Argentina es referente y pionera en la región en investigación biotecnológica. En los últimos años, este campo ha tenido un enorme desarrollo permitiendo que la ciencia aplicada tenga un mayor impacto en la vida de las personas con avances y descubrimientos en el diagnóstico de
enfermedades, mejoras en los alimentos y en las terapias médicas disponibles.
Cada uno de estos avances amplía el universo de trabajo de la comunidad científica y contribuye a sentar nuevos paradigmas: un contexto en el que la innovación y la creatividad juegan un rol primordial.
Muchas investigadoras están aprovechando esta nueva tendencia para desarrollar proyectos que rompen con tres mitos muy comunes: la idea de que la ciencia solo puede hacerse desde la mesada del laboratorio de una institución pública.
Graciela Ciccia, directora de Innovación y Desarrollo de Grupo Insud y directora de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB) asegura que "en el mundo científico-tecnológico y biotecnológico, todavía cuesta un poco romper el paradigma de la educación clásica, de lanzarse a emprender, y eso le cuesta tanto al hombre como a la mujer".
Ciccia es doctora en Farmacia y Bioquímica y especialista en vinculación científica. Ella explica que hoy la tendencia indica que poco a poco las mujeres irán asumiendo un mayor liderazgo, principalmente por dos razones: una netamente demográfica -hay más mujeres que hombres- y sobre todo, porque esto se acentúa en las ciencias duras, en donde hay muchas más mujeres.
Este año en BioArgentina, el evento de biotecnología que organiza la Cámara Argentina de Biotecnología, de las once startups que se presentaron, hubo cinco con mujeres protagonistas como líderes
El avance se ve, pero la experta explica que compatibilizar la actividad científica con la vida familiar sigue siendo un problema. "Sin embargo, hay muchas cosas que se pueden hacer para paliar esta situación, -aclara Graciela- por ejemplo, cuando el Instituto Weizmann de Ciencias de Israel vio que no había mujeres en las conducciones, decidió que cuando una mujer se va a hacer un post doctoral afuera del país, para que la acompañe el marido, lo becan también a él. Y eso es claramente un indicador de apoyo a la mujer".
Mujeres científicas
Dentro de este contexto, el espíritu emprendedor es la clave, e investigar dentro de un laboratorio ya no es la única manera de darle impulso a proyectos, tanto propios como ajenos.
María Renner es bióloga egresada de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA y miembro de Grid Exponential, una aceleradora que construye empresas de origen científico con foco en biotecnología.
La bióloga señala que "en el mundo universitario del que provengo, la proporción de mujeres investigadoras es alta y no es así sólo en Argentina, sino en muchos países". No obstante, aclara que esa correlación no es tal a la hora de lanzarse a emprender en ciencia o de liderar un proyecto de investigación científica: "pero eso está en pleno proceso de cambio", asegura.
María insiste en que todavía quedan algunas imposiciones de la sociedad y por la cultura, por eso es importante que "las mujeres rompan esas barreras que a veces hacen que no se lancen a emprender o liderar proyectos. Es clave confiar y animarse".
Carla Giménez es una de esas mujeres científicas que se animó a romper con el paradigma de la ciencia básica y ahora lidera Epigénitas, una compañía que utiliza la herramienta molecular llamada CRISPR, que permite "editar" o "corregir" el genoma de cualquier célula.
El objetivo de esta joven firma es desarrollar kits específicos para la detección y tratamiento de enfermedades virales como gripe aviar y estacional, Zika, dengue, cólera, hantavirus, hepatitis y chikungunya.
Estos kits pueden representar una gran ayuda para combatir las enfermedades y epidemias virales, ya que en esos caso se necesita velocidad en la detección y accesibilidad.
Carla se convirtió en emprendedora aunque no fue algo que buscó proactivamente. "Mi caso fue particular, porque yo no estaba pensando en emprender. Soy biotecnóloga y estoy terminando mi doctorado".
Al principio, los temores la asaltaron. Pero después, al abocarse al proyecto, fue perdiendo el miedo y toda su energía se focalizó en su trabajo. "Una vez dentro del 'ecosistema emprendedor' empecé a darme cuenta de que podía tener otra perspectiva. Comprendí que, si uno puede alinear intereses, la sensación es que las cosas van a salir más 'fácil' porque hay varios actores pujando hacia lo mismo, hay interacción con gente que tiene otras miradas, gente que ya hizo otros emprendimientos".
Conectarse con una realidad distinta a la habitual, para ella y para la gente con la que trabaja en su startup, fue clave y a la vez, liberador: "Con el riesgo que conlleva liderar, me siento más motivada a emprender. Eso es un catalizador para que las investigaciones finalmente lleguen a la sociedad, y eso fue lo que me atrajo e impulsó".
Y concluyó que "el aumento de las startups lideradas y/o compuestas por mujeres está visibilizando también aún más el rol destacado de las mujeres en la ciencia y la investigación en el país".
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