“Araña Corona”: un simpático cuento para que los más chicos entiendan qué es el COVID-19

Un psiquiatra lo escribió para poder explicarle a su hijo por qué ya no podía salir a la calle por la cuarentena obligatoria, ir al jardín o a la casa de sus abuelos. Infobae entrevistó al profesional y, a continuación, se transcribe el cuento de la “Araña Corona” con sus ilustraciones al final de esta nota

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Un cuento para que los más pequeños comprendan de qué se trata el coronavirus (Shutterstock)
Un cuento para que los más pequeños comprendan de qué se trata el coronavirus (Shutterstock)

Desde que se instauró la cuarentena obligatoria en nuestro país, la rutina diaria de niños y adultos cambió por completo. Sin embargo, explicarles a los más pequeños de la familia por qué no pueden salir a la calle, ir al jardín de infantes, ver a sus abuelos, a sus amigos y, ni siquiera, ir a jugar al parque, no es una tarea sencilla para sus padres. Y es que, para los niños tampoco es sencillo comprender qué cambió de un día para el otro. Escuchan frases sueltas como “virus” o “no salgan”. Padres nerviosos, hablando por teléfono, o los abuelos en los celulares, donde hace unos días reinaban solo Peppa Pig o los Paw Patrol.

Claro, sus padres no les pueden contar que el coronavirus es el SARS-COV-2, un virus envuelto que posee un genoma ARN, que se obtuvo en Wuhan, a fines del 2019, y que puede secuestrar la maquinaria de una célula humana y obligarla a copiar y ejecutar sus instrucciones. Así sólo puede explicárselo a un adulto una una biotecnóloga, como Florencia Fernández.

Entonces, y ante las insistentes preguntas de su pequeño hijo Lautaro -que en julio cumplirá tres años- el psiquiatra Maximiliano Nápoli (MN 132.088 y MP 232.048) buscó una manera más simple de explicarle lo que está pasando y lo compartió en sus redes sociales, para que todos los niños puedan comprender por qué es necesario que no vayan por un tiempo al jardín, a la plaza y a la casa de sus abuelos, y para llevarles tranquilidad, ya que ven a sus padres permanentemente con ellos en la casa, pero tan nerviosos, como cansados y preocupados.

Los más chiquitos y sus dudas frente a los cambios de rutinas por el coronavirus (Shutterstock)
Los más chiquitos y sus dudas frente a los cambios de rutinas por el coronavirus (Shutterstock)

Aquí, el cuento Araña Corona, que el psiquiatra Maximiliano Nápoli compartió en sus redes sociales:

"Había una vez una araña, chiquita, muy chiquita, que se llamaba Virus, pero todos le decían Corona. Esta pequeña araña daba unas terribles cosquillas tantas, pero tantas que llegaban a ser molestas... Nuestra amiga Corona estaba en china y, como era muy curiosa, comenzó a viajar de un continente a otro. Primero a Asia. Luego a Europa. Le gustaba tanto la pizza y el jamón, que se quedó más tiempo en Italia y España. Después, fue a América, luego a Disney. Hasta que llegó a la Argentina, ¡a nuestro barrio! ¡y no la pueden encontrar!

Les empezó a dar a cosquillas a todos, a los grandes, a los chicos y a los abuelos también... A los abuelos es a los que más cosquillas les hace, por eso no pueden salir. Los médicos y los gendarmes, junto con la policía, están buscando a esta pequeña araña que no podemos encontrar.

Es por eso que cerraron el jardín, la plaza y el trabajo de papá y mamá, porque ahí es donde más le gusta a nuestra pequeña amiga quedarse. ¡Pero tranquilos!

En uno de estos días la vamos a encontrar y todo va a volver a la normalidad. Entonces, todos vamos a aplaudir y gritar: ¡Piedra libre para Corona!"

El psiquiatra Maximiliano Nápoli en una entrevista con Infobae:

-¿Cómo surgió este cuento?

-No había nada explicado para los chicos, ya que toda la información que vemos en los medios es exclusivamente para adultos. Lo hice para mi hijo y está pensado para quienes -como él- van al jardín de infantes. Todos los padres estamos nerviosos con este tema del coronavirus y, de repente, de un día para el otro, los chicos se dan cuenta que dejaron de ver a sus abuelos... y encima les decimos que no los van a poder ver por mucho tiempo. A un nene de 2, 3 ó 4 años no le podés explicar qué es un virus.

