En Wall Street, los inversores son muy duros con la Argentina: “Se cayeron del mapa y no van a volver fácil”

La falta de acuerdo con el FMI y la inexistencia de un plan económico agravaron la mirada de los mercados. Acciones y bonos frenaron el rally que venía desde marzo

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Foto: REUTERS/Brendan McDermid
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El rally de activos argentinos parece haberse quedado sin combustible. Lejos de apostar al resultado de las elecciones legislativas, en Wall Street se profundizó la mirada crítica sobre la Argentina. La falta de un acuerdo con el FMI en 2021 y las grandes dudas de que se pueda llegar a un entendimiento en 2022 no hizo más que confirmar las dudas. Así lo reflejaron las acciones y bonos locales que cotizan en Nueva York, que ayer sufrieron caídas relevantes a pesar de haber sido un día positivo en los mercados.

En sus recientes viajes a Estados Unidos, tanto el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, como la ex gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, fueron testigos del pesimismo inversor. El contraste respecto al actual momento de los mercados es notable. Los principales índices del mercado neoyorquino siguen batiendo récords y por ahora los temores a posibles subas de la tasa de interés pasaron a un segundo plano. Incluso los mercados emergentes recibieron un flujo importante de fondos en los últimos 90 días. Pero con la Argentina la situación es muy diferente.

Las acciones locales tuvieron un rally superior al 30% y los bonos también empezaron a recuperar desde la zona de los USD 35 ó incluso algo por debajo hasta rozar los USD 40. Esto hizo que el riesgo país cayera en menos de dos meses desde los 1.600 puntos a cerca de 1.470 puntos básicos. Ayer las acciones bancarias cayeron hasta 3,2%, a pesar que el índice Dow Jones subió 1,75%.

La falta de un acuerdo con el FMI en 2021 y las grandes dudas de que se pueda llegar a un entendimiento en 2022 no hicieron más que confirmar las dudas

Pero la recuperación ya presenta signos claros de agotamiento. Uno de los analistas de un fondo de inversión que participó de los encuentros con Massa y Vidal la semana pasada (obviamente separados), lo graficó de esta forma: “Ni siquiera está la expectativa de un resultado electoral que desate la euforia o algo parecido. Aún perdiendo, el Gobierno posiblemente sumará bancas. Y por delante se observa que la crisis económica después de las elecciones va a ser muy grande, así que no es momento de apostar por Argentina ni mucho menos”.

La polémica frase de Alberto Fernández sobre brasileños y mexicanos cayó pésimo también en Wall Street. “Acá la mayoría de los analistas de inversión y de quienes definen dónde va la plata a mercados emergentes son justamente de esa nacionalidad, así que el impacto fue muy negativo”.

La relación del Gobierno con el FMI es otro tema que se sigue de cerca. Desde el organismo ya sugieren que no habrá acuerdo hasta 2022. Pero no hay mucho tiempo para dar vueltas después de las elecciones. En marzo vencen USD 4.800 millones con el organismo y habrá que apurar una definición: o se cancela con los pocos dólares que le quedan al BCRA o hay que firmar un nuevo acuerdo antes de esa fecha, que permita refinanciar los vencimientos por diez años.

Los grandes inversores siguen muy negativos con la Argentina y el rally de acciones y bonos parece haberse agotado. La falta de acuerdo con el FMI y la falta de plan económico, más la incertidumbre electoral, son demasiados factores que juegan en contra

La tercera opción es no pagarle al Fondo y entrar en default, lo que resultaría algo inédito y abriría un escenario desconocido para la Argentina. Mientras tanto, la posibilidad de entrar en cesación de pagos con el Club de París también es una posibilidad cierta, aunque tendría menos consecuencias inmediatas. La ultima fecha para evitarlo es fin de julio próximo.

La falta de un acuerdo con el FMI no es lo único que frenó la recuperación de los activos financieros. Sobre todo la inexistencia de un plan económico, que plantea dudas respecto a cómo seguirán las principales variables financieras en los próximos meses. Uno de los principales temores es que aumente sustancialmente la brecha cambiaria, que luego de dos meses de suba del “contado con liquidación” volvió a buscarse por encima del 70%. El delgado colchón de dólares que consiguió el Central alcanzaría para salir a responder ante un aumento de demanda de dolarización previo a las elecciones, pero no mucho más allá. El tipo de cambio y de la inflación serán las variables a monitorear inmediatamente después de las elecciones, ante el peligro de una aceleración de ambas.

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