Fabián Zitta, médico y diseñador de moda: “Tengo una sola vida y decidí tener más de una profesión”

Viste a destacadas celebrities del país, pero también ejerce como anestesiólogo. En diálogo con Infobae contó por qué decidió dedicarse a dos carreras tan diferentes. Su origen en Entre Ríos, el vínculo con sus padres, por qué renunció a ser cirujano y qué ocurre cuando una clienta se convierte en paciente

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"Siempre me gustó el diseño, mis hermanas tenían negocios en Concordia y yo les compraba las colecciones acá en Buenos Aires, en diferentes marcas, yo les hacía la selección de las prendas" (Matías Arbotto)
"Siempre me gustó el diseño, mis hermanas tenían negocios en Concordia y yo les compraba las colecciones acá en Buenos Aires, en diferentes marcas, yo les hacía la selección de las prendas" (Matías Arbotto)

La ciencia y el arte, el quirófano y la tienda, los monitores y las telas, los pacientes y las clientas, el silencio de una clínica y el bullicio de las pasarelas, el anonimato y los medios masivos. A simple vista, claro, son profesiones diferentes, pero ambas hacen de Fabián Zitta un experto en el cuerpo humano. Él asegura que disfruta de las diferencias, parece no prestar atención a las posibles similitudes. Las dos carreras, confirma, “son muy fuertes”, pero como la vida es una, dice, tiene que “hacer muchas cosas”. Aún así, sabe elegir cuando se le pregunta a cuál se dedicaría de manera exclusiva si fuese necesario hacer esa opción. Lo dirá más adelante.

Como destacado diseñador de alta costura contemporánea, ha vestido a Pampita, a Valeria Mazza, a Natalia Oreiro, a Flor de la V, a Marcela Kloosterboer, a Carla Peterson, por nombrar solo algunas de las celbrities que han pasado por su atelier de Guido y Ayacucho. Además, se ha encargado de los vestidos de novias de, por ejemplo, Mora Calabrese —esposa de Abel Pintos— y de la periodista María Belén Ludueña, recientemente casada con Jorge Macri.

En el otro rincón de su vida, el doctor Zitta es anestesiólogo, recibido en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y cada jueves y viernes trabaja en la Clínica Olivos. A la vez, como todo médico, sigue adelante con una formación continua, estudiando papers y haciendo cursos. Los dos lados de su vida profesional, en ocasiones, se han juntado, cuando a alguna clienta le ha tocado ser su paciente. Dice que bromea en esos encuentros en el quirófano, siempre fortuitos. Les dice que es su hermano gemelo. “Siempre me ha ido muy bien, la gente se pone muy contenta y nos reímos” por el hecho de verse en un ambiente tan distinto al de la tienda.

"Hice toda la carrera pensando en ser cirujano y cuando entré a la residencia sentí una gran frustración por una cuestión de las relaciones humanas, de la exigencia de trabajar tantas horas"
"Hice toda la carrera pensando en ser cirujano y cuando entré a la residencia sentí una gran frustración por una cuestión de las relaciones humanas, de la exigencia de trabajar tantas horas"

Nacido en Concordia, Entre Ríos, sobre el río Uruguay, a las 18 años se mudó a Buenos Aires a estudiar Medicina. Primero, eligió la cirugía, pero pronto notó que ese ritmo y ambiente laboral lo frustraba y rápidamente supo que prefería ubicarse al otro lado del quirófano, como anestesista y ya nunca lo cambió. Al mismo tiempo, mientras realizaba sus estudios, comenzó a comprar las prendas que sus hermanas vendían en la boutique que tenían en Concordia y de ahí dio el paso hacia el diseño de sus propios modelos, que en un primer momento también enviaba a Entre Ríos. El resto lo cuenta él mismo. Este es el diálogo que mantuvo con Infobae.

—¿Cómo fue tu infancia en Concordia?

—Fueron una infancia y una adolescencia divinas, llenas de amigos. Con padres presentes, una familia italiana, inmigrante, muy familieros, tengo 3 hermanos mayores con los que me llevo muy bien, una hermana vive un poco más acá porque me ayuda mucho en la tienda, pero se quedaron ahí. Mis padres fallecieron.

Disfruté muchísimo de esa infancia, eran otras épocas también. Eso fue en los ‘80, era diferente el concepto de salida, de vida, de relación, las amistades eran como más fieles, todo era mucho más ingenuo. Concordia era un pueblo, en ese momento, muy chiquito, la gente dormía con la puerta abierta, los amigos llegaban a cada rato a merendar, a salir o lo que fuera. No existía, como ahora, tanto la diferencia social, al no haber colegios privados, solamente se nivelaba de acuerdo a la educación, no de acuerdo al status social. Eso se perdió totalmente.

—¿Por qué decidiste estudiar medicina? ¿Era un mandato familiar?

—Siempre la medicina estaba súper presente en mi casa porque tenía primos y tíos médicos. Cuando yo nací el obstetra fue mi tío, primo de mi madre. Ya sin saberlo me recibía alguien de la familia. Y después tenía primos y primas que eran médicos también, así que cuando iba el pediatra iba a la casa de la prima de mi madre, cuando hacía una consulta de todo tipo, iba a lo de mi tío que era cirujano general y era clínico. En cierta medida, veía la medicina como algo normal o habitual y mis padres también. Además, como típicos inmigrantes que quieren superarse, quieren hacer que sus hijos estudien, un poco me lo inculcaban, me decía “sería buenísimo que sean médico”. Y yo veía la medicina como algo posible también, veía a mis tíos y a mis primos trabajando y los veía bien, entonces ahí fue cuando me decidí por la medicina. Un poco fue un mandato, pero poco. Para mis padres estaba bien que estudie, si estudiaba medicina estaban muy contentos, pero si estudiaba otra cosa ya era suficiente.

"Las clientas están muy interesadas en saber qué es lo que está comprando, eso ha cambiado después de la pandemia, saber de dónde proviene la materia prima, quién la construyó, si viene de un taller clandestino" (Matías Arbotto)
"Las clientas están muy interesadas en saber qué es lo que está comprando, eso ha cambiado después de la pandemia, saber de dónde proviene la materia prima, quién la construyó, si viene de un taller clandestino" (Matías Arbotto)

Lo viví como algo natural, nunca lo sentí como un peso en ningún momento, quizás sí en el momento de decidirlo pude llegar a estar un poco más presionado, si se quiere entre comillas, pero después lo he visto como natural. Hice la carrera en 6 años y después hice el posgrado en anestesia que fueron 4 años más.

—¿Dejaste en algún momento de ejercer luego de comenzar como diseñador?

—Hasta el día de hoy teniendo una empresa con la que me va bien, nunca dejé la medicina, es algo que me gusta podría haberla dejado y dedicarme solamente al diseño, pero siempre decidí tener más de una profesión. Tengo una sola vida y me parece que tenés que hacer varias cosas.

—¿Qué es lo que te gusta de tener actividades tan diferentes?

—Me gusta esa idea de positivo-negativo, entrar al quirófano y meterme un chip de quirófano, monitores, respiradores, pacientes, amigos cardiólogos, médicos, anestesiólogos y después venir acá y ponerme un chip totalmente diferente, de telas, avíos, clientas, fiesta, diseño, colección, presentación, desfile. Me gusta la conjugación de las dos cosas. Yo soy de Virgo, entonces siempre me gustó ser multitasking, no me molesta y tengo mi cable a tierra porque los fines de semana siempre descanso, pero durante la semana estoy súper activo.

Como destacado diseñador de alta costura contemporánea, ha vestido a Pampita, a Valeria Mazza, a Natalia Oreiro, a Flor de la V, a Marcela Kloosterboer, a Carla Peterson, por nombrar solo algunas de las celbrities que han pasado por su atelier de Guido y Ayacucho
Como destacado diseñador de alta costura contemporánea, ha vestido a Pampita, a Valeria Mazza, a Natalia Oreiro, a Flor de la V, a Marcela Kloosterboer, a Carla Peterson, por nombrar solo algunas de las celbrities que han pasado por su atelier de Guido y Ayacucho

—¿Por qué elegiste la anestesiología?