La historia de este cuento surgió de casualidad este verano con mi hijo. Estábamos jugando a buscar una araña con una linterna y se me ocurrió decirle que esa araña se llamaba Virus pero que todos le decían Corona. Esa araña se fue de viaje por muchos países, y empezó a hacerle cosquillas a las personas con las que se iba cruzando.

Para muchos chicos, haber empezado el jardín y habérselo cortado al poco tiempo fue muy difícil, porque tenían muchas expectativas puestas en encontrarse con sus amigos y hasta en la ropa que iban a ponerse. Y, los nenes que no van al jardín, pedían -por ejemplo- ir a la plaza. De repente, se cortó todo. Y los chicos, ahora, son los que menos salen.

Incluso, al principio de todo esto, me pasó de llevarlo a un supermercado y que no lo dejaran entrar. Estaba solo con mi hijo y me decían que él no podía pasar. Los nenes más chicos perciben todo y también este tipo de situaciones. Ven que los padres ya no van a sus trabajos y que se quedan todo el día en la casa: los ven muy nerviosos y empiezan a ver a sus abuelos sólo a través del teléfono.

Muchos nenes se quejaban por no poder ver a sus abuelos y no querían verlos en el celular: querían ir a sus casas o que ellos fueron a verlos, comos siempre. Tuvieron una semana o dos de jardín de infantes, y eso también se les cortó. Entonces, busqué la manera de explicarle a mi hijo qué es lo que está pasando. Como el cuento le gustó mucho, lo quise compartir en mis redes sociales, por si podía ayudar a otros padres.

La importancia de hablar del tema con los más pequeños de la familia (Shutterstock)
La importancia de hablar del tema con los más pequeños de la familia (Shutterstock)

-¿Cómo se logra transmitirles tranquilidad a los más chicos, a pesar de los barbijos, del alcohol en gel que pasó a ser imprescindible en sus manitos, dejar las zapatillas en la puerta, ver más policía en la calle, si es que pueden mirar desde un balcón o una ventana?

-Hay que hablar con ellos del modo más realista posible para que, por ejemplo, aprovechen este nuevo hábito de lavarse muy bien y permanentemente las manos. Les va a quedar esta sana costumbre. Lo de dejar las zapatillas en la puerta de casa también lo viví con mi hijo. La primera vez que le dijimos que lo hiciera, se puso a llorar porque no comprendía el porqué. Al principio, son situaciones difíciles para que ellos entiendan, pero con el tiempo empiezan a ver que los padres están un poco más relajados y el nene empieza adoptar las rutinas y a imitar lo que hacen los adultos: como lo de los zapatos afuera, lo del lavado de manos frecuente, etc.

El tema va a ser más adelante, por ejemplo, con los chicos más grandes que hacen deporte. Va a haber que explicarles que van a tener que evitar cualquier tipo de acercamiento pero va a ser muy difícil. En los niños más pequeños el problema del contacto también es difícil, porque ¿cómo hacés para que no se lleven nada a la boca en el jardín? Tiene que haber muchísimo cuidado con las desinfecciones de las aulas, el uso de alcohol en los chicos y mucha medida estricta cuando un nene tenga cualquier síntoma y se deba quedar en su casa para evitar un posible contagio a los demás.

-¿Cómo es ahora la rutina de los adultos, que deben convivir las 24 horas con los chicos, además de trabajar desde sus casas y hacer las tareas domésticas?

-El tema es la poca paciencia que se les empieza a tener a los chicos y los problemas de convivencia que surgen. Los nenes más grandes entienden un poco más la situación. Sabemos que no es lo ideal, pero en el contexto actual, las pantallas son de gran ayuda para que se entretengan y que los padres tengan tiempo de ponerse a trabajar o a hacer las tareas de la casa. La productividad del empleado de una empresa, que está trabajando desde su casa con sus hijos permanentemente a su alrededor, baja muchísimo. Entonces, la convivencia empieza a complicarse cuando los adultos están acostumbrados a salir de casa a las 7 y volver a las 20.

Hoy están todo el día juntos y empiezan a aparecer muchos roces. Pero ojo, porque lo bueno es que quizás ahora se empiecen a conocer entre ellos: quizás había familias que no se veían en todo el día y a la anoche apenas compartían sólo la cena antes de irse a dormir.

