Argentina tiene serios problemas de terminalidad de la secundaria. No es una novedad, en realidad. De acuerdo a los últimos datos disponibles, solo el 60% de los estudiantes llega al último año del secundario en el tiempo esperado. Los números, sin embargo, se desploman cuando se trata de los sectores más vulnerables. Las dificultades que imponen los contextos más críticos hace que solo se gradúe en el tiempo teórico el 37,5% de los chicos.
Las diferencias son notorias entre las tres categorías que plantea el Índice de Contexto Social de la Educación (ICSE), que tiene en cuenta características de vivienda, agua, saneamiento, educación de los adultos de la familia y economía del hogar. En las escuelas públicas, el nivel de terminalidad cae a medida que aumentan las necesidades. En el contexto de privación bajo/medio, llega a tiempo el 63,3%, en el alto el 48,4% y en el crítico tan solo el 37,5%. Es decir, el 62,5% de los alumnos más pobres no termina la secundaria cuando debería.
"El sistema educativo, especialmente en el secundario, intenta dar una solución masiva a situaciones que son particulares. En especial en los sectores más vulnerables, el contexto que rodea al alumno hace que el aprendizaje y su trayectoria escolar se vea amenazada. Las necesidades socioeconómicas, el embarazo adolescente y el no encontrarle un sentido al esfuerzo, son los principales factores que motivan el abandono", le dijo a Infobae Marcelo Miniati, director ejecutivo de Cimientos, una fundación que ofrece becas y acompañamiento a chicos que lo necesitan.
En muchos casos, sus padres no llegaron siquiera a la secundaria. No reciben el capital cultural necesario en el hogar. Tienen pocos libros a disposición, se habla un lenguaje más rudimentario, cuentan con menos juegos que los estimulen. Ya parten con grandes desventajas, que después repercuten en su futuro académico. Al punto que se calcula que solo 1 de cada 100 jóvenes del quintil más pobre logra un título universitario.
Además de las económicas, hay disparidades de otros tipos, según consigna un informe del Observatorio Argentinos por la Educación. El ámbito al que pertenece la escuela es uno. Mientras que en las zonas urbanas egresan a tiempo 7 de cada 10, en el campo ese indicador cae a 4 de cada 10. Parte de esa estadística, sostienen, se puede explicar desde la menor oferta educativa que existen en las zonas rurales; menor cantidad de docentes y mayores costos.
Entre las provincias más ricas y pobres también hay diferencias marcadas. Por caso, en la Ciudad de Buenos Aires el índice de terminalidad es del 79,7%, mientras que en Santiago del Estero más de la mitad queda en el camino. La brecha educativa también se replica en las evaluaciones de aprendizajes, en las que se presentan disparidades similares.
En ese contexto, a fines del año pasado los ministros de educación aprobaron una reforma de la escuela media. Ahora, durante noviembre, cada provincia deberá presentar su plan de acople a la "Secundaria 2030", que con distintos grados de aplicación, comenzará a implementarse a partir de 2019 y tendrá que estar en todas las escuelas para 2025.
¿En qué consiste la Secundaria 2030? Al menos en el marco teórico, promueve la integración de las materias a través de trabajos interdisciplinarios, que fomenten habilidades como el trabajo en equipo, el pensamiento crítico y la creatividad. Pero también, en vías de reducir la deserción y la repitencia, invita a otorgar notas por proyecto, calificaciones de desempeño y considerar el progreso del alumno fuera de las pruebas tradicionales.
Miniati consideró: "Es muy positivo que se esté trabajando con foco en los alumnos y el desarrollo de habilidades. Tomar en cuenta la trayectoria escolar particular de cada alumno como eje de su educación es un concepto superador, pero debe estar acompañado de un docente que tenga una mirada individual de cada estudiante y un interés en acompañar el desarrollo de sus aprendizajes. El gran desafío va a ser cómo implementarlo de manera coordinada con contextos provinciales tan diversos desde lo cultural hasta lo fiscal".
La recaudación es un punto central porque el modelo apunta, además, a una fuerte modificación en el vínculo entre docentes y alumnos. En secundario, se los llama "profesores taxis" porque viajan de escuela a escuela en el mismo día y tienen poco contacto con los estudiantes. La reforma aspira a profesores designados a jornada completa en una misma institución, lo cual implicaría un aumento del gasto educativo o al menos una redistribución.
Alguna provincias ya pusieron en marcha sus proyectos de nueva secundaria. Río Negro es pionera en su implementación: los profesores no pueden trabajar en más de dos escuelas, dan clases en forma colaborativa y la currícula se organiza en torno a áreas de conocimientos. La Ciudad de Buenos Aires también comenzó este año con 19 escuelas y lo extenderá a otras 25 en 2019. Lo mismo sucede con la provincia de Buenos Aires, que buscará duplicar los 300 colegios que hoy ya trabajan con la reforma del secundario.
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