—Eso un poco lo decidí a la fuerza porque yo empecé haciendo cirugía. La cirugía era muy exigente y también era difícil la parte humana, el trato con el resto del equipo médico de cirujanos, era muy piramidal. Sentí que no estaba preparado para tener una vida exclusivamente para trabajar todo el día siendo residente y dije “bueno, chau”, hice seis meses y me las piqué. Ahí volví a dar el examen de residencia porque durante la residencia esos 6 o 7 meses que hice cirugía roté por anestesiología y ahí me di cuenta que me gustaba más estar del otro lado del quirófano y la anestesia me encantó.

—¿Cómo fue ese quiebre que derivó en un cambio de especialidad?

—Hice toda la carrera pensando en ser cirujano y cuando entré a la residencia sentí una gran frustración por una cuestión de las relaciones humanas, de la exigencia de trabajar tantas horas hasta que un día cuando estaba bajando en el ascensor —yo vivía en un séptimo piso— desde el séptimo hasta la planta baja me fui escurriendo sobre el ascensor y me quedé en cuclillas durmiendo 45 minutos.

Ahí dije “bueno, basta, llegué al límite, no puedo trabajar más, tengo que buscar otra cosa” y ahí decidí pasarme a la anestesia que tiene un régimen de mucho estudio, pero más tranquilo, no estás todo el día haciendo eso.

"Siempre la medicina estaba súper presente en mi casa porque tenía primos y tíos médicos. Cuando yo nací el obstetra fue mi tío, primo de mi madre"
"Siempre la medicina estaba súper presente en mi casa porque tenía primos y tíos médicos. Cuando yo nací el obstetra fue mi tío, primo de mi madre"

—¿Cómo fue que empezaste con el diseño, fue una decisión rápida o un proceso lento?

—Fue un proceso evolutivo. Siempre me gustó el diseño, mis hermanas tenían negocios en Concordia y yo les compraba las colecciones acá en Buenos Aires, en diferentes marcas, yo les hacía la selección de las prendas. Fue un poco al azar, mientras estudiaba hacía eso y después ya estaba terminado la carrera y empecé de a poco con algunas colecciones que las mandaba para que las vendan. Después pasó un tiempo en que dejé de hacerlo y luego volví. Conocí a alguien que vendía en Italia, me interesé y comencé a diseñar, así de forma totalmente autodidacta, pero con mucha pasión, con muchas ganas.

—¿En ese momento era como un pasatiempo?

—Siempre concebí el diseño, desde la hora uno, como si fuera una empresa. Nunca dije “bueno, me voy a divertir un rato, hago diseño y si sale, sale sino, no”. Siempre me lo tomé con mucha seriedad y después sí, recién empecé a estudiar.

—¿Tus padres te vieron diseñador?

—Si, me vieron diseñador y estaban muy contentos. Porque mi madre falleció hace 6 años y mi padre hace 15, pero me vieron sí, mi padre menos, mi madre más, muchas veces la llevaba a los desfiles, le gustó mucho. Siempre me tenía un poco de celos acerca de decir “bueno, no vayas a dejar la medicina, estudiaste tanto, pensá en las dos cosas”. Siempre me dieron muy buenos consejos. Eran dos padres muy presentes que me amaban mucho así que los recuerdo muy bien.

Pero les hice ver que también hay otras formas, que no solamente tenés que tener una sola profesión, se pueden hacer muchas cosas. Ellos siempre me veían como que trabajaba mucho y me decían “no trabajes tanto, no trabajes tanto”.

"Yo tengo un nicho de venta, vendo vestidos de fiesta, entonces reutilizo los vestidos, por ejemplo, que están hechos y tal vez no gusta la silueta, entonces se toma la tela de vuelta, se vuelve a planchar y después se vuelve a colocar otro patrón y es otro vestido" (Matías Arbotto)
"Yo tengo un nicho de venta, vendo vestidos de fiesta, entonces reutilizo los vestidos, por ejemplo, que están hechos y tal vez no gusta la silueta, entonces se toma la tela de vuelta, se vuelve a planchar y después se vuelve a colocar otro patrón y es otro vestido" (Matías Arbotto)

—¿Qué estudiaste referente al diseño?

—Estudié durante 3 años con una socióloga de moda y diseñadora. Básicamente estudié sociología de moda. Todo lo demás, lo que es práctico, lo que es técnico, los aprendí solo, con las modistas, haciendo cursos de moldería, progresiones de cosas simples, como para tener un poco de armas a la hora de defender los diseños frente a las modistas, a las personas que construyen las prendas. No sólo tenés que saber diseñar, sino también tenés que saber dónde están los errores y cómo corregirlos.

Como en cualquier profesión tenés que instruir gente y en la guía también va tu sapiencia de cómo poder comandar en equipo. Yo tengo un equipo de personas, trabajo con diseñadores, con modistas, todo eso hace que uno tenga que aprender cómo transmitir, entonces tenés que tener un lenguaje que es específico para transmitir cómo hacer una prenda, que es independiente de lo que transmitís a la prensa, por ejemplo, que es un motivo de inspiración, basado sobre tu forma de estilo, tu forma de diseñar.

Esta socióloga me enseñó a definirme como diseñador y cómo tener un estilo todo el tiempo porque pasa mucho, con mucha gente que diseña ropa, que no tiene un sello, ni tampoco tiene una perpetuación a través del tiempo y mi idea es concebirlo así. Yo necesito que las clientas me identifiquen.

"Fueron una infancia y una adolescencia divinas, llenas de amigos. Con padres presentes, una familia italiana, inmigrante, muy familieros, tengo 3 hermanos mayores con los que me llevo muy bien. Mis padres fallecieron" (Matías Arbotto)
"Fueron una infancia y una adolescencia divinas, llenas de amigos. Con padres presentes, una familia italiana, inmigrante, muy familieros, tengo 3 hermanos mayores con los que me llevo muy bien. Mis padres fallecieron" (Matías Arbotto)

—¿Y cómo definís ese estilo?

—Es un estilo moderno, una mezcla entre minimalista y volumétrica, con siluetas minimalistas, lo que combina con siluetas que tienen mucho volumen. Trabajo también el plisado. El pisado tiene una textura que un poco se va de la silueta corporal. Me gusta siempre mezclar entre lo que cubre el cuerpo y lo que se aleja de la silueta del cuerpo.

Sería un diseñador experimental, moderno, por momentos minimalista, pero con un gran trabajo sobre texturas e identificación con las líneas y los plisados, que es mi principal fuerte, que es sobre lo que hago experimentación. Todas mis colecciones tienen plisados, todas mis colecciones tienen mucha geometría.

No soy un diseñador que trabaje mucho el color, quizás por momentos pude mezclar colores, hacer una colección colorida, pero cuando trabajas la textura generalmente no trabajas el color porque lo que determina es el tacto y tener una prenda que está hecha con una determinada industrialización o un determinado proceso textil que la hace diferentes, entonces el color pasa a un segundo plano.

Estudiar medicina "un poco fue un mandato, pero poco. Para mis padres estaba bien que estudie, si estudiaba medicina estaban muy contentos, pero si estudiaba otra cosa ya era suficiente" (Matías Arbotto)
Estudiar medicina "un poco fue un mandato, pero poco. Para mis padres estaba bien que estudie, si estudiaba medicina estaban muy contentos, pero si estudiaba otra cosa ya era suficiente" (Matías Arbotto)

Hay muchos diseñadores que son muy colorista, por ejemplo que trabajan mucho el estampado, mucha superposición del color porque quizás no trabajan tanto la textura de la tela. Yo trabajo mucho monocromo, con blancos y negros, ya estoy, suficiente.

