Uno de los temibles 12 apóstoles del motín de Sierra Chica fue víctima de un delincuente informático

Ariel “El Gitano” Acuña, que tuvo un rol activo en la masacre de la cárcel en la Semana Santa de 1996, denunció que le hackearon su canal de Youtube y le piden rescate para recuperarlo

Compartir
Compartir articulo
Ariel "El Gitano" Acuña, uno de los 12 Apóstoles del Motín de Sierra Chica
Ariel "El Gitano" Acuña, uno de los 12 Apóstoles del Motín de Sierra Chica

La primera vez que asaltaron al temible delincuente Ariel “El Gitano” Acuña iba con su esposa y su pequeño hijo. Un ladrón le apoyó un pedazo de caño (eso Acuña lo sabría después), amenazó con disparar y le arrancó las cadenitas a los tres, que unidas formaban un corazón.

-¿Sabés quién soy? -le preguntó a su “colega” Acuña, uno de Los 12 apóstoles del motín la cárcel de Sierra Chica. En la Semana Santa de 1996, esa banda mató a ocho presos.

El asaltante ni se imaginó que “El Gitano” había sido, además de ladrón de blindados y de bancos, uno de los protagonistas de la revuelta que comenzó el 30 de marzo -después de una fuga fallida- y culminó el 7 de abril de 1996. Y mucho menos que con un grupo de compañeros tomó 17 rehenes, entre ellos a la jueza María Mercedes Malere.

-No te agarro ahora porque estoy con mi mujer y mi nene, pero ojalá nunca te encuentre.

Las casualidades, o el destino, quisieron que Acuña volviera a ver al ladrón. Junto a unos amigos, lo desnudaron y lo hicieron correr por las calles. El hombre suplicó humillado y terminó por devolver lo que había robado.

Pero esta vez, Acuña sufrió otro tipo de robo. No fue asaltado cara a cara. Un delincuente cibernético le hackeó su cuenta de Youtube, que tenía casi 50 mil seguidores y más de 250 videos, y le pidió rescate a cambio de devolvérsela. Los tiempos cambian: ya no es una cuestión de fuerza, armas, peleas o facazos. Un pistolero pesado puede ser víctima de un ladrón que delinque sin salir de su casa, sin dejar rastros y sin que se le vea la cara.

-Me hundió. Tenía auspiciantes que ahora perdí. Y mi canal de Youtube me permitía ganar dólares.

En su canal de Youtube preparando empanadas. En el motín las hicieron para los rehenes, pero de carne humana
En su canal de Youtube preparando empanadas. En el motín las hicieron para los rehenes, pero de carne humana

Acuña, de 50 años, grababa videos en los que contaba sus experiencias carcelarias y una vez por semana, por lo general los domingos, respondía preguntas en vivo y hacía entrevistas a ladrones, jueces, fiscales, abogados.

De hecho, Acuña viajó con Infobae en la ultima Semana Santa, al cumplirse 25 años de la masacre carcelaria. En Olavarría grabó videos para su canal de Youtube frente a la prisión y recordó:

“Fue todo muy oscuro. Elegíamos las nalgas para cortar y hacer la comida. La droga nos la daban los guardias. Había mucho odio porque nos hicieron la vida imposible. Nos maltrataban y no nos daban de comer, una vez tuve que morfar un jabón. Al fútbol jugamos, aunque la cabeza pesa mucho. Se jugó con un par de cabezas. Una era la de un tipo miserable, que era muy sucio jugando a la pelota y además de violar a los chicos era buchón de la cana”.

Un guardiacárcel tomado de rehén en Sierra Chica
Un guardiacárcel tomado de rehén en Sierra Chica

-¿Tiene sospechas de quién lo pudo haber hackeado?

-No. Un cobarde. Estos días que me quedé sin mi canal, sin contacto con la gente que me sigue, sin las redes, salvando las distancias me sentí como privado de mi libertad, cuando dejás de ver a tu familia.

-¿Hizo la denuncia?

-No. Sería insólito que la hiciera. Pero antes decían ladrón que le roba a otro ladrón tiene cien años de perdón. Yo creo que un ladrón que le roba a otro ladrón no tiene cien años de perdón. A mí me cortaron mi fuente de ingresos. Ando tirado. A mí me costó crear el canal de Yotube. Y perdí todo ese material y los suscriptores. Ahora busco laburo, en una época llegué a ser trapito.

En su canal, que ahora se llama El Gitano (https://www.youtube.com/watch?v=E0KZgock1rI), Acuña dice que no hace apología del delito. Si bien cuenta anécdotas tumberas, habla de lo valioso que es su libertad, de su vida en Mar del Plata y, según él, trata de orientar a los jóvenes para que no terminen como él, que pasó 28 años en prisión.

El Gitano Acuña cuenta en su canal de Youtube cómo mataron a Agapito Lencina, un delincuente rival

“Fui un estúpido y perdí una vida. No voy a llorar por los rincones, pero es la verdad. Les pido a los jóvenes que estudien y trabajen. El apoyo más grande es de nuestra familia”, dice. . A la gente mayor le pido que no afloje en estos duros momentos. Cuiden a los suyos. Nuestros parientes sufrieron por nosotros. Piensen en eso. Yo quiero demostrar que cambié. Hoy veo un video de un pibe en la cárcel jugando con dos facas y me preocupa eso. No es la salida meterse un fierro en la cintura para salir a chorear”, dice Acuña en uno de los videos.

Muchas de sus presentaciones comienzan con el Gitano con una sonrisa, siempre con distinto look y con la frase: “Hola gente bonita, vengo con una historia, no les vengo a arruinar la tarde. Con lo que voy a contar se van a chupar los dedos, a ver si entienden el mensaje. Yo pagué y fui pesado. A la faca nunca le encontré el gatillo. A vos que estás preso, portate bien. ¿Te gusta la calle o te tumberizaste? Yo soy antitumba”.

-¿Va a pagar rescate para recuperar la cuenta? ¿Cuánto le piden?

-No tengo un mango. Y piden 500 mil pesos. Desde un mail. Perdí meses de laburo, videos, viajes, plata, entrevistas, mensajes de los seguidores, auspiciantes. Ahora tengo 700 suscriptores. Llegué a tener 50 mil. Estos días mucha gente me ofreció un plato de comida. Porque estoy tirado. Yo prefiero pedir antes que volver a robar. A la libertad y a mi familia no la cambio por la cárcel. Pensar que he llegado a fugarme vestido de mujer y hasta me balearon los policias en la pierna. Ya no quiero peligro. Quiero trabajar y comer. ¿Te puedo hacer una pregunta?

-Si, claro.

-Hoy no tengo para morfar. ¿Me podés mandar algo para comer? Te lo agradecería. Te repito, prefiero mendigar antes que salir de caño. Eso nunca más.

SEGUIR LEYENDO: