“Apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser protagonista del mercado global”, dice el décimo punto del “Pacto de Mayo” que Javier Milei propuso el 1 de marzo, en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso, y suscribió el 9 de julio en Tucumán junto a una maciza mayoría de gobernadores.
La apertura es así un eje explícito de la gestión gubernamental que este martes cumplirá un año, así como el alineamiento con “Occidente”, y en particular con Estados Unidos e Israel, es un credo político de Milei.
Durante su campaña electoral, tras su triunfo en las PASO y a seis días del voto en primera vuelta, el entonces candidato había dicho: “Nosotros no hacemos pactos con comunistas. Yo no promovería la relación con comunistas. Ni con Cuba, ni con Venezuela, ni con Corea del Norte, ni con Nicaragua, ni con China”. Su preferencia por EEUU era clarísima.
Pero del mismo modo que en “Una leona de dos mundos”, una vieja película sobre una cachorra criada en cautiverio que, ya grande, es devuelta a la selva y debe adaptarse a ella, como presidente Milei aceptó ser un león de dos mundos y repentinamente colmó de elogios a China.
“Tuvimos una reunión con el Embajador (de China en Buenos Aires) y al otro día nos destrabaron el swap; son un socio comercial muy interesante; no exigen nada; lo único que piden es que no los molesten”, le dijo a Susana Giménez en una entrevista televisiva. “Son un socio fabuloso (…) y ¿sabes qué? Tenemos economías complementarias. Con lo cual, el bienestar de los argentinos exige que yo profundice en mis vínculos comerciales con China”, ahondó en una entrevista con la revista inglesa The Economist.
Pleno político
Por otra parte, la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales en EEUU puso en valor la preferencia explícita que Milei reveló antes de la votación y que le valió ser considerado puntal sudamericano de una internacional conservadora encabezada por el ex y futuro jefe de la Casa Blanca, como planteó en una reciente reunión internacional en Buenos Aires Steve Bannon, un ideólogo del trumpismo.
Tuvimos una reunión con el Embajador y al otro día nos destrabaron el swap; son un socio comercial muy interesante (Javier Milei, sobre las relaciones con China)
El último viernes, en Montevideo, Milei asistió por primera vez a una Cumbre del Mercosur. Fue un debut auspicioso: allí se anunció un Acuerdo de Libre Comercio (ALC) del bloque con la Unión Europea, hito que marca el inicio de su presidencia del bloque. “Estamos formando un mercado de más de 700 millones de consumidores. Esta alianza va a fortalecer las cadenas de valor y crear trabajo para ambos lados del Atlántico”, resaltó la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen”.
Como presidente, Milei ha hecho así equilibrio entre su inequívoca preferencia por EEUU (tercer socio comercial de la Argentina) y por Trump, su frialdad en la relación con Lula da Silva, el presidente de Brasil, principal socio comercial del país, su rechazo del régimen chino (segundo mayor socio comercial), pero con un toque pragmático, y su visión hipercrítica de la agenda global, en buena medida europea, sobre el cambio climático y los temas étnicos y de género, sobre los que se pronunció descarnadamente ante el Foro de Davos y la Asamblea General de la ONU.
Esto se combina con una apertura comercial, que se inició con la regularización de los pagos de comercio exterior, se profundizó con la facilidad para importar ciertos bienes de consumo y continúa con medidas como la triplicación (a USD 3.000 por persona) de límite de compras online en el exterior de envío por courier (franquicia de 400 dólares incluida), en un contexto de un tipo de cambio que en poder adquisitivo local cayó a lo largo del año, encareció a la economía argentina en dólares y plantea a varios sectores, en especial a los industriales, desafíos de competitividad y hasta de supervivencia.
Todo esto en un contexto de reservas internacionales netas del BCRA negativas, interrogantes sobre la capacidad de pago de los vencimientos de deuda y estrechamiento del saldo de la balanza comercial. En octubre el superávit (USD 888 millones) fue el segundo más bajo del año y si bien el acumulado de diez meses arroja un saldo a favor de USD 15.955 millones, el dato mensual implica una caída de más del 50% respecto de agosto. Destaca allí la continuidad de un fuerte déficit bilateral con China (de nuevo por sobre los USD 1.000 millones al mes), que como comprador pasó a ser el quinto cliente, detrás de Brasil, Chile, EEUU y la India.
El superávit comercial de octubre fue el segundo más bajo del año y aunque e acumulado en 10 meses arroja un saldo a favor de USD 15.955 millones, el dato mensual implica una caída de más del 50% en dos meses
El realismo mileísta incluyó la reunión bilateral, en el marco de la reciente Cumbre del G20 en Río de Janeiro, con el presidente chino, Xi Jinping, en la que Milei subrayó su interés económico y comercial (no político) acompañado por 7 funcionarios estrechamente vinculados a la economía (el ministro Luis Caputo, su vice, José Luis Daza, su secretario de Finanzas, Pablo Quirno, el entonces secretario de Producción, brevemente secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la cancillería y ahora elegido para encabezar ARCA, la agencia fiscal, Juan Pazo, el secretario coordinador de Energía, Daniel González, el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, y el presidente del BCRA, Santiago Bausili) y solo 3 de otras áreas gubernamentales: el canciller Gerardo Werthein, la secretaria de la Presidencia, Karina Milei y el ministro de Defensa, Luis Petri.
