Por la crisis sanitaria, casi 2 millones de trabajadores se mantenían inactivos en diciembre de 2020

El Indec registró a fines del último año un salto del desempleo a 11%, y sube más si se agregan las personas que se retiraron del mercado por desaliento a buscar un puesto y las restricciones en el uso del transporte público

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En tiempos de crisis económica
En tiempos de crisis económica y, como en el último año, agravada con la irrupción de la crisis sanitaria sobre el cierre del primer trimestre, la tasa de participación de los habitantes en el mercado de trabajo tiende a caer (EFE)

Las estadísticas de mercado de trabajo son complejas de analizar, porque la oferta de trabajadores, contrariamente a lo que puede suponerse en un primer momento, no es fija, sino que puede disminuir, pese a que la población en edad y condiciones de desempeñar un puesto rentado, asalariado o como independiente, crece a un ritmo vegetativo de 1,4% por año, según la última tasa intercensal del Indec.

De ahí que en tiempos de crisis económica y, como en el último año, agravada con la irrupción de la crisis sanitaria sobre el cierre del primer trimestre, la tasa de participación de los habitantes en el mercado de trabajo tiende a caer, y distorsiona en alguna medida el nivel de desempleados que registra la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, que, de acuerdo con criterios internacionales, se determina por la diferencia entre los ocupados y la oferta laboral de cada momento (PEA), y se la expresa en un porcentaje de la PEA.

Los datos duros del Indec correspondiente al último trimestre de 2020 arrojaron una tasa de desempleo de 11% del total de trabajadores estimados en el conjunto de 31 aglomerados urbanos, la cual significó una disminución de poco más de dos puntos porcentuales respecto del pico que registró el segundo trimestre, cuando la economía acusó un derrumbe de 19%; pero no sólo aumentó en 2,1 puntos porcentuales en comparación con similar período del año previo, sino que además se constituyó en la relación más alta para el cuarto trimestre en 16 años.

Sin embargo, un análisis más fino, que incluye el fenómeno del nuevo escenario que impuso la propagación del covid-19 y las medidas preventivas y restricciones que decretó el Gobierno, tanto al aislamiento y distanciamiento de las personas, como al uso del transporte público de pasajeros por parte de los ocupados en actividades declaradas “no esenciales”, determinó que unos 1,8 millones de trabajadores estuvieran inactivos a fines de 2020, los cuales deberían sumarse a las 2,08 millones de personas que a primera vista estaban sin empleo, porque aparecen anotados como “ocupados”.

De esos 2 millones de trabajadores inactivos, Infobae estimó que casi 1,1 millones de fueron los que efectivamente dejaron de buscar un empleo rentado en los últimos 12 meses, porque la población económicamente activa (PEA) que al cierre de 2019 era de aproximadamente 21,3 millones de personas, se redujo un año después a 20,5 millones, tras haber tocado un mínimo de 17,4 millones en el segundo trimestre, cuando de haber crecido al ritmo de la tasa de la población total de 1,37%, debiera haber ascendido a poco más de 21,5 millones.

Adicionalmente, el último Análisis del Empleo Registrado por parte del Ministerio de Trabajo, detectó que al cierre de 2020 de unos 5,8 millones de asalariados registrados en el sector privado unos 300.000 se mantenían inactivos, más allá de los casos determinados por recortes de la jornada laboral, suspensiones y ausencias transitorias, aunque en la estadística se los clasifica como “ocupados”.

Mientras que el Indec agregó en su informe trimestral de la EPH que en el total general, “las personas que no pudieron concurrir a su trabajo por suspensiones, otras causas laborales y licencias alcanzaron al 6,3% de los ocupados, proporción 3,8 pp por encima del valor del mismo trimestre de 2019”, serían unos 700.000 trabajadores más que lo habitual, de los cuales unos 400.000 se desempeñaban en la informalidad.

Claramente, las limitaciones para la movilidad al trabajo a través del transporte público de pasajeros de quienes no cuentan con medios propios, ni del empleador, y su tarea sólo puede hacerse de manera presencial, en una fábrica o comercio pyme, junto a la caída de la oferta de puestos por parte de las empresas (el total de ocupados bajó en 1,14 millones de personas), provocaron un efecto desaliento a la búsqueda de un empleo, en particular de los jóvenes de 14 a 29 años, donde el Indec midió una tasa de desocupación del 19% entre los varones y 26% entre las mujeres, 2,1 y 7,1 puntos porcentuales más que un año antes, y un salto del ausentismo involuntario.

En consecuencia, si se hubiese mantenido el crecimiento vegetativo de la participación de la población en el mercado de trabajo, con la tasa de empleo que registró la EPH, el nivel de desempleo hubiese ascendido a casi 3,9 millones de personas. Ese nivel hubiese sido el más alto desde la salida de la gran crisis de 2002, equivalente a una tasa de 18% de la PEA.

Empleo pleno y subocupados

En cuanto a la intensidad de la ocupación, el informe del Indec observó que en el cuarto trimestre 2020 continuó el aumento de las personas subocupadas, aquellas que trabajan menos de 35 horas semanales y están dispuestas a trabajar más horas. Su participación en el total de la oferta laboral pasó de 13,4% en el tercer trimestre a 15,1% en el cuarto y se ubicó por encima del 13,1% registrado en igual trimestre del año anterior”, mientras que ascendió del 15,2% al 17% del total de los ocupados.

Se trató de 3,1 millones de personas, el nivel más alto de la serie histórica, mientras que los ocupados plenos sumaron unos 15,3 millones, 1,7 millones más que el mínimo estimado para el segundo trimestre 2020, pero el menor nivel para un cierre de año de la última década.

La buena noticia relativa, fue que frente a una caída del PBI del 4,3% en el cuarto trimestre y 9,9% en el año, el empleo registrado bajó sólo 1,8% en ambos períodos, y posibilitó un notable aumento de la productividad laboral en esa franja.

Por el contrario, los puestos de trabajo en ambos tramos y respecto del año previo acusaron bajas más profundas, 12,5% en el trimestre y 21,6% en el promedio del ejercicio.

El resultado combinado de caída absoluta del nivel de empleo y baja real del promedio de las remuneraciones, fue una baja notable del poder de compra de la población, en particular en su equivalente en dólares.

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