivo. El jefe de gabinete tiene la batuta, la que ante asumía el presidente. Lo hace con el manual del peronismo clásico, acción, gestión, “soga corta”, seguramente con doble “ración” de demagogia electoral pero necesaria para este tiempo. Altísimo perfil comparado con su antecesor en el cargo. Hay otros voceros: los candidatos Leandro (Santoro) o Victoria (Tolosa Paz). Sergio (Massa), el verborrágico Aníbal.

Las medidas peronistas

Mucho anuncio directo. Poco discurso explicativo. El gobierno parece decir: “basta de palabras, es tiempo de reacción real, con hechos”. Las acciones es la mejor forma de comunicar.

Es difícil saber a esta altura si alcanza para dar vuelta la elección, pero no resta mirando el 2023.

No hay espacio para seguir en el caos, la incertidumbre y las malas noticias. Por eso, vuelve el público a las canchas, al teatro, no hay más barbijos. En definitiva, terminó la pandemia con la épica del triunfo del proceso de vacunación.

La comunicación peronista de estos días

1- Muchos más voceros (aunque en varios casos quien habla puede ser contraproducente), el mensaje implícito es “estamos todos”. Hay más portavoces y un presidente más débil. Esa falta de autoridad puede opacar la aprobación del gobierno en general, pero no quedó alternativa ante la derrota.

2- Existe un discurso de campaña más orquestado, mayormente ordenado, que parte de la difusión de medidas, explicitando la escucha, la autocrítica y la reacción. Hubo poco tiempo para ordenarse, pero el progreso es significativo, resta saber si es creíble que en tan poco tiempo haya semejante cambio…

3- Bajo nivel de coordinación de campaña por ahora. Hay un sinfín de medidas, poco ordenadas, superpuestas y sin recorrido. Medidas al fin, pero su explotación y rédito comunicacional es poco eficiente.

4- La campaña ahora es de abajo hacia arriba, del municipio y el trabajo de los intendentes sumada a la militancia territorial hacia lo provincial, con un gobierno nacional que empuja desde la jefatura de Gabinete. Ya no se interpela a los argentinos, libres e independientes, sino que son vecinos y vecinas como cualquier concejal. Al compañero, porque “para un peronista nada mejor que otro peronista”.

5- La actitud y reacción del Gobierno son la mejor parte de la estrategia. Y se vincula con la autocrítica inicial (pobre), acciones, señales, cambios de nombres y ajustes. Es con todos. Al fin y al cabo, Tolosa Paz tenía razón: vení al peronismo que acá la pasamos bien (adaptado).

6- El horizonte no está presente. No existe ese ordenador estratégico que indique el rumbo. Es difícil de responder si ahora vamos bien. O cuando se toman medidas, si serán sostenidas. La mirada es muy de corto plazo y eso produce un efecto en la ciudadanía. “Lo hacen porque perdieron las elecciones”, quita credibilidad

Conclusiones

Lamentablemente para el Frente de Todos, el voto no se logra solo por identificación personal, sino sería muy sencillo hablar de Perón y las verdades del movimiento para recibir el apoyo, existen multiplicidad de razones

Se suma el problema de la confianza pérdida por un sector demasiado importante para cualquier oficialismo. Está puesta en duda y en juego. Es uno de los factores más complejos para solucionar.

La credibilidad es la calidad de la fuente, la confianza es la distancia que existe entre lo dicho o prometido y lo hecho, es la capacidad de sostener la palabra establecida. En ese punto el gobierno tiene un desafío enorme para recuperar el espacio perdido.

La reacción ante la derrota y las nuevas medidas pueden ser leídas como electoralistas o como un real cambio de rumbo a partir de haber escuchado las urnas.

Ante esta situación Alberto, Cristina, Sergio y Máximo, sumaron a Juan, Aníbal, Daniel y Julián. Con bombos platillos, gestos y señales… Quedan dos preguntas. ¿Podrán dar vuelta la elección en noviembre? ¿Alcanza para retomar las riendas del gobierno mirando 2023? Aún no asoman las respuestas.

La bola de la ruleta gira y salta de casillero en casillero. La estrategia está planteada, el Frente de Todos ya hizo su apuesta: peronismo.

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