Aunque política e ideológicamente Milei ha mostrado afinidad con EEUU y Trump, su preferencia también tiene aspectos comerciales y financieros. En un estudio previo a las elecciones estadounidenses, Marcelo Elizondo, experto en relaciones económicas internacionales, recordó que al inicio del siglo XX la Argentina y EEUU y Argentina gozaban de un PBI per cápita similar (unos USD 5.700) y parecían destinados a ser potencias rivales, pero, a mitad de la tercera década del siglo XXI, la Argentina ya no es un país de peso mundial mientras que EEUU sigue siendo un líder global, principal sede de la nueva economía del conocimiento y con un PBI por habitante siete veces superior al argentino.
EEUU, marcó Elizondo, sigue siendo el mayor emisor de inversión extranjera hacia la Argentina y el principal destino de la exportación de servicios argentinos (seguido de Brasil y Uruguay), así como uno de los principales proveedores de insumos y tecnología, aunque la intensidad de la relación bilateral es menor a su potencial, porque la Argentina es uno de los cinco países con menor participación del comercio exterior en su PBI del mundo y uno de los de más baja inversión extranjera en relación al PBI de la región, mientras EEUU es el mayor importador y el mayor inversor extranjero del planeta.
“Para la Argentina -escribió el experto- la calidad de la relación con EEUU tiene un efecto sistémico: EEUU es el principal centro de financiamiento del mundo y el mayor socio en el FMI, por lo que el estado del vínculo con Washington influye en las relaciones de la Argentina con los mercados voluntarios de deuda y en la fluidez del trato con los entes multilaterales”.
El FMI, de la aspereza a la docilidad
El propio Milei dijo a The Economist que la victoria de Trump hizo una diferencia “rotunda” en la relación de su gobierno con el FMI, al punto que -afirmó- “algunos funcionarios del Fondo que antes eran ásperos, ahora están muy dóciles”. La administración Biden, se quejó, ni le atendía el teléfono al entonces embajador argentino en EEUU, el ahora canciller Werthein, que -aseguró el presidente- “hoy tiene vínculo con todos los ministros, con todos los secretarios (de Trump): la relación es mucho más profunda y vamos a poder avanzar sin lugar a dudas en términos de lazos comerciales y lazos financieros”.
¿Cómo influirá todo esto en el futuro de las relaciones globales? Por un lado, Javier Milei decidió no “sacar los pies del plato” del Mercosur, aunque aspira a un Acuerdo de Libre Comercio con EEUU, algo que no entusiasma a Lula, más a gusto en los BRICS, bloque que, encabezado por China, aspira a liderar “el Sur global” y en su más reciente Cumbre debatió la creación de una moneda común para evitar el uso del dólar. Cuestión a la que Trump respondió advirtiendo que impondría aranceles del 100% al ingreso a EEUU de bienes provenientes de países que busquen debilitar la moneda norteamericana.
Cómo quedó posicionado
En un panel del último evento minero Oro, Plata y Cobre 2024, Fabián Calle y Felipe de la Balze, dos expertos en política internacional y miembros del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales (CARI) resaltaron la buena posición internacional en que quedó el gobierno mileísta.
Calle destacó que Milei cree claramente que el mundo es bipolar, se alineó con EEUU y acertó en su apuesta por Trump, mientras que Lula (de quien dijo que volvió al poder “viejo y resentido”), piensa que el mundo es multipolar. El que se equivoque en su evaluación geopolítica, advirtió, pagará caro ese error.
La amistad de Milei con Donald Trump, aseguró el experto, “le traerá beneficios a la Argentina en la negociación con el FMI y en la generación de una corriente de inversiones”. Trump, anticipó. podría protagonizar una “presidencia imperial” (status que Richard Nixon disfrutaba y perdió hace más de 50 años, por el caso Watergate) dado el dominio institucional en que asumirá al frente de la Casa Blanca: tendrá mayoría en ambas cámaras del Congreso, una Corte Suprema de Justicia de mayoría conservadora, más de la mitad de gobernaciones afines y ya inició sus movimientos para reemplazar figuras clave en agencias como el FBI, la CIA y el Pentágono.
Por primera vez, enumeró Calle, el gobierno de EEUU tendrá tres altos funcionarios (el secretario de Estado, el de Defensa y la jefa del Gabinete de Asesores) interiorizados sobre América Latina. Florida y su ciudad más importante, Miami -dijo- ganarán protagonismo sobre Texas y California en los asuntos de la región.
