
El Gobierno puso su energía en evitar cualquier cimbronazo con el tipo de cambio y por ahora lo viene consiguiendo. Ya se cumplió un mes de dólar prácticamente planchado, en torno a los $45 para el mayorista, incluso levemente por debajo. Sin embargo, esta tranquilidad no se refleja en otro mercado relevante: el de bonos.
Casi ninguna de las noticias supuestamente favorables de las últimas semanas impactó positivamente en el mercado de deuda. El FMI liberó casi USD 11.000 millones y se viene otro desembolso de USD 5.500 millones después de junio. El Gobierno canceló más de USD 6.000 millones con bonistas y Club de París en cuestión de semanas. Y empezaron a aparecer datos que muestran una recuperación de la actividad en abril, aunque casi exclusivamente de la mano del campo.
Sin embargo, el riesgo país volvió a subir ayer hasta rozar los 915. Hubo caídas generalizadas en los precios de los bonos, que en algunos casos llegaron a 1,5 por ciento. Pero los más castigados volvieron a ser los bonos de más corto plazo. En teoría deberían ser los menos riesgos pero los inversores no quieren saber nada con estos papeles.
El Bonar 24 cayó otro 1% y ya rinde 17,5%, mientras que el Bonar 2020 (cuyo capital amortiza el año próximo) se mantiene con un rendimiento de 18% anual en dólares. El bono que vence en 2025 también sigue por encima del 15,5%. Se trata, por otro lado, de títulos emitidos bajo ley argentina, más castigados que los emitidos bajo legislación extranjera. Otro dato que muestra las dudas del mercado: se privilegia deuda emitida bajo ley neoyorkina porque resulta más fácil de litigar en caso de un incumplimiento.
¿Por qué se sigue castigando de esta manera a los bonos más cortos? La razón principal pasa por las dudas sobre la capacidad de pago del Gobierno a partir del año próximo. Según el plan financiero presentado por el ministerio de Hacienda, a cargo de Nicolás Dujovne, en 2020 habrá que buscar en los mercados unos USD 16.000 millones.
Pero ahora se agregó otro aspecto que agrega "estrés" en el corto plazo: las dificultades por refinanciar Letes más allá de fin de año. En la medida que no se logre, será mayor la necesidad de dólares que harán falta para pagar deuda el año que viene. Quizás la cifra final supere los USD 20.000 millones.
¿Estará en condiciones el nuevo Gobierno de conseguir esos recursos en los mercados? Hace ya más de un año que la Argentina está totalmente fuera de los mercados financieros. Y nada parece que vaya a cambiar, por lo menos hasta que no se conozca quién gobernará el país en los próximos cuatro años.
Recién entonces -luego de las elecciones- se sabrá si habrá acceso a fondos frescos, a partir de una baja del riesgo país el año que viene. O si la única manera de enfrentar los vencimientos es ir hacia un canje de deuda de corto plazo por bonos más largos, bajo un esquema de negociación voluntaria. Al menos todos los candidatos coinciden en que un nuevo default sería una calamidad para el futuro de la economía argentina.
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