Un custodio de un cura amenazado por denunciar narcos mató a un joven de 13 años en un intento de robo

El cura, angustiado, dijo que “si pudiera cambiar mi vida por la de este chico, juro que la cambiaría”

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Mariano Oberlín, el cura amenazado
Mariano Oberlín, el cura amenazado

El custodio de un sacerdote amenazado reiteradamente por denunciar a narcos mató de un balazo en la cabeza a un adolescente de 13 años que en las últimas horas habría intentado asaltar al religioso en la ciudad de Córdoba, se informó hoy.

El cura, angustiado, dijo que "si pudiera cambiar mi vida por la de este chico, juro que la cambiaría".

Familiares del chico, sin embargo, contradijeron esa versión y aseguraron que se trató de un caso de "gatillo fácil".

Fuentes policiales informaron que el menor, llamado Lucas Leonel, murió en la tarde de ayer, alrededor de las 18.30, aparentemente cuando intentó robarle al cura Mariano Oberlín, de 41 años, mientras arreglaba el jardín de la parroquia ubicada en la calle Beruti al 6800, en el barrio Müller.

El custodio involucrado en el hecho es Armando Martín Murúa, de 45 años, sargento ayudante de la Policía de Córdoba.

Familiares del adolescente aseguraron que fue herido de un balazo en la cabeza al pasar por el lugar cuando iba a jugar al fútbol en una canchita cercana. La víctima, que en pocos días iba a cumplir 14 años, vivía con sus padres y cinco hermanos en una casa de barrio Los Tinglados.

Según las fuentes policiales, dos adolescentes quisieron robarle a Oberlín el celular, una cadena y la motoguadaña con la que cortaba el pasto.

Uno de los chicos cayó muerto a unos cien metros tras ser baleado y se le secuestró un revólver calibre .32.

Oberlín trabaja para alejar a los chicos de las drogas y este año denunció públicamente la proliferación del paco y el avance del narcotráfico en esa zona.

Investiga lo ocurrido la Fiscalía del Distrito 2, que lleva adelante una causa por "homicidio".

El cura escribió en su cuenta de Facebook que "lo que pasó ayer destrozó la vida de un chico, de una familia, de un barrio, de una parte sufriente de la sociedad, y no puedo dejar de llorar por eso. Pero también destrozó la vida de Martín, la de muchos de los que colaboran en nuestros espacios, quizás la del proyecto mismo, y destrozó también mi vida".

"Si pudiera cambiar mi vida por la de este chico, juro que la cambiaría. Pero aunque yo muera, él no va a revivir. Hoy siento que nada tiene sentido. Ni las luchas de tantos años, ni las convicciones, ni las palabras tantas veces dichas, ni el trabajo infatigable por intentar cambiar al menos una puntita de un sistema que está podrido desde la raíz", dijo consternado y compungido el sacerdote.

También confirmó que recibía amenazas: "Hace un tiempo venía recibiendo amedrentamientos. Unos seis meses atrás estábamos con gente de la provincia viendo un terreno frente a los colegios de Campo de la Ribera, en donde pretendíamos evaluar la posibilidad de hacer un emprendimiento de reciclado de escombros y de ramas, y dos chicos que salían del colegio gritaron: 'Hay cinco mil pesos para el que lo mate al cura'".

"Dos policías en moto que estaban ahí en ese momento se acercaron para decirme que me cuidara, y sospecho que deben haber dado aviso para que me pongan protección. A partir de ahí me insistieron algunas veces en que aceptara tener una custodia", concluyó.