Fueron tres los balcones que se derrumbaron este domingo, cerca de las 11 de la mañana, en un edificio llamado “Gufi Yiyo”, ubicado en la calle Costanera, entre Buenos Aires y 301, en Villa Gesell. Un día después, a la misma hora en la que ocurrió el incidente, el cuerpo de Bomberos junto a arquitectos locales forzaron la caída de una losa que para evitar futuros accidentes.
Afortunadamente no hubo víctimas fatales ni personas heridas. Sin embargo, minutos después del accidente se vivieron momentos de zozobra cuando una integrante de la familia que ocupaba el balcón más alto llegó corriendo al lugar buscando noticias sobre su hijo.
“Lo único que había en el balcón era un tender y una sillita. Allí un muchacho -de unos 16 años- estaba escuchando música en una silla que estaba entre los escombrios. Supimos eso porque la madre llegó al rato y entró en shock”, indicó Hugo Piriz, jefe de Bomberos y Defensa Civil de Villa Gesell, a Infobae.
Según pudo reconstruir Infobae, la mujer salió a realizar unas compras y la última imagen que tuvo de su hijo fue en el balcón. Cuando regresó, creyó que el joven había caído con el derrumbe y lo buscaba entre los escombros. Sin embargo, a los pocos minutos le confirmaron que su hijo había ingresado al departamento antes del desmoronamiento.
El resto de los turistas que permanecían en el edificio fueron evacuados, aunque en las próximas horas les permitirán regresar a sus departamentos. Miguel, encargado de la construcción lindera, administra parte de los alquileres del edificio en cuestión y le confirmó a Infobae que le prohibirá a los que están y a los futuros veraneantes que utilicen los balcones hasta que la Administración no resuelva qué hacer.
Roxana, administradora del edificio, ratificó la información que otorgó Miguel: en el lugar se hicieron trabajos de mantenimiento y pintura durante 2019. Para el encargado, la salitre del mar influyó en el desgaste de la estructura, aunque especificó que, por lo observado entre los escombros, el problema que ocasionó el derrumbe fue la forma en que fueron construidos los balcones de un edificio que tiene alrededor de 45 años.
Mientras Miguel dialogaba con Infobae, dos mujeres se acercaron para hacerle una consulta: “Mi papá alquiló desde el 17 hasta el 25 de enero. Quiere saber si el edificio está seguro. Está preocupado”. El encargado respondió que la construcción no tenía peligro de derrumbe, aunque los balcones no iban a poder ser utilizados.
“El edificio no tiene ninguna denuncia por parte de los vecinos o propietarios. Sabemos que se hicieron trabajos de pintura. También es mentira que los balcones no tenían hierros. Si uno se acerca los ve. El problema es que quizá estaban mal colocados o no eran los hierros adecuados”, agregó Piriz.
“Se escuchó un estruendo terrible y lo primero que pensé fue en un choque de autos. Pero es una calle de tierra, en donde se suele circular despacio, entonces era raro. Cuando vi los balcones en el suelo quedé impactado. Realmente inmóvil. Y la realidad es que al no caerse la última losa tenía miedo de acercarme para ver si había algún herido. Por suerte no pasó nada”, sostuvo Jorge Martino, quien llegó desde Buenos Aires y vacaciona en el lugar junto a su mujer e hijos.
La investigación quedó en manos del fiscal de turno Juan Pablo Calderón, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Descentralizada 4 de Pinamar. Calderón esperará los informes técnicos de bomberos voluntarios y de la policía científica para determinar lo que pasó. Funcionarios del municipio permanecían reunidos para determinar si hubo o no responsabilidad de la empresa constructora.
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