Iván de Pineda: "Creo un hogar en cada hotel que paro aunque sea por un día"

Es uno de los conductores más queridos de la televisión. Le quedan pocos rincones del mundo sin conocer, pero Buenos Aires siempre está entre sus lugares preferidos. En esta charla con Infobae habla de sus TOC, de los desafíos profesionales y de la posibilidad de ser padre

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–¿Estás contento con Pasapalabra?

–Sí, muy contento, es un programa que vi mientras viajaba y lo jugaba desde el hotel en el que estaba. Es una actividad muy lúdica en la cual se premia no sólo el conocimiento sobre palabras sino también la velocidad mental.

–¿Cómo te organizás entre el programa, los viajes y tu vida?

–Soy de los que piensan que siempre hay espacio y lugar para todo si uno quiere hacerlo. Lógicamente compaginar la tarea del estudio en Buenos Aires con la cuestión de andar dando vueltas por el mundo a veces requiere ponerle un poquito más de atención. Los equipos de las dos producciones son tan buena onda que dejo grabado durante las dos semanas que me voy y nunca hay problemas.

–¿Está tan bueno viajar con Resto del mundo como sentimos los que te envidiamos o no?

–Tener la oportunidad de viajar por todo el mundo, aprender, interactuar con gente muy diferente que está en las antípodas de todo lo que soy en términos religiosos, educativos, sociales, de costumbres, gastronómicos, culturales y sociológicos es maravilloso. Ahí me doy cuenta que para las cosas más simples de la vida todos queremos lo mismo. Pero hay una gran diferencia entre viajar y trabajar. Hay que volver a Buenos Aires siempre con el material que necesitamos, que cada una de las notas haya estado buena, que sumen. A veces es una presión.

–¿Viajás con un equipo grande?

–Somos cuatro personas.

–Eso no parece un séquito, ¿te puedo encontrar planchando las camisas?

–Muchas veces sí, me toca. Y tengo que decir que me doy bastante maña para planchar camisas, eh (risas).

–¿En ningún momento es cansador? En el viaje a Ezeiza, ¿nunca decís "Ufa, otra vez"?

–Sí, claro. No puedo decir que siempre es como irse de campamento ni que estoy siempre contento.

Los que laburan hace muchísimos años en Migraciones me conocen desde que tenía 17

–Me imagino que los de migraciones ya te conocen de memoria.

–Sí, algunos sí, otros no. Algunos se sorprenden, pero están los que laburan hace muchísimos años, que me conocen desde que tengo 17. Eso es tremendo.

–¿Qué tiene Buenos Aires que otras ciudades le puedan envidiar?

–Buenos Aires es una ciudad increíble, a la que pongo en el top. Siempre va a haber dos ciudades: Madrid, que es la que me vio nacer y por la que siento algo muy especial, y Buenos Aires, donde vivo y quiero vivir, donde tengo la gran mayoría de mis afectos, en la cual me desarrollo como persona. Siempre tuve una suerte de fascinación por Buenos Aires. Me gusta mucho caminar, y esta ciudad tiene unos rincones maravillosos, una escuadra urbana muy buena para recorrerla. A ver, Buenos Aires tiene arquitectura, gastronomía, oferta cultural, un montón de cosas que la hacen única. Para mí, siempre fue una de las grandes urbes, de las grandes metrópolis que hay en el mundo.

–Saliendo de los programas, ¿cómo te definís a vos mismo?

–Simple para todo. Soy extremadamente simple.

–¿Qué cosas te dan placer?

–Las pequeñas cosas y los pequeños momentos, sin lugar a dudas. Disfruto mucho cuando tengo el tiempo para estar con la gente que quiero. Durante muchísimos años, lógicamente, era difícil: vivía en otros países y venía poco, y a veces no veía a la gente que quería por larguísimo tiempo. Y como soy una persona extremadamente social, lo más importante siempre son los vínculos humanos. Eso es lo primordial.

–Pregunta obligada, ya casi van a ser dos décadas de noviazgo, de pareja.

–Sí, uy, qué feo suena si lo ponés de esa manera…

–¿18 años?

–Sí, exactamente.

–¿Va a haber casamiento en algún momento?

–Por ahora…

–¿El problema lo tenemos nosotros que nos cuesta tanto entenderlo?

–Muchas cosas que suceden en esta vida son producto de la mirada que la gran mayoría de la gente le pone. Cada uno tiene que tratar de ir adaptándose a lo que le toca. Somos esclavos de nuestro tiempo y espacio. Y a todos nos toca vivir y relacionarnos de maneras diferentes. Hay que ser muy sincero con esas cosas, muy abierto, y no tener miedo a armar las cosas de alguna manera, más allá de lo que pueda ver la gente que lo rodea a uno.

–¿La extrañás en los viajes?

–Sí, por supuesto. Es increíble, pero también hay una especie de acostumbramiento. Hay que entender que cuando nos pusimos de novios yo no vivía en Buenos Aires. Éramos bastante chicos y allí te hacés fuerte en algunas cosas.

–¿Te imaginás papá?

–Sí, por supuesto. No sé si ahora, no sé si este es el momento indicado. Pero sí, en algún momento no estaría mal.

–¿Por dónde pasan los desafíos hoy?

–Mis desafíos me los planteo todos los días con las pequeñas cosas. Es seguir trabajando para ser un buen profesional, no sólo de cara a la cámara sino detrás de la cámara, con la gente que laburo. Desde ahí empezás a generar. Creo mucho en el feedback, en las relaciones humanas y en la retroalimentación constante con la gente con la cual me toca laburar.

–¿Qué preferís que piensen de vos, que sos un gran profesional o un gran tipo?

–Primero, un gran tipo. Gran profesional te vas haciendo con el tiempo, porque uno va aprendiendo constantemente y siempre hay cosas que se pueden mejorar. No siempre estás en el mejor de tus días.

–¿Te imaginás la conducción fuera del formato entretenimientos? ¿Te puedo ver en algún momento conducir un noticiero?

–Soy una persona a la que le gusta probar, ese ir buscando es parte de lo que soy. Tantos años de viaje fueron, también, una búsqueda personal para muchísimas cosas. Entonces, ¿por qué no? Trato de no encasillarme en un mismo lugar. Quizás tengo grabadas fuertemente ciertas cosas que tienen que ver con mi vida profesional, pero todos tenemos nuestras inquietudes, nuestras curiosidades y nuestras ganas de hacer diferentes cosas que no solo pasan por lo profesional.

–¿Y a qué le decís un "no" rotundo?

–A las cosas que no están buenas, a las cosas oscuras. En criollo, a lo encarajinado y a lo complicado. A esas cosas, no.

–¿Irías a bailar a Showmatch?

–¿Sabés cuál es el problema? Luchi, mi mujer, igual que la gran mayoría de la gente que me conoce, dicen que bailo muy bien sentado (risas). Tengo un muy buen movimiento del tronco cuando estoy sentado, pero cuando me paro, olvidate. Hay una cosa muy importante: conocer los límites personales. Más allá de que uno pueda y quiera experimentar, probar, ver cómo reacciona ante ciertos estímulos o situaciones, mejor no, olvidate.

Siempre viajo con el mismo bolso, de toda la vida

–¿A qué le tenes miedo?

–No sé si le tengo miedo a algo. No me gustaría nunca dejar de ser yo mismo todo el tiempo. Lo que se ve es lo que vas a obtener. Soy muy franco y muy abierto, y nunca voy a estar atrás de un personaje ni mucho menos. Espero que cuando me toque interactuar con alguien se vea eso, que soy lo que ven los demás.

–¿Qué TOCs tiene Iván de Pineda?

–Siempre viajo con el mismo bolso, de toda la vida. No sé si es un Toc, pero me tengo que meter todas las noches en la cama recién bañado, sin importar a qué hora llegue o cómo. Y cambio las sábanas muy seguido.