Los nenes más chiquitos son los que peor la están pasando porque no entienden qué sucede y, con el correr de las semanas, lo que empezó como una especie de vacaciones en casa, los cansa porque se dan cuenta que no pueden salir para nada, ni ver a sus amigos, a sus abuelos, a su niñera... La ansiedad y el insomnio empiezan a crecer, porque todos los miembros de la familia empiezan a dormir mal. Eso, debido a los cambios de horario. Al no tener una rutina, se levantan a las doce del mediodía, almuerzan a las 16, cenan a la 1 y se duermen a las 4. Hay que tener presente que esto se va a acabar porque sino después, ¿cómo se hace para que un chico de 10 años vuelva a la rutina de levantarse a las 6 y acostarse a las 22?

-¿Puede haber más permisividad ahora con el uso de pantallas?

-No hay que dejarlos todo el día frente a las pantallas, con los juegos o el celular, pero tampoco hoy uno puede ponerse muy estricto y empezar con prohibírselas porque se hace imposible. Hay que ser un poco realista y un poco lógico, porque justo ahora no se puede pretender que todo sea perfecto. Hay que ser un poco más flexibles con ciertos temas. Pero no dejarlos estar conectados las mismas 8 horas que estamos trabajando los adultos desde casa.

-¿Cómo se manejan los berrinches de cuando quieren salir a la calle a toda costa?

-Los nenes perciben mucho y hay que explicarles bien lo que sucede. A un nene más chico le podés contar el cuento de la araña pero, a uno más grande, hay que mostrarle la realidad: no contando con él los muertos de la televisión, sino explicándole que se trata de una situación transitoria y que hoy tienen que comunicarse de otra manera con sus amigos y abuelos. Antes demonizábamos a las pantallas, pero hoy vemos que te mantienen conectado. Necesitamos el contacto con el otro.

El nene más chico hace berrinches, mientras que el más grande se empieza a aburrir de estar adentro. Entonces, es fundamental explicarles la realidad para que no se pongan a la defensiva, y para que entiendan que es por el bien de todos. También, que hay una ley que impide, por ejemplo, ir a las plazas, que hoy están todas con la cinta de peligro para que no haya chicos. Hablarles de los riesgos de salir... El nene más grande lo va a entender más fácil, porque ve que todos sus compañeros de colegio están en la misma situación.

Con los más chicos se pueden hacer manualidades o que cocinen con los adultos porque, por supuesto, que se van a aburrir si están dibujando todo el día.

¿Cómo manejar los berrrinches de los chicos? (Shutterstock)
¿Cómo manejar los berrrinches de los chicos? (Shutterstock)

-¿Cómo los afecta ahora la pérdida de las rutinas y, cuando vuelvan a clases, la falta de contacto físico con sus amigos?

En momentos como éste, no se les puede pedir una rutina estricta. Claro que tampoco irse al otro extremo de la total permisividad. Si a tu hijo no le sostenés la rutina, pueden aparecer cuadros de ansiedad y de insomnio, es decir, un trastorno del sueño porque el chico empieza a dormir al revés, ya que rota su horario. Y después, va a ser difícil que vuelva a su horario normal. Eso mismo pasa con las comidas, no hay que perder tampoco el orden alimentario.

El contacto tan estrecho, de saludarnos con la mano o darnos un beso, va a ir desapareciendo. De todos modos, ese contacto los chicos más pequeños no lo tienen instaurado, porque naturalmente no se abrazan ni se dan besos con los amigos. Un adulto los lleva a ser más cariñosos de ese modo, pero no nacemos sabiendo que el amor se demuestra con un beso o un abrazo. Va a haber que explicarles que pueden jugar y querer al otro, sin necesidad de abrazarlo.

Lo mismo con los abuelos, claro que a ellos los van a poder volver a abrazar y a besar, pero cuando estemos seguros de que no hay riesgos de contagio ni para el chico, ni para el adulto mayor.

El cuento “Araña Corona” en placas ilustradas:

La secuencia del cuento "Araña Corona", del psiquiatra Maximiliano Nápoli
La secuencia del cuento "Araña Corona", del psiquiatra Maximiliano Nápoli
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