—La medicina es de esas actividades en la que los profesionales se están formando de manera continua. ¿Cómo lo hacés compatible con el tiempo que te demanda el diseño?

—La Asociación de Anestesiología está muy bien organizada y está constantemente formándonos. Recibo todas las semanas reviews sobre casos clínicos, sobre diferentes tipos de fármacos, diferentes tipos de algoritmos. Después hay muchos cursos cortos que duran un día o dos acerca de problemáticas específicas de un área de la anestesia para, por ejemplo, pacientes de alto riesgo, cirugía de trauma, etc. Uno elige. Generalmente elijo todo lo que es cómo resolver complicaciones porque constantemente están cambiando los algoritmos.

—¿Te ha tocado que una clienta sea tu paciente?

—Si, varias veces. Una me tocó a los pocos años de haber empezado diseño y me acuerdo que era un sábado a la tarde, la paciente hizo un embarazo ectópico, un embarazo fuera de lugar. Me reconoció cuando empezó a dormirse y cuando se despertó, cuando voy a la habitación, justo era una paciente a la que le estaba haciendo un vestido de novia, se casaba en un par de meses.

"Siempre concebí el diseño, desde la hora uno, como si fuera una empresa. Nunca dije “bueno, me voy a divertir un rato, hago diseño y si sale, sale sino, no”. Siempre me lo tomé con mucha seriedad y después sí, recién empecé a estudiar"
"Siempre concebí el diseño, desde la hora uno, como si fuera una empresa. Nunca dije “bueno, me voy a divertir un rato, hago diseño y si sale, sale sino, no”. Siempre me lo tomé con mucha seriedad y después sí, recién empecé a estudiar"

Haber hecho (el reality) Corte y Confección me dio mucha popularidad y hay mucha gente que ha entrado al quirófano que me ha reconocido. Yo un poco los cargo, como paciente me dicen “vos sos el diseñador”. “No” —les digo— “es mi hermano, yo soy el gemelo” y se ríen. Como todos los anestesiólogos tratamos de contener al paciente, hacer algún chiste para que la pase lo mejor posible hasta que recibe la anestesia, la sedación. Sirve para todo paciente y me sirve a mí también. Siempre es traumático el hecho de hacerse un estudio o una cirugía. Uno no está en el mejor momento, entonces es nuestra función ubicarnos en esa situación. Siempre me ha ido muy bien, la gente cuando me reconoce se pone muy contenta y nos reímos.

—Y si tuvieras que volver a empezar o en el futuro tuvieras que elegir, ¿cuál de las dos profesiones elegirías?

Ahora ya estoy cansado, no sé si haría 2 profesiones tan intensas. Quizá haría una sola. De todas formas, lo que hice en este momento es pensar cuántas horas quiero trabajar y lo divido entre medicina y diseño, no es que trabajo más.

Pero en caso de tener que elegir, elegiría una sola.

—¿Cuál?

—Las dos son muy fuertes, una u otra, pero me parece que elegiría el diseño.

—¿Sentís que te da más satisfacciones?

—Satisfacciones no, pero es un terreno donde podés experimentar, podés crecer mucho y la medicina, no es que no puedas crecer, pero siempre la experimentación es muy limitada porque no experimentas con un paciente. Con el paciente haces una rutina, es la rutina que mejor te sale y la mejor aceptada por el protocolo quirúrgico.

"Les hice ver a mis padres que también hay otras formas, que no solamente tenés que tener una sola profesión, se pueden hacer muchas cosas" (Matías Arbotto)
"Les hice ver a mis padres que también hay otras formas, que no solamente tenés que tener una sola profesión, se pueden hacer muchas cosas" (Matías Arbotto)

El diseño es algo totalmente diferentes, es un área totalmente experimental, vos podés pasar de una zona de confort a una zona totalmente inusual y podés diseñar una colección que nunca habías diseñado y el tránsito por esa desarrollo es fantástico. En la medicina no pasa eso. El arte te permite navegar.

—¿Qué cambios ha dejado la pandemia en la moda? ¿Hay una nueva normalidad?