–¿Qué sería muy seguido? Acá tu productora está acotando que sos bastante exagerado.

–Tampoco me pongas en este lugar de… (risas) Bueno, está bien, las cambio cada 2 días.

–¿Cómo es el placard de Iván de Pineda, ordenado o no?

–Sí, bastante ordenado. Tengo una manía: cuando llego a un lugar, desarmo el bolso, aunque me quede una noche en el hotel, y cuelgo todo perfecto. Es una manera de crear un hogar o un lugar, aunque sea por 24 horas.

–¿Qué cosas no perdonás?

–Que no me hayan sido honestos, sinceros. No me banco la hipocresía.

–¿Y qué te pone triste?

–Ver sueños no cumplidos, no realizados. Ver gente pasándola mal, no pudiendo desarrollarse como personas. Últimamente, sobre todo eso. Me parece que sería muy lindo que todo el mundo tuviese la oportunidad de desarrollarse y de cumplir sueños, por más ínfimos o pequeños que sean. Muchas veces, lo importante no es cumplir "ese" sueño o cruzar "esa" meta, sino también poder realizar "ese" camino. Nosotros nos ponemos ciertas metas en la mente para poder realizar un camino, y todos deberían tener la oportunidad de recorrerlo.

Me gustaría saber qué piensa cada uno, poder leerles la mente

–Si te dejo elegir un superpoder, ¿cuál sería?

–Por un lado, diría la omnipresencia, estar en muchos lugares que me gustaría estar. Por otro lado, como soy muy curioso, me gustaría saber qué piensa cada uno, poder leerles la mente. Por otro lado… (piensa)… es una buena pregunta.

–Querés un montón de superpoderes, ¿con uno no te alcanza?

–Quizás el superpoder más increíble que uno puede tener es la oportunidad de ser uno y dedicarse a lo que uno le gusta.

–Te vimos en la apertura de Showmatch. Te reís de vos mismo, de la dificultad para pronunciar la erre. No tenés problema con nada.

–Me parece que es muy importante mostrarse como uno es todo el tiempo. Cuando trabajaba como modelo, durante muchísimos años, no indicaba que era de una determinada manera o que tenía que seguir ciertos patrones o que me tenía que dedicar a ciertas cosas porque me desarrollaba dentro de una disciplina. Ahora que trabajo en televisión y que soy conductor de Pasapalabra, de Resto del mundo, no tengo que ser de una determinada manera. Yo soy así, inclusive con la erre. Y es algo que me sirvió: imaginate, para hablar francés me sirve. Oscar Wilde decía que, a veces, las mayores fortalezas se transforman en un determinado momento en debilidades. Y que muchas debilidades, en algún momento se trasforman en las mayores fortalezas de uno. Me parece que uno tiene que aprender a congraciarse con lo que uno es físicamente, y especialmente estar contento y utilizar y descubrir esas armas que nos dio la vida para un montón de cosas, para llevarlas de una buena manera.

–Ya es una marca personal, entiendo que si no hubieras pedido que no se llamara "El rosco" en el programa.

–Bueno imaginate (risas). Muchas veces este tipo de cosas pasan, por la hiperquinesia, la velocidad con la cual uno se mueve o piensa y eso también se transforma en ciertos gestos o maneras de hablar.

–¿Te llevas bien con vos mismo?

–Sí, soy muy objetivo. Crítico, muchas veces, es lógico. Pero sí, sabiendo que siempre puedo mejorar, puedo corregir ciertas cosas o ir madurando y seguir aprendiendo cosas. En esta corta pero larga vida al mismo tiempo hay tantas cosas maravillosas, que yo llamo mis pequeños satélites al organismo, que son muy importantes.

[Este domingo a las 20hs estarán en Pasapalabra: El Pelado López, Benito Fernández, Flor Vigna, y Mariana Antoniale]

 

Agradecimiento: Producción de vestuario Paula Balmayor