Juliana Gattas: “Con Miranda! me doy el lujo de hacer todo”

La cantante de la exitosísima banda participó en el ciclo “Experiencia Leamos”. Habló de sus intereses, sus búsquedas y sus lecturas, y anticipó también su proyecto solista

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Multifacética. Así se definió a sí misma Juliana Gattas, la talentosa e inclasificable frontlady de Miranda!, la banda que lidera junto a Ale Sergi, y que, con casi veinte años de historia, llevan siete discos de estudio y seis en vivo. El último —hasta ahora— es Fuerte, aunque a fines del año pasado salió el EP Precoz con ocho temas, y este año hicieron la cortina de Casi feliz, la serie de Sebastián Wainraich que se puede ver por Netflix.

Juliana Gattas fue una de las protagonistas de la semana en Experiencia Leamos --el ciclo de encuentros con actores, intelectuales, escritores, músicos y más referentes de la cultura que es exclusivo para suscriptores de Leamos.com--. Durante casi una hora, Gattas habló de su trayectoria, de sus búsquedas artísticas y de las influencias musicales, literarias, audiovisuales.

“La palabra clave es multifacética”, dijo al comienzo. “No sé si son fases o intereses, pero desde chica me gustaron muchas cosas a la vez: el multitasking es constante. En la profesión a la que me dedico, el máximo lujo es que puedo hacer todo: puedo vestirme, disfrazarme, pensar fotografía, videos, cantar, tocar un instrumento. Todo lo que me gustaba cuando era chica —el cine, la poesía, los libros— lo pude volver en una misma cosa”.

Juliana Gattas
Juliana Gattas

Con este amor esquizofrénico y particular

En la recorrida por su universo, Gattas recordó las clases de violín de la infancia, las noches de shows de jazz, incluso los recitales en el mítico Cemento, hasta llegar a este “nuevo” avatar, que es en el que más tiempo decidió permanecer. Hoy es la voz y la cara de una de las bandas pop más reconocidas de la Argentina. Sin embargo, en cada etapa hay una forma de ser que se sostiene, permanece y la define:

Cuando dejás la figura pública arriba del escenario, sos de muy bajo perfil.

—Sí, tengo eso. Y ahora, con el barbijo no me reconoce nadie. Pero antes del barbijo —”Antes del barbijo” parece el título de una telenovela— me manejaba en subte, iba por todos lados, y, si a veces pensaba que alguien me reconocía, ponía una cara contraria a lo que soy en el escenario y funcionaba. Ojo: los dos son personajes.

¿Qué tiene el personaje público que el personaje privado no quiere mostrar?

—Es que no divido en público y bajo perfil, no me pienso en esos términos. Tanto con Miranda! como cuando canto jazz y en todas las propuestas artísticas, intento que haya una magia que te proyecte a algún lugar, que no sea lo mismo ver un show que escuchar un cd, un vinilo o Spotify. Desde los comienzos de Miranda! la propuesta no cambió nunca. Hay un vuelo, una locura, una cosa que proponga una vuelta de tuerca la ejecución tradicional de la música en vivo.

Da la impresión de que el músico se constituye como tal en el escenario. Tal vez más que otros artistas que lo son durante el momento de la creación.

—Yo soy así, sí. Mi socio y contraparte de Miranda! es muchísimo más del laboratorio. Le gusta tocar en vivo, pero está todo el día pensando música y su momento de éxtasis es alrededor de los instrumentos y la computadora: cuando busca el hit. Por mi forma de ser y también porque los roles fueron decantando así y los dos estamos cómodos, yo soy más del show. Me ocupo de la estética, del vestuario, de la puesta en escena, de los videos. En la cuarentena, al que le gustaba el estudio lo tiene a sus anchas. Pero a quienes nos gusta la tabla, la extrañamos mucho. Se extraña el feedback y la adrenalina que no se da en otro lado.

Miranda! tiene algo muy propio del “hágalo usted mismo”. Llama la atención que después de dos décadas sigan ocupándose ustedes quienes del vestuario, la estética, el arte, la idea global del disco.

—Nosotros ya teníamos una forma de ser y de funcionar así en la movida indie. Teníamos nuestra forma de trabajar, hasta cuando hacíamos el vestuario. Lo mantenemos porque es algo que nos gusta. No es que busquemos diferenciarnos de cierto “producto pop”. A mí me apasiona el vestuario y la estética y cuando vi la posibilidad de hacerlo en un escenario me volví loca. Todavía tengo ideas y caprichos que no hice: looks de Bowies, de Madonnas. Tengo para veinte años más.

Hablás de Bowie y Madonna y me pregunto por tus referentes.

—Menciono los que tenemos muy en común Ale y yo: Bowie, Madonna, Prince, los íconos gais, Pet Shop Boys, Erasure, ABBA.

¿El glam?

—Sí, pero pienso sobre todo en el músico que te ofrece un espectáculo. Con el tiempo fue más normal que todos hagan todo, pero en su momento había bandas que tocaban y nada más. El concepto artístico multifacético de ser y hacer todo, de tener una imagen y un estilo, de tener libros, cds, dvds: hacer todo. Ahora es más normal, pero en los 90 no era así.

Juliana Gattas (Télam)
Juliana Gattas (Télam)

Rompiste el cristal en mí

Una característica del pop es su capacidad para poner en relación los diferentes materiales que lo conforman. Lo hace a través del pastiche, la cita, la revisita, la ironía, el kitsch. Mientras Juliana hablaba, de fondo se veía muchísima ropa, un corpóreo de Susana Giménez, una guitarra, cinturones, prendas y brillantes: marcas de estilo que denotan un concepto pero también un mapa de relaciones que podrían conformar combinaciones infinitas.

“Lo que yo tengo acá es de coleccionista”, dijo. “Tengo un par de vestuarios de Miranda!, pero esta es ropa que compré en ferias. Alejandro colecciona vinilos y yo colecciono ropa, prendas, accesorios. Por ahí terminan en el escenario, pero están porque lo primero es la pasión. Me gusta recorrer, entrar en una feria, conocer a la dueña. Toda esa experiencia me vuelve loca. Y soy tanto como lo que me apasiona”.

Ese universo de orden y caos también aparece en las lecturas que elige: desde Pomelo, de Yoko Ono, hasta Opus Gelber, el perfil que Leila Guerriero escribió sobre Bruno Gelber.

¿Te ves como personaje de libro?

—Todavía no. Por ahí un poco más señorona. Me falta hacer cosas. Ahora grabé un disco mío solista. No es que sintiera que era algo que me faltaba hacer, pero justo se dio y lo hice y por la pandemia va a tardar en salir, pero me tiene muy entusiasmada. Es un proyecto de música electrónica, bien de baile y discoteca, bien travesti. Eso debería estar la crónica: aunque sea un fracaso o un éxito tiene que estar eso. Por eso, por ahora no veo como personaje. No me gustaría sentir que hay una idea de conclusión. Prefiero pensar que todavía falta.

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