—Cambios, sí hay. Algunos han sido estructurales y otros más bien dinámicos, los dinámicos se refieren a que yo he estado guardado dos años y pico y por otro lado muchas clientas se lanzaron a festejar sus casamientos, sus 15. Ha hecho como un repunte todo lo que es el festejo, la gente ha valorado mucho más hacer fiestas. Se dio cuenta de que estaba encerrada y ahora podía salir a festejar, se vive ahora la situación festiva como algo muy placentero, antes quizás era una fiesta más, ahora no. La gente es como que cambió, se puso más positiva en lo que refiere a disfrute.

Y después, con respecto a la moda sí, hay varios cambios. Creció mucho todo lo que es la moda circular, lo que se puede reciclar, como por ejemplo, ya hay empresas italianas que te venden un cuero que lo ves como recién curtido y en realidad es un cuero que está reciclado de varios otros cueros que se desecharon, camperas, pantalones que fueron de cuero, se procesan de determinadas formas y se hace una tela que es de cuero, que sigue siendo orgánica, pero es circular, es reciclada. Todo lo que es moda circular, la pegó, se valorizó mucho.

"Estudié durante 3 años con una socióloga de moda y diseñadora. Básicamente estudié sociología de moda. Todo lo demás, lo que es práctico, lo que es técnico, los aprendí solo, con las modistas"
"Estudié durante 3 años con una socióloga de moda y diseñadora. Básicamente estudié sociología de moda. Todo lo demás, lo que es práctico, lo que es técnico, los aprendí solo, con las modistas"

Las clientas están muy interesadas en saber qué es lo que está comprando, eso ha cambiado, por ejemplo, después de la pandemia, saber de dónde proviene la materia prima, cómo se realizó, quién la construyó, si viene de un taller clandestino, de trabajo esclavo o son materiales que afectan el medio ambiente, generó una conciencia sobre el uso de la vestimenta. La idea de quién hizo tu ropa está muy en boga, en las marcas sobre todo de venta masiva.

—¿Ese cambio en la exigencia de las clientas se dio también aquí?

—Es un cambio a nivel global, pero, acá es como que cuesta más. También sucede que yo tengo un nicho de venta, vendo vestidos de fiesta, entonces reutilizo los vestidos, por ejemplo, que están hechos y tal vez no gusta la silueta, entonces se toma la tela de vuelta, se vuelve a planchar, si es de tintorería se manda a la tintorería, y después se vuelve a colocar otro patrón y es otro vestido que no tiene nada que ver con el anterior.

"Me gusta esa idea de positivo-negativo, entrar al quirófano y meterme un chip de quirófano, monitores, respiradores, pacientes, amigos cardiólogos y ponerme un chip totalmente diferente, de telas, avíos, clientas, fiesta, diseño, colección, presentación, desfile" (Matías Arbotto)
"Me gusta esa idea de positivo-negativo, entrar al quirófano y meterme un chip de quirófano, monitores, respiradores, pacientes, amigos cardiólogos y ponerme un chip totalmente diferente, de telas, avíos, clientas, fiesta, diseño, colección, presentación, desfile" (Matías Arbotto)

Pero en general el mundo está mirando mucho eso y por eso se originaron también las colecciones drops que son colecciones más chiquitas. Antes las empresas fabricaban mucha cantidad de prendas y las tenían 3 o 4 meses colgadas. Ahora estas colecciones tienen un sentido de inspiración específico, por ejemplo, la colección inspirada en California Beach y a eso le suman que la tela es un algodón peruano orgánico y después tratado y teñido con esencias naturales. Y bueno, te ponés una remera inspirada en California en los años ‘70 y con algodón orgánico, es consciente de la ecología y son pocas cantidades de prendas y tienen un consumo finito. esto quiere decir que la marca hace 100 remeras, se venden y nunca más entra ni la tela, ni el color, ni el modelo, nada. Y siempre está esa ligazón hacia lo que es ecológico reciclable, reutilizable, la moda circular.

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