Fue a una clínica a visitar a su hija internada por coronavirus, tenía los síntomas y se escapó: está vigilada en su casa

La mujer alegó que los médicos demoraron en brindarle los resultados del estudio y que por eso abandonó el sanatorio

Compartir
Compartir articulo
Clínica San Camilo, en el barrio porteño de Caballito
Clínica San Camilo, en el barrio porteño de Caballito

Cada día desde que se instauró la cuarentena obligatoria para intentar mitigar los efectos de la pandemia de coronavirus, ciudadanos porteños son detenidos al violar las restricciones a la circulación. Hay centenares de casos que son relevados por las fuerzas de seguridad y que durante dos semanas se fueron acumulando en el juzgado federal 9 a cargo de Luis Rodríguez.

Desde los que pasean perros a más de 100 metros de sus casas a fumadores que encienden un cigarrillo en la puerta del edificio pasando por el caso del pasajero de Buquebús, o el del ex diputado nacional tucumano que no guardó la cuarentena luego de volver de viaje. Las violaciones a la cuarentena se transforman en causas penales que pueden tener graves consecuencias para quienes las cometan.

Mediante dos decretos de necesidad y urgencia (DNU), el presidente Alberto Fernández determinó que quienes violen el aislamiento serán denunciados por la comisión de los delitos previstos en los artículos 205 y 239 del Código Penal. El último establece que “será reprimido con prisión de quince días a un año, el que resistiere o desobedeciere a un funcionario público en el ejercicio legítimo de sus funciones o a la persona que le prestare asistencia a requerimiento de aquél o en virtud de una obligación legal".

La otra figura legal está dentro del Capítulo IV del Título VII del Código Penal que tipifica los delitos contra la salud pública. Así el artículo 205 dice que “será reprimido con prisión de seis meses a dos años, el que violare las medidas adoptadas por las autoridades competentes, para impedir la introducción o propagación de una epidemia".

Una de las cientos de causas penales que se abrieron desde la vigencia de la obligatoriedad de la cuarentena tiene a una mujer de 47 años como imputada. La mujer vive en el barrio de Caballito y el sábado por la tarde fue a visitar a su hija de 22 años hasta la Clínica San Camilo, situada en la esquina de Ángel Gallardo y Olaya, a cuadras del Parque Centenario y cerca del Cid Campeador.

La hija es una paciente que tiene coronavirus y está internada en esa clínica. Los médicos de la San Camilo notaron que la madre de la infectada tenía síntomas compatibles con la portación del coronavirus, por lo tanto le hicieron estudios y le pidieron que esperara los resultados. Además, se comunicaron con la obra social a la que está afiliada para que una ambulancia la trasladara a otro sanatorio en caso de ser necesario. El tener contacto estrecho con un infectado implica la cuarentena obligatoria si se descarta la internación.

Pero la mujer no esperó los resultados y abandonó la clínica. Eso alertó a los médicos que llamaron a la Policía de la Ciudad. El área de Emergencias Policiales envió hasta la clínica al encargado del móvil sanitario de la Comisaría Vecinal 15B que tiene bajo su jurisdicción la Comuna 15 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El juez federal Luis Rodriguez
El juez federal Luis Rodriguez

Cuando los policías la contactaron vía su teléfono celular, que estaba en la clínica para informarle sobre el estado de salud de su hija, contestó que “los médicos tardaban mucho en informarle el resultado de los estudios” y les dijo que se sentía mejor y que se iba a quedar en su casa. A raíz de esa situación el juez Rodríguez le impuso lo que se llama por estos días de pandemia una “consigna rotativa”.

Es decir que a raíz de la pandemia se implantó un sistema de vigilancia no fijo. “No alcanzarían los agentes de las fuerzas de seguridad para vigilar a todos los que deben permanecer en aislamiento para no propagar el virus. Sería imposible poner una vigilancia por ejemplo, a todos los que volvieron del exterior y deben aislarse”, explicaron fuentes judiciales a Infobae.

La vigilancia móvil implica que el patrullero de la zona pasa aleatoriamente por la casa de la mujer-o de los otros tantos a los que se les puso consigna rotativa- y un agente toca el timbre para comprobar que esté la persona que debe cumplir la cuarentena esté allí. También se les pide colaboración a los porteros de los edificios o a los vecinos de los están obligados a guardar cuarentena que para colaboren con la policía y comprueben cada tanto que la persona que debe guardar cuarentena lo haga.

Seguí leyendo: