El vino de altura o cómo salvar un viñedo del cambio climático: “Trabajamos para ser independientes del impacto de la climatología”

En la bodega Dominio Basconcillos, el viñedo es el protagonista y sus dueñas apuestan por la ciencia para protegerlo del inevitable aumento de las temperaturas

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Viñedo de bodega Dominio Basconcillos
Viñedo de bodega Dominio Basconcillos

Fundada finales de los años 90 por José María Basconcillos, bodegas Dominio Basconcillos se ubica en un rincón privilegiado de la Ribera del Duero, un lugar ideal para comenzar sus andaduras en el mundo del vino. Hoy, sus hijas María José y Carmen Basconcillos han heredado la bodega y la regentan guardando el cariño y pasión por la naturaleza que ya caracterizaba a su padre.

Hablamos con Carmen, una de las encargadas de que este viñedo siga adelante. “Su proyecto siempre ha estado muy centrado en el viñedo, en cuidar el campo y cuidar la vid. En esta bodega lo principal no es el edificio ni la arquitectura, en nuestro caso es lo opuesto. La esencia es el viñedo”, explica a Infobae España. Su empresa pretende ser innovadora, y no solo porque defiendan el poder femenino dentro del mundo del vino: su proceso también lo es, con técnicas novedosas que buscan salvar a su viñedo de las consecuencias inevitables del cambio climático.

El Paraje del Alto del Cura es donde se encuentran los viñedos, un paraje de unas 50 hectáreas caracterizado por su diversidad de suelos y por unas condiciones micro climáticas únicas, a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar. En esta bodega trabajan bajo los más estrictos parámetros de sostenibilidad. Sus viñedos tienen rendimientos siempre inferiores a los 4.000 kilos por hectárea, “la mitad de lo que está permitido por región”, como explica Carmen. De esta forma, las uvas concentran más todo el sabor y los nutrientes de la vid, con racimos aislados que tienen espacio para captar sol, brisa y humedad sin estar apretados.

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Hermanas Basconcillos
Hermanas Basconcillos

Todas las labores de mantenimiento del viñedo se realizan minimizando cualquier producto de síntesis química y herbicidas, aunque esto no significa que no se trabaje en la innovación. “Somos mujeres de ciencia. Tenemos que poder controlar el proceso”, afirma Carmen. “Tratamos el viñedo con productos naturales, pero eso no significa que no tengamos que saber qué aportarle a tu viñedo”, añade. Es por ello que en la bodega trabajan en innovar con el proceso de cultivo, recolección y tratamiento de la uva, con procesos como la tipificación de suelos, el estudio de la microbiota de la planta o el trabajo de ‘cubierta vegetal’. Todo destinado a conseguir el viñedo más fuerte y potente posible.

Su trabajo de sostenibilidad y respeto a la naturaleza se vio premiado ya en 2004, cuando se convirtieron en pioneros en conseguir la certificación ecológica en la Ribera del Duero. “En 2004 nadie hablaba de producto ecológico, eran solo unos cuantos. No había una persona con un proyecto de calidad en Ribera del Duero que apostara por ello”, explica la vinicultora. Aunque su mayor mercado se encuentra en Suiza, un lugar donde se valora el producto ecológico de calidad, también en España crece cada vez más la pasión por lo eco.

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El vino de altura, un legado con futuro

No solo fueron pioneros en la sostenibilidad. La familia Basconcillos puede presumir de ser una de las primeras bodegas de altura en la zona de la Ribera del Duero, una decisión que su padre tomó en los años noventa y por la que, ahora, las hermanas Basconcillos se sienten muy agradecidas. “Hoy podemos tener un proyecto de tanta calidad por las decisiones acertadas de mi padre, fue un legado que nosotras mimamos”, dice Carmen. “Hemos sido pioneros en viñedo en altura. Tener todo tu viñedo a tanta altura supone asumir unos riesgos. A mayor altura, las diferencias de temperatura son mayores, estás expuesto a temperaturas extremas… La climatología es más extrema, en general”, explica la vinicultora.

El vino de altura, también conocido como vino de montaña, es aquel cuya producción, cultivo y envejecimiento se da en tierras elevadas superiores a los 800 metros sobre el nivel del mar. Los viñedos de Carmen y María José se encuentran a unos 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar, algo que les aporta un valor diferencial, dando como resultado un vino más vivo, más expresivo, más fresco, más aromático y longevo.

“Las zonas más bajas están sufriendo calores extremos en meses como agosto. Eso no es bueno para el viñedo”

Aunque no son viñedos fáciles de cosechar, el vino de altura es la tendencia del momento dentro del mundo vitivinícola. Por sus condiciones excepcionales, la localización de estos viñedos hace que el resultado en cada botella sea excepcional. “La diferencia de temperatura entre el día y la noche es mayor, así que, aunque tengamos mucho calor por el día, por la noche se enfría y la uva respira, consume menos ácidos, por lo que los vinos son menos ácidos. Son vinos con las uvas más sanas”, afirma Carmen.

Pero este tipo de viñedos no solo trae beneficios para el sabor final del vino. Además, es una forma perfecta de huir de las consecuencias del cambio climático. Los viñedos al uso se sitúan a una altura de entre 700 u 800 metros sobre el nivel del mar, una zona que se ve mucho más afectada por el calor extremo consecuencia del calentamiento global. “Hoy en día, con el cambio climático, en las zonas más bajas están sufriendo calores extremos en meses como agosto. Eso no es bueno para el viñedo”, explican desde la bodega.

Los jóvenes, el próximo reto de las bodegas

A pesar de que España sea el país con la mayor extensión de viñedos de todo el mundo, con 963.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid en 2021, y el tercer productor de vino por detrás de Italia y Francia, los datos muestran que el consumo no es elevado. En el ranking de mayores consumidores, España cae a la séptima posición, mientras que sus vecinos se mantienen en el podio. Según los expertos, hay varias razones para estos datos, entre ellas una mala estrategia publicitaria, la creencia de que el vino es solo para entendidos, las altas temperaturas y también el poder adquisitivo de los jóvenes españoles. Estos últimos son la mayor preocupación de Las dueñas de Dominio Basconcillos.

“Estamos redefiniendo lo que es caro y lo que es barato”
Vino de bodega Dominio Basconcillos
Vino de bodega Dominio Basconcillos

El siguiente paso en el mundo del vino “tiene menos que ver con el trabajo de las bodegas, porque estamos haciendo un trabajo de premiar la marca y de vinos de mucha calidad”, asegura Carmen. “El reto está en llevar a la gente joven a consumir vino y a valorar un producto de su tierra, de origen, que represente su terruño. Es importante que la gente joven, que ahora puede tener 20 años, que son los que van a consumir vino en diez o quince años, sepan valorarlo, sepan el trabajo que hay detrás”, explica Basconcillos. Según cuenta, en España los jóvenes optan a veces por otro tipo de productos, normalmente más baratos. “Pero hay que ponerlo en contexto”, asegura Carmen. “Igual un producto barato es muy caro porque es caro para el planeta, para tu salud... Creo que el mercado va en esa línea, que estamos redefiniendo lo que es caro y lo que es barato”, concluye.

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