Trump, vaticinó el experto, premiará los vínculos personales y el contraste con figuras como Lula, el presidente colombiano, Gustavo Petro, y el chileno, Gabriel Boric, mejorará el status regional de Milei. Además, destacó el interés comercial de los EEUU en los negocios de petróleo y gas en la Argentina y el estratégico en minerales críticos y dominio del Atlántico Sur.
De la Balze dijo incluso que Milei podría establecer con Trump una relación similar a la que, a fines de los 50 y principios de los 60, en tiempos de la “Alianza para el Progreso”, tuvieron los entonces presidentes Arturo Frondizi y John Kennedy y que generó una oleada de inversiones petroleras, petroquímicas y automotrices norteamericanas en la Argentina. Aunque esta vez, observó, las inversiones apuntarían a sectores como la minería y minerales como el litio y el cobre.
La competencia entre EEUU y China por los “minerales críticos”, prosiguió, ya está lanzada y se refleja en hechos muy recientes, como las restricciones de venta de EEUU a China de ciertos bienes tecnológicos, la réplica de Beijing de prohibir la venta a EEUU de grafito, galio, germanio y minerales super-duros y la asistencia del aún presidente Joseph Biden a Angola, a la inauguración del primer tramo del “Corredor Ferroviario de Lobito” (acto en el que se quedó dormido), para dar salida al Atlántico a minerales como cobre, cobalto, grafito y litio y competir en Africa con la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” de China, que en los últimos 20 años invirtió fuertemente para asegurarse fuentes de aprovisionamiento africanas con salida a la costa oriental.
Si EEUU impulsó esa estrategia en Angola, país que durante la Guerra Fría tuvo fuerzas soviéticas y cubanas en su territorio, cuánto más podría hacer en Argentina, sugirió De la Balze. Si Milei logra que el riesgo-país llegue a unos 300 puntos básicos, calculó, Wall Street podría proveer el financiamiento de las inversiones de infraestructura que la Argentina necesita, pues tiene una capacidad crediticia 20 a 30 veces superior a la de China. Pero esas inversiones, aclaró, deberían apuntar al Océano Atlántico y el aprovechamiento de la Hidrovía más que al Pacífico, salida que privilegian las inversiones chinas.
La orientación exterior de Milei tiene la ventaja de coincidir con las preferencias de la sociedad argentina. La reciente encuesta de “Creencias sociales” del centro Pulsar de la Universidad de Buenos Aires sobre “La Argentina y el mundo”, reveló que sobre más de 1.250 personas consultadas en todo el país ante la pregunta “¿Con qué país cree usted que Argentina debería relacionarse?”, EEUU apareció por buen margen en el primer lugar, con 33%, seguido de Brasil (19%), España (10%) y China (9 por ciento).
Más notable aún es que a la pregunta “¿A qué país le gustaría que Argentina se parezca?”, las respuestas fueron 33% a EEUU, 19% a España, 10% a Canadá, 7% (cada uno) a Italia y Brasil, 6% a Uruguay y Alemania, y 3% a China e Inglaterra.
En sus “conclusiones”, el informe subraya que la población tiene una “preferencia aspiracional” por Occidente que -dice- se destaca también en la visión y el lugar que ocupan la Unión Europea (como bloque) y España.
Pragmatismo y multilateralismo
El informe destaca el enfoque práctico de la población argentina: “EEUU, principal potencia mundial, aparece primera, seguida de Brasil, principal potencia regional. Tercera queda la historia: España”. La encuesta también revela que la lectura sobre los países “tiene un lente partidario contrastante: EEUU y China muestran divisiones más claras entre votantes de LLA y JxC, de un lado, y del PJ del otro, aunque la valoración positiva sobre España y la Unión Europea es transversal a todos los espacios”.
Argentina tiene mucho a favor para buscar un equilibrio entre las grandes potencias (Sica)
Esos resultados coinciden con apreciaciones de Dante Sica, cofundador de la consultora Abeceb y exministro de Producción (lo fue durante el gobierno de Mauricio Macri) quien ante una reciente consulta de Infobae dijo: “Con EEUU, la Unión Europea, también con Japón, coincidimos en valores. Son democracias liberales. Nuestra Constitución prácticamente nos manda a asociarnos con ellas, y tenemos intereses comunes en materia de defensa y seguridad. Pero la economía de EEUU, en otra escala, es competitiva con la Argentina. No tenemos un gran comercio, aunque sí valores comunes”.
Sica agregó: “Hoy, la Argentina es estratégica en varios sentidos. Para Asia, porque tiene cosas que demanda: minerales estratégicos, alimentos y energía. Y para EEUU, porque el Atlántico Sur tiene proyección Antártica y el estrecho de Magallanes es muy importante en un mundo en el que hay pasos en riesgo. Argentina tiene mucho a favor para buscar un equilibrio entre las grandes potencias, teniendo en cuenta que China es un poco como el caso de Dr Jekyll y Mr Hyde”.
Entre esos dos mundos y en ese equilibrio se desarrolló la política económica internacional de Javier Milei durante su primer año de gestión.